Jorge Sampaoli en Alumni de Casilda, donde se retiró.

Cuentan que se lo veía poco a ‘Maradona’. En realidad, para encontrarlo había que caminar una cuadra por el boulevard Lisandro de la Torre hasta el bar Sarmiento, el refugio favorito para tomar café y discutir de fútbol. Como Maradona, era zurdo. En realidad, este era ‘El Zurdo’ para todos en Casilda. ‘Maradona’ sólo le decían sus compañeros del Banco Provincia de Santa Fe. ¿Por qué? “Sí, Maradona. porque no estaba nunca en el banco”. A Jorge Sampaoli lo recuerdan como un cajero tan bromista como inquieto y apurado. Resolvía todo en poco tiempo… y partía. Sus amigos de siempre recuerdan que tenía otro apodo por aquellos años: Zapato de vidriera. “¡No estaba nunca en la caja.!”, rematan con picardía.

Sampaoli, un jugador de 5000 pesos

Sampaoli jura que fue un zurdito escurridizo, con gambeta y encarador. Sus amigos advierten que siempre fue un mentiroso. “Como futbolista era un rústico, un picapiedra”, dispara Sergio Abdala, compinche desde la infancia. “Quizá de chico fue un poco más habilidoso, pero siempre fue un camorrero y con los años se llenó de mañas”, agrega. Jugaba de carrilero izquierdo, Impetuoso, desbordante. Empezó en las inferiores de Central Argentino, a los 15 años debutó en la primera de Aprendices, también jugó en 9 de Julio, en Unión casildense y a principios de los 90 se retiró en su querido Alumni, que pagó $5000 por su pase (el salario mínimo de ese año era de 188 pesos). Y vaya si valió la transferencia: esa temporada salieron campeones. ¿El aporte del Zurdo de 31 años en la campaña? Un gol en la primera fecha. Y punto. Después, muchas discusiones, polémicas varias y algunas tarjetas rojas. Pero todos recuerdan que era el motor emocional de Alumni. Y de alguna manera, un poco el entrenador también.

Sampaoli: los declaró marido y mujer

Sampaoli entró en el Banco de Santa Fe a los 18 años y se marchó pasados los 40. En el medio fue campeón como jugador y como entrenador de la Liga Casildense y dirigió un año a Argentino de Rosario en la B. Reacomodamientos laborales lo ubicaron en el 2001 como secretario del juez de Paz de Los Molinos, un pueblito de 3000 habitantes a 15 kilómetros de Casilda. Cuando el juez Juan José Morelli no concurría, Sampaoli firmaba las actas de defunción y entre chanzas certificaba los nuevos matrimonios. Con una caligrafía polémica que desataba algunos enredos, resolvía cada asunto a toda velocidad. Iba y venía a dedo, y se marchaba lo antes posible porque una rutina de centros al segundo palo siempre era más importante. Cuentan que algunos papeles se extraviaban y otros aparecían con el bosquejo de algún equipo que Sampaoli tenía en sus planes.

Fuente: La Nación

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