La escritora Pochi Montero.
Por Gustavo Díaz Arias* para Diario Cuarto Poder / Ciclo de Escritores Ilícitos. Presentamos a Pochi Montero, aunque su nombre real es María Angélica Montero. En esta entrevista conoceremos aspectos de su vida y de su creatividad.

A Pochi Montero no le gusta reconocerse como escritora, sin embargo hace años que viene compartiendo sus letras con un grupo de escritores, los cuales tenemos la buena fortuna de leerla y admirarla.

Quizás porque toda su vida vivió en Capital Federal, de pronto te sorprende con una poesía arrabalera, la que desnuda el arquetipo de alguna mitología porteña. Entonces me recuerda a Evaristo Carriego, aunque la Montero profundiza con más fuerza en el vocabulario canyengue.

La escritora Pochi Montero.

También tiene una poesía visceral, se permite mostrar sus sentimientos, da un testimonio vívido de lo que observa. Da un testimonio crudo pero deja un halo esperanzador en sus textos, entonces me recuerda al cordobés Alejandro Schmidt.

De pronto nos sorprende con una poesía romántica que roza lo erótico, y trae a mi memoria a las cubanas Juana Borrero y Mercedes Matamoro. Los invito a conocer a una hermosa escritora de Tandil, aunque su corazón siga en San Telmo.

—¿Cuál fue tu primer contacto con la literatura?

—Desde pequeña me gustaba leer y siempre me compraban libros, así empecé a gustar de las Aventuras de Naricita de Monteiro Lobato, De los Apeninos a Los Andes, Las Aventuras de Tom Sawyer, Mujercitas, los de la colección Robin Hood: Tarzan etcétera. Luego, en la Escuela Secundaria, leímos El Quijote, y tuvimos una profesora que nos hacía leer mucha poesía y autores argentinos.

—¿Esto de convertirte en escritora fue algo que habías planeado desde chiquita, o de pronto, en alguna etapa de tu vida te sorprendió?

—Nunca soñé con ser escritora, algunas veces escribía poemas, que rompía porque no me gustaban. Siempre leí mucho porque encontré en los libros un mundo fascinante y nuevo para mí. De jovencita me apasionó la literatura y fueron mis amigos o compañeros de trabajo con los que intercambiaba textos.

—¿Qué es para vos, y cómo decidiste ingresar al Taller repentista?

—Conocí a la profesora Inés Cortón a través de Facebook y realicé con ella varios talleres de Lectura e interpretación de textos de Jorge Luis Borges, Julio Cortázar, y Shakespeare, y otros de Escritura Creativa.

—Me  gusta leerte, tenés conceptos claros, sos precisa y manejas muy bien las emociones. ¿Qué es lo que más te motiva a escribir, lo que ves en el mundo exterior, o lo que te sucede a vos?

—Me gusta escribir sobre sentimientos y emociones, siento que a veces no manejo lo fantástico soy generalmente muy autorreferencial, a veces también me motiva lo que sucede en la vida real en general.

—Sos docente, naciste y creciste en Capital Federal. Te casaste con un santiagueño y es fácil de observar que te enamoraste de su cultura, costumbres, del folclore. Contame cómo contribuyó todo esto en tu vida y en tu escritura.

—Sí, mi marido me trasmitió el amor por su tierra natal, y yo amo su cultura, me gusta la lengua quichua y a veces cantábamos en familia algunas estrofas de alguna chacarera en esa lengua. Me gustan sus comidas, las danzas, la música de Santiago, las formas de hablar del santiagueño, influyó en mí, en costumbres, no así en la escritura, porque soy porteña.

—No hace mucho que tu compañero de toda la vida falleció. Cómo influyó ese hecho en tus textos, porque además tuviste muchos cambios, uno de los más importantes te mudaste a otra ciudad.

—Sí, la muerte de mi esposo influyó en mi escritura porque la tristeza de su pérdida  se une con el hecho de que debí abandonar mi casa, dejar mis cosas e instalarme en una Ciudad como Tandil, donde viven mis hijos. Pero, el desarraigo también duele mucho, por lo cual muchos textos llevan impresos mi angustia, y reflejan el dolor de la soledad.

—Tu respuesta me lleva a una nueva pregunta: ¿Qué es la Soledad para Pochi Montero? Te pregunto esto, porque de pronto te fuiste de San Telmo buscando a tus hijos en Tandil, sin embargo el desarraigo implica soledad. Sin dudas la partida de Alfredo lo es, pero deseo escucharte a vos.

