Los octavos de final de la Copa Libertadores se abrieron con un cruce repetido en la presente edición. Huracán recibió a Atlético Nacional en el Tomás Adolfo Ducó con la misión de lograr lo que no pudo en la fase de grupos: ganarle al equipo colombiano que se clasificó como el mejor puntero con valla invicta.
Las proyecciones de José San Román y las sociedades del lateral con Cristian Espinoza fueron las herramientas más incisivas para que el Globo se ponga en ventaja. Además, el laboratorio de Eduardo Domínguez en las pelotas paradas también puso en jaque a Franco Armani. El trabajo de la semana concluido por Daniel Montenegro significó otro recurso para llegar a la red.
En cambio, las respuestas de los cafeteros se basaron en la velocidad de Orlando Berrío. Las diagonales del delantero de Cartagena en el callejón cedido entre Luciano Balbi y Federico Mancinelli complicaron a la última línea quemera, que evitó la caída gracias a la reacción de Marcos Díaz.
En el complemento los de Reinaldo Rueda se animaron a proponer un juego más ofensivo, aunque el duelo de estrategas mantuvo el partido abierto. Todo indicaba que el destino podía cambiar por las individualidades de los protagonistas. Berrío, Ramón Ábila y Mariano González se perfilaron como los candidatos a quebrar el cero.
Sin embargo el tanto nunca llegó. La última ocasión de Mancinelli convirtió a Armani en un actor estelar en la noche porteña, dado que el arquero evitó el grito local y dejó al conjunto paisa a un paso de la siguiente fase. Los antecedentes hacen suponer que Atlético Nacional tendrá el camino allanado para continuar en el certamen, aunque en Parque Patricios son conscientes de que un empate con goles concretará la hazaña. Huracán cree en los milagros.
Por Fernando Taveira – [email protected]