No hubo hazaña japonesa en Yokohama, aunque por un momento pareció que podía darse. El Real Madrid dio vuelta un 1-2 para ganarle en el alargue al valiente Kashima Antlers por 4-2 y consagrarse campeón por segunda vez en un Mundial de Clubes (la primera había sido en 2014, frente a San Lorenzo). Si a estos dos se suman las finales intercontinentales a un partido, este es el quinto título del mundo para la Casa Blanca.

Apenas 8 minutos tardó el Real Madrid en llegar al gol Ante el Kashima Antlers en Yokohama. No había pasado gran cosa en la final del Mundial de Clubes, cuando Lucas mandó el centro desde la derecha y provocó un primer rechazo corto de Ueda que llegó apenas hasta el borde del área grande. Allí, Modric controló el balón con el pecho y castigó con un derechazo que generó un nuevo rebote, esta vez del arquero Sogahata, que Benzema capturó para marcar el 1-0.

Con el 0-1 tempranero, los japoneses salieron a tratar de nivelar el marcador, y los españoles los dejaron venir. Un disparo de Ogasawara desde afuera del área que se fue cerca del travesaño a los nueve y otro de Endo que se fue desviado a los 23 fueron señales de alarma para el Madrid, que se replegó para tratar de generar espacios en el campo japonés.

Con lo que no contaban Zidane y los suyos era con lo que iba a ocurrir a los 43, cuando el descanso ya estaba al alcance de la mano. Doi juntó dos marcas por la izquierda (Casemiro y Carvajal) y sacó un centro fuerte al corazón del área, que Shibasaki controló con alguna dificultad, pero que con la colaboración de Varane se pudo recuperar para definir con un zurdazo cruzado y les devolvió la ilusión a los hinchas locales.

Si el gol del empate japonés fue una sorpresa, mucho más lo fue el segundo tanto del conjunto local. Ese que, a los 6 del complemento, ponía en ventaja al Kashima y que abría las puertas a una ilusión impensada. Shibasaki tomó el balón entres cuartos del campo español, maniobró entre tres rivales y sacó otro zurdazo, esta vez desde afuera del área, que le quedó muy lejos a Keylor Navas y se transformó en el 2-1, para locura del público local.

No duró mucho la ventaja del Kashima. Antes de que pudiera empezar a pensar en cómo la cuidaba, Yamamoto bajó a Lucas Vázquez en el área y el árbitro no dudó en marcar el penal, que Cristiano transformó en el 2-2 con un remate cruzado abajo que le quedó muy lejos al arquero.

Inmediatamente después del penal hubo una ráfaga blanca en la que pudo haber llegado el tercero. Lo tuvieron Cristiano, Ramos y Marcelo, pero no lograron concretar. El dominio del Real era claro, pero siempre estaba latente la posibilidad de que local volviera a dar el golpe. A los 43 Navas se lució ante un zapatazo de fabricio y un minuto más tarde el árbitro de Zambia Janny Sikazwe perdonó a Sergio Ramos, quien bajó a Kanazaki y merecía claramente la segunda amarilla. Y así el partido se fue a la prórroga.

El primero de los 30 minutos de alargue le alcanzó al Real Madrid para hacer pesar su categoría. Cristiano puso el 3-2 a los 7 minutos y la balanza comenzó a inclinarse definitivamente para los europeos.

Y antes del mini descanso puso el 4-2 definitivo para el Real Madrid ante un rival que demostró que tenía una ambición grande, pero que se quedó sin combustible en el momento de concretar un golpe que hubiera sido histórico.

Fuente: Clarín

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