“The Village”, como muchas otras iglesias evangélicas, usa un acuerdo de membresía por escrito que contiene cláusulas jurídicas que protegen a la institución y así evitan que sus miembros demanden a la iglesia y a sus autoridades. “Dudar de ellos es dudar de Dios”, les dicen a sus feligreses.

Christi Bragg escuchó sin poderlo creer. Un domingo de febrero en Texas, Matt Chandler, el conocido pastor evangélico de su iglesia, predicaba sobre la maldad de los líderes que abusaban sexualmente de aquellos a los que se suponía que debían proteger. Sin embargo, Chandler le aseguró a los feligreses de The Village Church que las víctimas de ataques sexuales serían escuchadas y sanarían: “Nosotros sí las vemos”.

Bragg casi vomitó. Se levantó y salió del recinto.Exactamente un año antes, el 17 de febrero de 2018, Bragg y su esposo, Matt, denunciaron a The Village Church porque su hija, que en ese entonces tenía 11 años, había sido abusada sexualmente en el campamento de verano de la iglesia.

Desde entonces, Matthew Tonne, quien era el ministro asociado para la infancia de la iglesia, fue investigado por la policía, acusado formalmente y arrestado por el abuso sexual de la hija de Bragg.

Bragg esperaba que los líderes religiosos explicaran lo ocurrido e informaran a otras familias de la congregación. Esperaba que la iglesia asumiera su responsabilidad y se disculpara. Esperaba poder hablar, aunque fuera una vez con Chandler, un líder al que admiraba desde hace mucho tiempo.

Nada de eso sucedió.

“Ni siquiera puede cuidar de la familia que conoce”, pensó mientras salía del enorme auditorio. “No les diga a más víctimas que acudan a usted, porque lo único que causará es más sufrimiento”.

Desde hace mucho tiempo, las iglesias evangélicas se han distanciado de la crisis de abuso sexual que ha consumido a la iglesia católica. Muchos bautistas del sur han desestimado el abuso sexual por ser un problema ocasionado por el “Hollywood corrupto” o “la teología liberal”. Sin embargo, llegó la hora de la verdad.

Alrededor de cuatrocientos líderes bautistas del sur, desde pastores juveniles hasta altos ministros, se han declarado culpables o han sido sentenciados por delitos sexuales contra más de setecientas víctimas desde 1998, según una investigación reciente de The Houston Chronicle y The San Antonio Express-News. Pastores superestrellas como Bill Hybels y Andy Savage han sido obligados a renunciar por acusaciones de conductas inapropiadas.

Tras años de resistirse a la reforma, la Convención Bautista del Sur, la denominación protestante más grande de Estados Unidos, prometió que atendería el problema esta semana en su reunión anual de miles de pastores. El nuevo presidente de la organización, J. D. Greear, ha hecho un llamado para hacer un acto de contrición por “una cultura que ha hecho del abuso, el encubrimiento y la evasión de la responsabilidad algo demasiado sencillo”.

En The Village, una de las iglesias bautistas más destacadas del sur del país y un pilar de la cultura evangélica de Texas, Bragg mencionó que los líderes le ofrecieron sus oraciones. En ocasiones se sintió agradecida y trató de respetar sus decisiones.

No obstante, a medida que transcurrieron los meses, se dio cuenta de que el instinto de los líderes de proteger a la institución pesaba más que la preocupación por su hija o su interés en investigar la verdad.

Durante años, confió en que los principales líderes de su iglesia actuaban pensando en lo que era mejor para la congregación y que, si ella no estaba de acuerdo, era su problema. Tenía un motivo espiritual: dudar de ellos era dudar de Dios.

No obstante, el calvario de su hija le mostró el otro lado de su iglesia. The Village, como muchas otras iglesias evangélicas, usa un acuerdo de membresía por escrito que contiene cláusulas jurídicas que protegen a la institución. El acuerdo de The Village evita que sus miembros demanden a la iglesia y, en vez de ello, piden mediación y luego arbitraje vinculante, procesos jurídicos que suelen darse en secreto.

The Village también recurre a una firma de prevención del abuso llamada MinistrySafe, que muchas iglesias evangélicas citan como una salvaguarda de responsabilidad. Bragg dio por hecho que MinistrySafe defendería a su hija, pero luego descubrió que los líderes del grupo eran los asesores jurídicos de la iglesia.

The Village retiró a Tonne de su personal, semanas después de que la familia Bragg mencionó su nombre. A la fecha, la iglesia niega que haya sido despedido por la acusación de abuso sexual.

El abogado de Tonne afirmó que fue acusado falsamente.

The Village se negó a contestar una lista de preguntas detalladas sobre este tema, y Chandler rechazó varias solicitudes para entrevistarlo.

