Tras pasar unas vacaciones inolvidables en la Costa Atlántica y conocer el mar, los alumnos de la escuela N° 350 volvieron a su hogar.

Luego de vivenciar una experiencia de Turismo Educativo que los marcará por el resto de sus vidas, los alumnos de la Escuela N° 350 de San José de Chasquivil regresaron a sus hogares en la localidad de alta montaña, donde fueron recibidos con emoción por sus familiares y amigos. El grupo pasó sus vacaciones de verano en la Unidad Turística de Chapadmalal, en la Costa Atlántica, donde concretaron su deseo de conocer el mar.

El viaje se materializó por la iniciativa del Superior Gobierno de la Provincia, a cargo de Osvaldo Jaldo, en articulación con los Ministerios de Educación y de Turismo y Deportes de la Nación, que accionó a través de la subsecretaria de Calidad, Sustentabilidad y Accesibilidad, Inés Albergucci, y del área de Turismo Social, que dirige Mauro Vázquez, para facilitar el hospedaje de los niños. En tanto, por la Provincia, formaron parte de la acción el Ente Autárquico Tucumán Turismo (EATT), el Instituto de Previsión y Seguridad Social de Tucumán (IPSST) y la cartera de Educación.

Los alumnos, junto a los docentes y padres acompañantes, fueron trasladados en helicóptero desde San Miguel de Tucumán hacia el pueblo ubicado en el departamento de Tafí Viejo, tal como ocurrió, a la inversa, en las horas previas a la partida, debido a que la altura -2.000 metros sobre el nivel del mar- y las condiciones naturales de la zona dificultan el acceso por tierra al lugar.

“Para todo el equipo del Ente de Turismo significó una enorme satisfacción y alegría trabajar para que el sueño de los alumnos de San José de Chasquivil se haga realidad”, expresó el presidente del EATT, Sebastián Giobellina. El funcionario señaló que “fue una experiencia gratificante de la que todos salimos enriquecidos, desde los niños, sus padres y docentes, el personal de Chapadmalal que los atendió y que conocía su travesía por aire y por tierra; y también para quienes unimos esfuerzos desde el Gobierno para lograrlo”.

El ministro Matías Lammens señaló, por su parte, que “fue una experiencia increíble para los alumnos de esta comunidad donde el acceso al turismo es muy difícil”. Además, remarcó que “las Unidades Turísticas son de cada argentino y argentina, por eso seguimos trabajando para que puedan disfrutarlas y llenarlas de sueños como el que cumplieron los chicos de Chasquivil”.

Un sueño cumplido

Al bajarse del helicóptero y correr hacia los abrazos de sus familiares, los niños no pudieron ocultar su emoción por el sueño hecho realidad. “Cuando entré al mar sentí una sensación única. El mar nunca se terminaba, era inmenso”, hizo memoria Inés Rasgido. Algo similar contó Macarena Silva, quien relató que al poner sus pies en el agua lo primero que sintió fue miedo. “Todos nos emocionamos cuando llegamos y entramos de la mano. Me lo hacía más chiquito al mar, pero se pierde de vista”.

Fabio Mamaní, por su parte, resaltó el hecho de sumar una nueva experiencia de vida junto a sus compañeros, docentes y padres. “Al entrar al mar sentí una sensación increíble, me sorprendió porque no lo imaginaba de esa manera”, relató. El alumno también contó que durante su estadía formaron nuevos vínculos de amistad con otros estudiantes que se hospedaron en la Unidad Turística: “les contamos a profesores y chicos de otras escuelas cómo es la vida en el cerro y los invitamos a venir. Muchos profesores nos dijeron que vendrán a visitarnos”.

Más allá de maravillarse con el nuevo escenario que se abría ante sus ojos, Claudia Cáceres afirmó que el grupo, que también visitó la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, extrañó el silencio de la montaña, los largos paseos a caballo y el calor de los seres queridos. “Allá casi todo es edificio y vehículos, algo muy distinto a lo que vivimos día a día en Chasquivil. Por mi parte, extrañé mucho a mi familia, por eso este reencuentro fue tan lindo”, explicó.

Largas conversaciones y juegos frente al mar, divertidas partidas de fútbol entre compañeros, almuerzos con chicos de otras escuelas del país y bailes interminables por la noche se conjugaron para hacer de la estadía de los niños de Chasquivil un verdadero sueño cumplido. “La sensación de entrar al mar y mojarme los pies por primera vez es un recuerdo que atesoraré para siempre”, concluyó el alumno Santiago Silva.

 

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