La AFIP anunció que ahora sí, con seis meses de demora respecto de la fecha original (el 1° de noviembre de 2018), comenzará a exigirse a matarifes, frigoríficos y carnicerías que cumplan con la obligación de informar todo el movimiento de carne vacuna a través del llamado Remito Electrónico de Carnes (REC). Se lanza así oficialmente la temporada de “cacería de carnicerías”, el último eslabón de la cadena que queda por blanquear.

“El tiempo de la inducción se terminó. El martes empezamos de verdad”, informaron desde el organismo que dirige Leandro Cuccioli. Ese funcionario había dicho la semana pasada que el 60% de las carnicerías figuraban en los padrones de la AFIP como monotributistas, lo cual era imposible porque ya el valor de vender una media res por semana supera los mínimos de facturación establecidos para esa categoría. Deberían ser responsables incriptos.

Círculo vicioso

“No cierran los números, si cada uno no paga lo que tiene que pagar, las industrias no funcionan y la gente no invierte. Estamos metidos hace mucho tiempo en ese círculo”, dijo Cuccioli, anticipando que se venía esta ofensiva para instalar un Remito Electrónico que hasta ahora ha sido un fiasco, un poco por las dificultades informáticas para implementarlo (esa es la excusa) y sobre todo por el desacuerdo que existe en la Mesa de las Carnes sobre este mecanismo.

Operaciones cárnicas

El REC es la estocada final que pretende dar la AFIP para tener control absoluto de todas las operaciones con ganados y carnes que sucedan en el país, para así poder cobrar el IVA de 10,5% y eventualmente poder imputarle otros tributos al contribuyente. Esta ofensiva oficial por blanquear la cadena se inició con el sistema de pago anticipado diseñado por la Dirección de Control Comercial Agropecuario, que permitió un blanqueo de las ventas mayoristas. Pero empezó a hacer agua al llegar a las carnicerías, un rubro en el que muy pocos entregan factura.

Informar lo que venden

Con el Remito en funcionamiento, en el planeta ideal que imaginó la AFIP, cada frigorífico o matarife que vende carne a este último eslabón informa por internet la operación. Luego, el carnicero que recibe y vende esa carne al consumidor debería ingresar con el mismo código a informar la concreción de la entrega. Si esto no sucede, querrá decir que esa carne se vendió en negro, sin factura. La AFIP podría caerle entonces a ese comercio, pero también a su proveedor.

Muchas trabajan en negro

Se estima que hay unas 70 mil carnicerías, pero una escasa porción de ellas se han inscripto en un registro oficial creado por Agroindustria a fin de que se regularicen. Muchas de ellas, además, figuran a nombre de monotributistas de origen oriental que no resultan ser una presa fácil para los sabuesos.

fuente. bichodecampo

Comments

Comentarios