“Desde nuestros inicios ha sido una de nuestras prioridades no solo procurar el cuidado espiritual de nuestros miembros e invitados, sino además la seguridad de aquellos que asisten a nuestros servicios, campamentos, eventos comunitarios y otras actividades”, mencionó The Village en una declaración. “Empleamos una serie de mejores prácticas desarrolladas como resultado de nuestro trabajo con expertos externos, que incluyen la verificación de antecedentes, capacitaciones de seguridad y varios protocolos de seguridad para hacer todo lo posible con el fin de garantizar el cuidado y la protección de todos los participantes”.

The Village afirmó que la iglesia se reunió “a la brevedad” con los Bragg, les ofreció asesoría profesional externa y que todas sus comunicaciones públicas contaron con la aprobación de ellos “en un esfuerzo para ejercer la honestidad, la transparencia y para evitar que alguien se sintiera avergonzado o preocupado”.

La iglesia también dijo que había presentado una denuncia ante la policía y que sigue apoyando el trabajo de las autoridades civiles asignadas al caso.

No obstante, los Bragg, junto con varios de sus amigos, no comparten esa opinión. Ya no forman parte de The Village, puesto que creen que criar a sus hijos en un entorno en el que la familia no recibe apoyo es, en palabras de Christi Bragg, “un abuso espiritual”.

“Nadie veló por lo que era mejor para nuestra hija”, dijo hablando de manera pública por primera vez. “Ella importa. Jesús dice que importa. Nosotros decimos que ella importa”, agregó.

Y continuó: “Ahora vemos su postura muy claramente. La iglesia no está haciendo esto bien, y no solo en mi caso”.

Desde que se unieron a la iglesia hace casi once años, The Village fue un hogar para la familia Bragg. El lugar estaba tan abarrotado, que les tomó dos domingos para que toda la familia —Christi Bragg, su esposo y sus hijos— pudiera entrar. La comunidad que encontraron fue magnética.

En una ocasión, cuando su podadora se descompuso, amigos de su grupo de estudio de la Biblia les compraron una nueva. Los líderes pagaron los análisis médicos de Bragg cuando sintió un dolor en el cuello y subsidiaron el pago a los campamentos de la iglesia para que sus hijos asistieran.

Era el tipo de comunidad que Bragg, quien no fue criada con apego a la iglesia, quería para sus hijos. Firmaron el acuerdo de membresía de la iglesia, un contrato que declaraba que se someterían a la Biblia y a la autoridad y disciplina espiritual de los líderes. Los miembros prometen “practicar la castidad absoluta” salvo que se encuentren en un matrimonio heterosexual, “abstenerse del consumo de drogas ilegales, de embriagarse, de diseminar rumores” y “luchar de manera diligente por la unidad y la paz dentro de la iglesia”. Los líderes prometen “ejercer amorosamente la disciplina cuando sea necesario”.

Bragg podía sentir que su fe crecía. Aceptó los principios evangélicos, como confiar en Dios, no en los sentimientos personales. Aprendió la importancia de ser lenta para enojarse y rápida para perdonar.

Admiraba a Chandler, un guapo pastor que era una estrella en ascenso de 1,95 metros de estatura, cuyos sermones siempre hacían reír a la gente.

Chandler se ha convertido en un nombre reconocido del evangelismo estadounidense con una infinidad de seguidores en todo el país. Muchos jóvenes consideran que su fe es auténtica, incluso atractiva.

Con más de diez mil asistentes semanales, The Village ahora tiene cinco iglesias en la región de Dallas. Chandler está recaudando dinero para construir una nueva sede que probablemente cueste más de 70 millones de dólares. Hace poco declaró que The Village ha “entrado en una especie de era dorada”.

Esta comunidad, dijo Bragg, fue “nuestra vida entera”.

Pero en un día frío de febrero del año pasado, Christi Bragg estaba empacando la camioneta para que la familia pasara un fin de semana en un lago con amigos. Su hija le preguntó si podía hablar con ella en el porche trasero, a solas.

En el campamento de verano para niños al que había ido unos seis años antes, relató su hija, estaba durmiendo en el dormitorio de las niñas cuando se despertó al sentir que alguien le había bajado la ropa interior. Un hombre, a quien no mencionó, estaba sentado en la cama, tocándola. Se encendió una luz en el baño y el hombre se fue.

“Tu mundo entero se viene abajo”, recordó Bragg.

Bragg, quien también fue víctima de abuso sexual, se dio cuenta de que su peor pesadilla se había vuelto realidad. De repente, todos los problemas en la vida de su hija cobraron sentido. Las pesadillas recurrentes. La noche que decidió no suicidarse para que sus hermanas no la encontraran muerta. Las horas de terapia y tratamientos médicos.

Cuando la familia llegó al lago, Bragg presentó una denuncia policial. También alertó a la iglesia. No sabía cómo era el proceso de denuncia, así que una amiga la puso en contacto con uno de los pastores de alto nivel.