(Esta respuesta vino en forma de audio, varios días después de terminada la entrevista. Rescato algunas partes de dos audios)

—Es extrañar. Son cincuenta años con alguien (Alfredo), más de los que viví con mis padres. Ahora todo cambió, ya no tengo con quien hablar durante todo el día. Me gustaba cocinar dos veces al día para él, claro. Eso cambió, ahora puedo cocinar para dos días. Llegaba la noche y charlábamos de todo un poco, de política, de lo que debíamos resolver. Desde que no está, dejé de dormir la siesta. Me cambió el sueño, puedo despertarme a la madrugada y no dormir más. Se extrañan las caricias, los abrazos, podíamos estar ocupados cada uno en lo suyo durante todo el día, pero un gesto mínimo hacía notar la presencia del otro. Yo descansaba mis miedos en él. Era un tótem donde me apoyaba.

—Me gusta salir a caminar con vos, recorrer las calles, tomarnos un café, charlar. Me dejas una sensación de paz inmensa. ¿Sos siempre así? ¿Cómo es una Pochi temperamental? Porque hasta en tus escritos siempre hay un final armonioso.

—Soy pacífica, me gusta charlar con la gente, no soy de discutir, trato de respetar la opinión del otro, sin dejar de expresar la mía. No tolero las injusticias, la mentira, la imposición de formas de ser u opiniones que no coinciden con mis convicciones o valores.

—¿Cómo te afectó la pandemia?

—Creo que no me di cuenta porque al estar enfermo mi marido, yo estuve el 2020 prácticamente ocupada con su enfermedad y su cuidado acompañándolo en su tratamiento y en sus internaciones. Por eso después de su muerte el 2021 fue un año raro, distinto, de duelo y donde estuve mucho con mis hijos.

—¿Cuáles son tus proyectos? ¿Hay un libro en mente?

—No, no soy escritora profesional ni está en mi mente publicar nada. Por ahora disfruto de leer hacer cursos y seguir aprendiendo.

Recomendame un libro que te haya cautivado, un autor que te gusta seguir. Luego vamos a tus textos.

—Me cautivo “Cien años de soledad”, de Gabriel García Márquez, “Crimen y castigo”, de Fiodor Dostoyevski. Me encanta Jorge Luis Borges y Julio Cortázar.

A continuación, compartimos tres poemas de la autora:

 

PÁL EMBRUJO
Le batieron que para espantar la yeta
tendría que consultar la brujería.
Esas minas que te escrachan, y no te andan con vueltas
¡Eso sí! ¡Hay que garparles bien!  y nada
de esconder la jeta, ni chamuyar al bardo.
Te dan la meresunda y te suspenden
el metejón fulero, y el raye con la naifa que te jode.
Después, te baten que no te hagas el otario
haciendo fulerías, que guardes el bufoso, que cuides
la biyuya, que evites el julepe.
¡Qué prendas una vela por la noche,
pa’ espantar las fechorías del gualicho!
Y que te piantes para algún aguantadero
cuando la tengas cerca
para que no te cache ‘La Huesuda.’

 

 

CIUDAD DE BUENOS AIRES
Ciudad de Buenos Aires
altiva y poderosa
febril, contaminada
quisiera saber ¿En qué costado
palpita tu ternura?
Tu arquitectura gris
sigue creciendo bajo
un tembladeral de luces oscilantes.
Ciudad, cuya belleza
sobrepasa la feroz bonomía
de su gente en las calles.
Fantasmales figuras de barro
que circulan rozándose apenas
sin mirarse siquiera
habitantes de una madriguera gigante
Ay ciudad mía, me pregunto:
¿A dónde parirás tu dolor
derramando tu sangre?
¿En suburbios oscuros y anhelantes
cuando llega la noche?
¡Ay ciudad mía!

 

 

EL DESEO
Deseo, fuego que no se acaba nunca,
que se agranda,
se fortalece con la ausencia,
provoca dolor y lágrimas.
Deseo que aparece en los sueños
como una presencia que se desvanece y
no se encuentra.
Todo sería más fácil si se pudiera sentir el
calor de tu abrazo, el temblor de tus manos en las
mías, o sentir que puedo apoyar mi cabeza en tu
hombro, sin tener que inventarlo.
Es inútil, no me resigno a convivir con un fantasma,
por eso ruego, por eso te pido que en algún lugar pronuncies
mi nombre.
Entonces, ya no estaré sola con esta obsesión que me corroe la sangre.

 

Mini biografía de la autora

María Angélica Montero, nació en la Ciudad de Buenos en 1944. Cursó la Secundaria para ser Perito Mercantil, aunque quería ser maestra. Trabajó desde los 18 años en dos grandes empresas, ya casada y con hijos grandes, decidió estudiar el Profesorado de Lengua, y también Literatura e Historia. Trabajó sus últimos nueve años de actividad como docente de nivel Secundario, se jubiló a los 65 años, y considera a ellos sus años más felices. Actualmente sigue estudiando, haciendo cursos y talleres. Pasa mucho tiempo leyendo, escribe en el Taller Repentista que coordina la profesora Inés Cortón.

*Escritor, cofundador de la Asociación Ilícita de los Poetas Muertos “Alejandra Pizarnik”.

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