Las fábricas de cigarrillos están paralizadas y hay desabastecimiento en todo el país. Para los especialistas, esta escasez es una ocasión ideal para que los fumadores se animen a abandonar esta adicción. Afirman que para lograrlo se requiere acompañamiento profesional. En el país hay 9 millones de fumadores. Difícil decisión para muchos.

Como los cigarrillos no son considerados un consumo esencial, las tabacaleras dejaron de producir el 20 de marzo, cuando el Gobierno anunció el aislamiento social obligatorio en todo el país. Unas semanas después comenzaron a crecer las protestas de los fumadores, principalmente en las redes sociales. Primero por la falta de marcas y formatos de mayor demanda y, con el correr de los días, porque se terminaron las versiones alternativas y se llegó a pedir hasta tres veces el valor de un paquete. “No sé cómo vivir sin fumar”. “¿Llegó la hora en la que la gente se fuma los dedos?”. “¡500 pesos el atado!”

Es probable que el panorama siga así varios días más. Es que si las restricciones se flexibilizan a partir de la semana que viene y las plantas principales de fabricación de cigarrillos quedasen habilitadas para volver a la actividad, habría que esperar entre una o dos semanas para que la distribución se reactive y los kioscos reciban los cigarrillos de las primeras marcas.

“¡Es un buen momento para plantearse dejar de fumar! Dependiendo del caso, podría requerirse sustitución de nicotina, y para eso deberían consultar con un especialista. No perdamos la oportunidad”. Es la propuesta que Carlos Damin, médico especialista en Toxicología, jefe de Toxicología del Hospital Fernández, profesor de Toxicología de la UBA y director de FundarTox, Fundación Niños sin Tóxicos, publicó en su cuenta de Twitter y sumó una catarsis de sensaciones con el hashtag #SinCigarrillos.

Damin enfatizó que la situación generada por las restricciones de la cuarentena “es una excelente oportunidad para que los fumadores decidan abandonar el cigarrillo, busquen ayuda profesional e intenten hacer la sustitución de nicotina para lo cual existen varios productos farmacológicos efectivos”.

La vicepresidenta de la Asociación Argentina de Tabacología (ASAT), Julieta Cassone, médica especializada en Psiquiatría y coordinadora del Área de Cesación Tabáquica de la Fundación Foro, también se expresó en esa misma línea: “No es tarea fácil abandonar la adicción al tabaco, pero de alguna manera esta crisis representa un buen momento para reflexionar, animarse para pasar a la acción y dejar de fumar, una conducta que reporta enormes beneficios para la salud desde el primer momento”, aseguró a Infobae.

Damin explicó que “lo ideal es hacerlo seriamente en el primer intento y así evitar recaídas y frustraciones, por eso es necesario buscar asesoramiento médico para que, en el caso de que sea necesario, se indique de qué manera hacer la sustitución de nicotina. En el mercado hay desde chicles, sprays y parches hasta medicamentos inhibidores del deseo y antidepresivos, entre otros”. Y recomendó “cambiar pautas de comportamiento y ritos asociados el tabaco, como las rutinas con el café, el mate, las bebidas alcohólicas o determinados alimentos; beber más agua y evitar lugares que inciten a fumar, entre otros hábitos”.

“Cerca del 70% de los fumadores argentinos quiere dejar de fumar”, indicó Cassone a Infobae en base a las primeras observaciones que arroja la encuesta que la ASAT está realizando actualmente para conocer las conductas de los argentinos en cuarentena por Covid-19.

“La mayoría no sabe cómo hacerlo. Están quienes creen que lo pueden hacer solos, lo intentan y después se frustran. Hoy lo importante es interpretar esta situación: no hay abastecimiento y los precios aumentan, son factores que desalientan y propician que el fumador pueda empezar a reflexionar sobre su dependencia con el cigarrillo y pasar a la acción. Muchos fumadores dicen algún día lo voy a dejar. Tal vez éste sea el momento”, sugirió.

De acuerdo con los datos de la ASAT, de cada 100 personas que intentan dejar de fumar, al año lo logra entre el 2 y el 3%. El porcentaje aumenta al 30 y el 40% si se trata de tratamientos grupales, y al 60 y 80% en abordajes individuales, porque la efectividad aumenta cuanto más intensivo y personalizado es el tratamiento, explicó Cassone.

fuente: infobae

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