Desmintiendo a los que hablan de falta de coordinación en el equipo económico, ayer el Banco Central decidió no volver a bajar las tasas de interés de corto plazo. La decisión adoptada por el Comité de Política Monetaria se alineó así con el Tesoro, que a fines de la semana pasada había salido a vender, a través del Banco Nación, USD 400 millones para contener el tipo de cambio. La decisión adoptada por Federico Sturzenegger va en la misma dirección.

En el comunicado divulgado ayer, el Central avisó que seguirá manejando con “cautela” ante las señales mixtas vinculadas con la evolución de la inflación. Hoy se divulgará el índice de precios de enero que podría ubicarse cerca del 2%, mientras que ayer la ciudad de Buenos Aires difundió el 1,6%. Por lo tanto, decidió mantener las tasas de interés cortas en niveles de 27,25%, interrumpiendo así la reducción que había iniciado a principios de año.

Aún antes de conocerse la decisión del Central fue notorio ayer el ingreso de dólares por parte de bancos extranjeros para retomar la inversión ganadora del año pasado: el “carry trade”, o sea apostar por los rendimientos de bonos en pesos (como el caso de las Lebac), y otros títulos emitidos en moneda local.

La combinación de tasas que siguen elevadas en relación a la inflación esperada y el salto que tuvo el dólar desde fin de año (pasó prácticamente de 17,50 a 20 pesos) es una invitación para los que quieren retomar una apuesta que arrojó fuertes retornos el año pasado.

Necesidad de financiamiento local

Recuperar el atractivo de la inversión en moneda local está en línea, en este caso, con las necesidades de financiamiento con que tiene el Gobierno en este 2018. Ante un escenario de tasas más altas en Estados Unidos, el ministro de Finanzas, Luis “Toto” Caputo, fue preparando el terreno para tomar más deuda en el mercado local y en pesos.

El detalle en este caso es que sólo una parte de los compradores de esos títulos en moneda local son inversores institucionales (como compañías de seguros o fondos comunes de inversión) y el público. El resto, y en proporciones crecientes, son extranjeros que ingresan las divisas para aprovechar la bicicleta financiera.

Claro que para eso la tasa en moneda local se deben dar dos condiciones: una volatilidad mucho menor del dólar y tasas de interés que se mantengan por encima de la inflación. Esas dos condiciones parecieran estar presentes ahora. Ayer fue notorio el ingreso de divisas por parte de bancos extranjeros, en muchos casos para volver al negocio de tasa.

El dólar en Brasil tuvo una caída significativa (es decir se apreció el real) y esto aumenta el margen para un escenario de estabilidad cambiaria. El tipo de cambio real está ahora en sus niveles más altos en más de un año. Para adelante, resulta poco probable que la divisa aumente más que la inflación (tras haberla superado claramente desde diciembre) y lo más probable incluso es que se termine atrasando.

A diferencia de lo que sucedió en 2016 y parte del 2017, ahora las emisiones en moneda local a tasa fija lucen inviables. Como quedó demostrado en la última colocación de la semana pasada, ahora se emiten bonos en moneda local ajustados por tasa Badlar o por la evolución de la inflación más un rendimiento adicional.

La autoridad monetaria retomaría la baja de tasas

Aunque en esta oportunidad el BCRA dejó sin cambios las tasas, el mercado asume que en los próximos meses habrá nuevas reducciones.

Según un reporte de Max Valores, “el Banco Central reasumiría la baja de la tasa hasta reducirla 200 puntos básicos hasta mayo. Luego, entre mayo y septiembre se tomaría una pausa y quedaría en niveles de 25% anual, ante las dificultades para bajar la inflación núcleo de los niveles de 1,3% mensual”.

fuente: infobae

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