Tuvo noticias de inmediato. El pastor, Josh Patterson, dijo que la iglesia también presentaría una denuncia ante la policía y que oraría por su familia. El pastor le dio el nombre de alguien que se pondría en contacto con ella.

Cuando la policía comenzó a investigar, Bragg buscó información.

Llamó a la mujer que había estado a cargo del campamento de The Village para tratar de confirmar qué líderes habían asistido ese año. Trató de conseguir que el centro de retiro bautista donde se realizó el campamento le diera una fotografía, una lista de las asignaciones de las cabañas, cualquier cosa. Incluso comenzó a llamar a otras iglesias que también habían realizado campamentos en ese centro. No obtuvo respuesta a ninguna de las llamadas que hizo.

Pasaron semanas, y su hija, por primera vez, comenzó a mencionar el nombre de un hombre que había frecuentado su cabaña: el ministro asociado para la infancia en la iglesia, Tonne.

Incapaz de esperar más para recibir noticias de los líderes de la iglesia, Bragg solicitó reunirse con ellos. La iglesia respondió que podrían reunirse dentro de algunas semanas, tres meses después de que la familia denunció el incidente.

En la reunión, ninguno de los tres principales pastores de la iglesia estuvo presente. Bragg y su esposo llevaron una lista de quince preguntas sobre las políticas de la iglesia y el campamento. No recibieron respuestas claras.

Bragg mencionó la posibilidad de que el abusador pudiera ser alguien de The Village. Eso era imposible, recordó que le dijo Doug Stanley, un director de alto nivel, porque los líderes seguían el código moral de la iglesia que estaba consagrado en el acuerdo de membresía.

Ella volteó a mirar a su esposo cuando salieron. “Gracias a Dios” por el detective de policía asignado al caso, dijo. “Si dependiéramos de nuestra iglesia para que nos diera información, nos estaríamos yendo con las manos vacías”.

‘Conflicto de intereses’
Los líderes de The Village le aseguraron a Bragg que se estaban asesorando con expertos sobre su caso, incluida Kimberlee Norris, fundadora de MinistrySafe, una empresa cuyos servicios son populares entre las iglesias evangélicas.

La firma, que anuncia que su visión “se centra en las víctimas”, ofrece capacitación sobre seguridad infantil y prevención del abuso sexual a las iglesias deseosas de demostrar que están al día sobre cómo proteger a sus congregaciones. Muchos miembros de la iglesia confían en que, si su congregación trabaja con MinistrySafe, debe ser en beneficio de las víctimas.

En su sitio web, The Village cita actualmente su trabajo con MinistrySafe como prueba de que es “un lugar seguro para los niños y las víctimas”.

Bragg pensó que MinistrySafe defendería a su familia. “Dicen que protegen a los niños de los depredadores. Nuestra hija ha sido víctima de un depredador”, afirmó.

No obstante, cuando Bragg preguntó a The Village si podía hablar con un representante de MinistrySafe, la iglesia dijo que no. Uno de los pastores de alto nivel, Brian Miller, dijo que, dado que la iglesia era clienta de Norris, habría un “conflicto de intereses” si ella hablaba con la empresa, relató Bragg.

Lo que Bragg no sabía era que Norris y su esposo son abogados y socios en un bufete jurídico dedicado a gestionar crisis y minimizar riesgos para sus clientes. El sitio web de MinistrySafe ofrece asesoría jurídica y esos servicios se proporcionan a través del despacho de abogados de Norris, Love & Norris.

En una entrevista, Norris se negó a comentar sobre cuestiones específicas de su trabajo con The Village y mencionó que desconocía que la familia Bragg quería ponerse en contacto con MinistrySafe. Comentó que, en general, aconseja a las iglesias retirar a cualquier miembro del personal acusado para que no tenga acceso a los niños durante el tiempo en el que se realiza la investigación penal y emprender pesquisas para ver si otros menores también fueron afectados. Norris explicó que su trabajo consistía en trabajar con la iglesia, no con víctimas particulares, pero que no representaría a un acusado en un caso de abuso sexual infantil. “Mi trabajo es preparar ministerios”, dijo. “Soy abogada, pero no los represento”.

Algunos defensores de sobrevivientes han manifestado su preocupación por la manera en la que las iglesias usan los servicios de MinistrySafe después de que se ha denunciado un abuso.

MinistrySafe puede encargarse de los riesgos jurídicos para las iglesias, pero no ayuda a promover una mayor transparencia como parte de su respuesta al abuso, dijo David Pittman, un sobreviviente.

“Los cristianos quieren creer que todo lo que la iglesia hace por ellos es por su seguridad y salvación”, afirmó. “Sencillamente, eso no es cierto”.

fuente: infobae

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