“Debemos prestar especial atención a los forasteros, como también a las viudas, a los huérfanos y a todos los que son descartados en nuestros días”, reclamó durante la misa de este domingo en la Plaza San Pedro.

El papa Francisco denunció hoy un mundo “cada día más cruel y elitista con los excluidos”, al tiempo que, en la celebración de la misa por la Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado, criticó “los privilegios de unos pocos” que “perjudican a muchos otros” y convocó a los cristianos a “comprometerse con la construcción de un mundo más justo”.

Jornada Mundial del Migrante

“Debemos prestar especial atención a los forasteros, como también a las viudas, a los huérfanos y a todos los que son descartados en nuestros días”, reclamó durante la misa de este domingo en la Plaza San Pedro.

“En el Mensaje para esta 105 Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado, el lema se repite como un estribillo: No se trata sólo de migrantes. Y es verdad: no se trata sólo de forasteros, se trata de todos los habitantes de las periferias existenciales que, junto con los migrantes y los refugiados, son víctimas de la cultura del descarte”, reclamó.

“Una verdad que duele: Este mundo es cada día más cruel y elitista con los excluidos”, denunció.

Caridad

“El Señor nos pide que pongamos en práctica la caridad hacia ellos; nos pide que restauremos su humanidad, a la vez que la nuestra, sin excluir a nadie, sin dejar a nadie afuera”, pidió, en una plaza colmada de fieles que presenciaron la misa que tuvo un coro formado con cantores de diez países, entre ellos Sri Lanka, México y Tailandia.

Generar inclusión

“Pero, junto con el ejercicio de la caridad, el Señor nos pide que reflexionemos sobre las injusticias que generan exclusión, en particular sobre los privilegios de unos pocos, que perjudican a muchos otros cuando perduran. Y también nosotros, demasiado concentrados en preservar nuestro bienestar, corremos el riesgo de no ver al hermano y a la hermana en dificultad”, reclamó el papa.

Tras la celebración, Francisco inauguró y bendijo una escultura en bronce de casi seis metros de alto que quedará emplazada en la plaza San Pedro, que simboliza el drama de la migración con la figura de un barco con 140 personas de diferentes culturas y momentos de la historia, desde indígenas a sobrevivientes del nazismo, pasando por sirios y africanos.

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