Los grandes artistas siempre quedan vivos en el corazón del pueblo. Es por ello que toma singular importancia la iniciativa del legislador radical Ariel García, quien presentó un proyecto para que la Ruta Provincial 307, que conduce a los Valles Calchaquíes, sea bautizada con el nombre de Atahualpa Yupanqui, el nombre artístico con el que se conoció a Héctor Roberto Chavero Aramburu.

En la propuesta legislativa también se pretende establecer el 31 de enero -fecha del natalicio del gran compositor y cantante- como Día de Homenaje a Don Atahualpa Yupanqui.
Consultado sobre el particular, el parlamentario, quien también es vicepresidente segundo de la Cámara Legislativa, señaló que “es de vital importancia que este homenaje que se extenderá en el tiempo, permita recordar, evocar y multiplicar el legado de este gran cantautor, poeta y escritor argentino, que tanto le ha cantado a nuestras costumbres del ser nacional”.
Agregó que “Tucumán y sus paisajes forman parte de ese legado que el autor de Luna Tucumana, nos dejó como un verdadero himno folclórico que debemos valorar en su justa medida”.
También expresó que “es un acto de justicia que la ruta que lleva a los paradisíacos valles tucumanos lleve el nombre de don Atahualpa. De ese modo los turistas y visitantes sabrán que por esos paisajes transcurrió el talento de un creador único de cultura”.
Por otra parte, con respecto a la fecha elegida para homenajearlo por siempre, señaló que “nos inclinamos por su natalicio, porque queremos que cada 31 de enero renazca con más fuerza en nuestros corazones”.

Algo de su biografía
El artista nació el 31 de enero de 1908 en el Campo de la Cruz (de la familia Segoburo, sus tíos abuelos vascos). Era una antigua posta rural, equidistante del pueblo de Colón y de la ciudad de Pergamino, al norte de la provincia de Buenos Aires. Su padre mestizo de origen quechua, era oriundo de Monte Redondo, en la provincia argentina de Santiago del Estero, y su madre, de apellido Aramburu, era criolla de padres vascos. Su infancia transcurrió en Agustín Roca (partido de Junín), donde su padre trabajaba en el ferrocarril como telegrafista y se dedicaba también a la doma de caballos. Inicialmente estudió violín con el padre Rosáenz, el cura del pueblo. Más tarde aprendió a tocar la guitarra en la ciudad de Junín con el concertista Bautista Almirón, quien sería su único maestro.
En 1917 con su familia pasó unas vacaciones en la provincia de Tucumán, y allí conoció un nuevo paisaje y una nueva música, con sus propios instrumentos, como el bombo y el arpa india, y sus propios ritmos, la zamba, entre ellos. La temprana muerte de su padre lo convirtió prematuramente en jefe de familia. Fue improvisado maestro de escuela, luego tipógrafo, cronista y músico. Jugó tenis, boxeó y se hizo periodista. A los 19 años de edad, compuso su canción «Camino del indio». Conoció Jujuy, los valles calchaquíes y el sur de Bolivia.
A lo largo de su vida se tuvo que exiliar, ya sea por cuestiones políticas o personales. Muchas de sus ideas fueron expuestas en sus composiciones musicales, en donde contaba la realidad que afectaba a los argentinos de tierra adentro.
Con el regreso de la democracia, a mediados de los años ochenta presentó varias obras en el famoso café concert y galería La Capilla, ubicado en Suipacha 842 (Buenos Aires). En 1985 obtuvo el premio Kónex de brillante como mayor figura de la Historia de la música popular argentina. En 1986, el Gobierno de Francia lo condecoró como Caballero de la Orden de las Artes y las Letras. En 1987 volvió a Argentina para recibir el homenaje de la Universidad Nacional de Tucumán.
Falleció el 23 de mayo de 1992 en Nimes, Francia, a donde había viajado para realizar una actuación que tenía programada.

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