Rodrigo Yáñez es el hombre que negoció con los laboratorios para sacar adelante el exitoso programa de vacunación. En una entrevista explica los secretos de los convenios con Pfizer. Niega que la farmacéutica les haya pedido tierras o glaciares para entregar la vacuna como dijo el gobierno argentino.

Chile tiene suficientes vacunas contra el covid. Tantas, que podría incluso pensarse que pronto comenzarán a sobrarle. No es así: el país necesitará más vacunas porque está estudiando aplicar una tercera dosis a ciertos grupos. La negociación para ese refuerzo inmunológico ya comenzó con Pfizer y Sinovac, y ese ida y vuelta con la farmacéutica estadounidense discurre por el mismo camino iniciado un año atrás.

“No nos pidieron glaciares, ni nada de eso”, dijo Rodrigo Yáñez, subsecretario de Relaciones Económicas Internacionales de Chile, durante una entrevista con Infobae en la que explicó otros detalles importantes de la negociación con Pfizer y profundizó en las razones de la tercera dosis en un país que ya comenzó a vacunar gente de 30 años de edad.

Yáñez tenía 40 años cuando el presidente Sebastián Piñera lo puso al frente de las negociaciones para que a Chile llegaran vacunas que permitieran afrontar la pandemia del Covid-19. En mayo de 2020 esas vacunas eran proyectos, no tenían aún la aprobación provisional que llegaría meses después. Yáñez era el hombre a cargo de abrir nuevos mercados para un país que es casi adicto a los tratados de libre comercio, un país que sostiene desde hace cuatro décadas una misma línea económica. Nada, sin embargo, se puede comparar a negociar vacunas aún inexistentes en medio de una pandemia cuyos alcances no se conocen. Lo reconoce hoy, ya vacunado con las dos dosis de Sinovac.

– Cuando el presidente le hizo el encargo, ¿sabía comprar vacunas?

– No… Fue mi primera aproximación a algo así. No tenía ninguna experiencia en el tema. Cuando el presidente me lo dijo pensé que era super importante, pero en el fondo no sabía del todo de qué se trataba esto. Lo tomé como un encargo más sin saber en qué se iba a convertir el tema de la vacuna, porque se sabía poco. Se veía muy lejano que hubiese una vacuna, no sabíamos que íbamos a tener a los primeros vacunados en diciembre de ese mismo año.

– ¿Quién lo aconsejó, qué leyó, en qué se basó?

– Acá en Chile se negocian acuerdos de libre comercio, de servicios e inversiones todo el tiempo. Hay una habilidad de negociación importante, hace 40 años que llevamos una política de apertura comercial. Esto es también una oportunidad para nosotros de posicionar el comercios. Chile es campeón del libre comercio y podemos mostrar a la ciudadanía que logramos esto gracias a lo proactivo y activos que fuimos en el ámbito comercial. Lo principal fue estar muy informado de las publicaciones científicas, de quién es quién en los laboratorios, de buscar quien tenía la mejor llegada, activar nuestras embajadas, seguir las “vaccine trackers”. Lo importante era entender un poco las posibilidades de éxito que tenían cada vacuna. Y cuándo. Eran apuestas, tomamos decisiones con bastante incertidumbre por delante.

– ¿Lo que usted dice es que para una economía abierta, integrada al mundo es más fácil conseguir vacunas que para una economía encerrada en sí misma?

– Claro. En un país chico que tiene una demanda muy limitada y una capacidad científica determinada, para que pueda llegar la vacuna de Pfizer y la de Sinovac no podemos descartar la apertura al mundo. Es un buen complemento el reforzamiento de nuestras capacidades nacionales, pero no es lo único. Hicimos acuerdos con Corea del Sur, China, Nueva Zelanda, Australia, varios países para asegurar la cadena de abastecimiento. Y el intercambio con China fue muy importante.

– ¿Cuántas vacunas tiene aseguradas Chile hoy?

– Hoy tenemos compromisos de compra por 41,4 millones de dosis. Llegaron ya 18,3 millones. Tres millones de Pfizer, 15 millones de Sinovac y 160.000 de AstraZeneca. Para finales de junio tendremos otras 7,5 millones de dosis en Chile, y cinco millones más en julio, lo que nos pone sobre un total de treinta millones y medio de dosis en el país. Cuatro millones de esas dosis serán de Pfizer. En junio va a estar vacunado el 80 por ciento de la población objetivo y vamos a disponer en julio de vacunas para el 80 por ciento de la población.

