La española SEAT quiere convertir los residuos urbanos de Barcelona en biogás. En la etapa de investigación, hay cuatro autos de la marca que mueven con este gas, una especie de GNC ecológico.

En 1985, Steven Spielberg y Robert Zemeckis imaginaron qué sorpresas tendría la humanidad 30 años más tarde. Entonces, previeron autos que volaban, tablas de skate levitantes, zapatillas que se ajustaban solas o ropa que venía con secado incorporado. Por el momento, la ciencia todavía está en deuda con muchos de esos inventos.

Residuo caseros

Sin embargo, hay uno que puede convertirse en realidad a partir de un proyecto el del doctor Emmett Brown, quien pudo reemplazar el plutonio por simples residuos caseros en la alimentación del DeLorean que había convertido en una máquina del tiempo. En España se trabaja en la conversión de la basura en gas metano que, comprimido, podría ser utilizado como combustible.

El proyecto es integrado por entidades oficiales de Cataluña y por varias empresas, entre las que está la automotriz SEAT, como también el Institut Català d’Energia (ICAEN), Área Metropolitana de Barcelona (AMB), Aqualia (el Servicio Municipal del Agua catalán) y la compañía gasífera Naturgy. Ellos trabajan en la conversión de residuos orgánicos en gas metano en un programa, llamado Life Methamorphosis, por demás ambicioso, tanto que en un ecoparque de Barcelona ya se realizan pruebas en el procesamiento de la basura.

Incluso, en una presentación del proyecto que se realizó en un congreso de Medio Ambiente realizado a fines del año pasado en España, los responsables del proyecto incluyeron la imagen del propio Doctor Brown cargando con basura el DeLorean, en un pasaje de Volver al Futuro.

El programa nació a partir de la revelación de estudios que detallaban la cantidad de basura que se genera diariamente en el área urbana de Barcelona. Cada habitante de dicha ciudad genera unos 1,5 kilos de residuos al día, lo que deriva en un total de 2,5 millones diarios de kilos de basura de la que tan solo se recicla el 40 por ciento.

El proceso por el cual la basura se convierte en gas comprimido para los autos.

Para entender la magnitud, se cuantificó que “con toda la basura orgánica que se genera se puede producir biometano suficiente para mover 10.000 autos unos 15.000 kilómetros cada año”, indicó Andrew Shepherd, ingeniero de SEAT responsable de Life Methamorphosis.

Es por ello que los residuos que se recogen en el Ecoparc 2 de Barcelona, comienza el proceso de transformación. En el mismo espacio se instalaron digestores anaeróbicos de 26 metros de altura, lo que equivale a un edificio de ocho pisos, con una capacidad individual de 4.500 m3. Dentro del digestor no hay oxígeno, por lo que empieza un proceso de descomposición que genera los gases. Después de unos 30 días, se obtiene biogás con un 65% de metano, que debe ser refinado en un paso siguiente. Mientras que el material orgánico sobrante se utiliza como fertilizante.

El paso siguiente es refinar y comprimir el gas, que de los digestores sale como una mezcla de metano y dióxido de carbono y requiere de un procesamiento para lograr un biometano de calidad óptimo para los automóviles. Tras esta fase de refinado, el gas pasa a comprimirse y almacenarse.

Y seguidamente ya se pasa a la fase de carga en el vehículo, dado que el biometano ya está listo para el uso directo en cualquier vehículo que funcione a gas. La carga no dura más de tres minutos, un tiempo similar al que se utiliza en la Argentina para la carga de los vehículos impulsados por GNC. “Este biometano puede inyectarse en la red general de gas.

Químicamente tienen la misma composición, por lo que es válido utilizarlo tanto directamente como mezclado con gas convencional”, afirma Shepherd.

Son cuatro los autos a gas que puso SEAT, tres León y un SUV Arona, a disposición de los estudios. Sólo si se refinara la basura que procesa todos los días en el Ecoparc 2 de Barcelona, 3.750 SEAT León podrían dar la vuelta al mundo cada año. “Con este gas renovable abordamos temas muy importantes hoy en día: contribuir a la economía circular, reducir residuos y reducir gases de efecto invernadero, ya que su producción y uso genera un 80% menos de emisiones de CO2 que la nafta”, concluye Shepherd.

fuente. infobae

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