– Pfizer, coincide la comunidad científica, es una muy buena vacuna. Y una empresa que negocia con dureza. En esa negociación, ¿qué fue lo más complejo que esa farmacéutica les pidió?

– Lo más complejo era la rigidez de los calendarios, las programaciones. Negociar eso fue el principal tema, y también la consideración de país de ingresos alto en que los laboratorios nos sitúan, lo que hace que nos quieran vender más cara la vacuna.

– ¿Pagaron finalmente como país de ingresos altos?

– No, como país de ingresos medios.

– ¿Qué otros temas complejos hubo en la negociación?

– Son cláusulas relativamente estándar. Hay cláusulas de exención de responsabilidad, pero eso no es un tema de Pfizer, todas las farmacéuticas las han pedido. Lo más complejo fue adaptar la logística en Chile para administrar la vacuna. Llegan en cajas que hay que devolver… Fue un problema central. Y estas empresas tienen distintos niveles de validación, así que los cambios eran múltiples y estas empresas tienden a tener una posición poco flexible. Nosotros queríamos un calendario lo más ambicioso posible, porque teníamos una meta de vacunar a cinco millones de personas, toda la población de riesgo, antes de que terminara marzo. Y esa meta la cumplimos con, entre otras, 1,2 millones de dosis de Pfizer que ya habían llegado hasta marzo.

– De todo lo que Pfizer les planteó, ¿a qué le dijeron que no?

– Hay una cuestión de confidencialidad del contrato, no te podría decir a qué no. Pero son negociaciones complejas, nos asesoramos por una oficina de abogados norteamericana, Skadden. Y hasta ahí podría llegar…

– ¿Les han pedido glaciares?

– No, no nos han pedido glaciares. No nos han pedido prendar glaciares.

– ¿Bienes soberanos?

– Tampoco.

– ¿Propiedades en el extranjero?

– No, nada en particular.

– ¿La Isla de Pascua?

– No, la Isla de Pascua tampoco…

– ¿En qué cedió Chile entonces?

– Lo que establece el contrato es que uno se somete a los tribunales de Nueva York, a una legislación extranjera, y eso implica que el Estado renuncia a su inmunidad de jurisdicción para enfrentar un juicio en un Estado extranjero.

– Y hasta donde ustedes saben, ¿esta cláusula de someterse a los tribunales de Nueva York está también contemplada en los contratos que Pfizer firmó con otros países?

– Eso es lo que entiendo que sucede.

– ¿Cuántas vacunas se negociaron inicialmente con Pfizer?

– Diez millones de dosis, esa fue siempre la cantidad.

– Iniciaron la negociación en mayo de 2020. ¿Cuándo la cerraron?

– En septiembre ya teníamos firmado el calendario y en diciembre el contrato definitivo.

– Chile no hizo un ensayo clínico con Pfizer, ¿es esto correcto?

– Así es, no lo hicimos.

– Argentina, país vecino, sí hizo uno muy grande. ¿Esto surgió como tema en las conversaciones entre Chile y Pfizer, dada la cercanía geográfica?

– No, los datos de ellos son globales en términos de ensayos clínicos. No surgió el tema.

– Cuando Chile habla de vacunas con Argentina, ¿quién es su contraparte?

– Cecilia Nicolini.

– ¿Han pensado en trabajar juntos, en hacer negociaciones conjuntas, dado que las vacunas llegarían en definitiva al mismo rincón del mundo, ese que comparten Argentina y Chile?

– Intercambiamos información, hemos participado en seminarios juntos y tenemos una relación muy colaborativa, sobre todo por la experiencia argentina con Sputnik

– Ahora el gobierno argentino retomó la negociación con Pfizer, ¿les ha pedido consejos Nicolini acerca de cómo encararla?

– No, no he conversado eso.

– ¿Y ustedes se los han ofrecido?

– Hemos hablado en términos generales, pero el presidente Piñera, cuando vino el presidente Fernández, le ofreció toda la ayuda necesaria que pudiera recurrir.

– ¿Qué le puede aconsejar a los países que hoy están negociando con Pfizer?

– Es una vacuna muy buena por su eficacia y por su seguridad. Nosotros asesoramos al Estado con las herramientas adecuadas y con una oficina de abogados extranjera, además del visto bueno de la Controlaría General de la República.

 

 

 

fuente: infobae

Comments

Comentarios