Personal de seguridad grita y pide que la gente no hable con la prensa

En plena centro porteño, y bajo el fuerte sol del verano, decenas de personas esperaron horas para ingresar en el local de una galería. Ya ocurrió en otros lugares. Los detalles.

Decenas de personas hacen horas de cola desde la madrugada en la puerta de una galería en la Avenida Cabildo al 2000, en el barrio porteño de Belgrano, para recibir criptomonedas a cambio de un escaneo del iris. La escena se repite en Pinar de Rocha, Ramos Mejía, y en varios clubes de Córdoba y Mar del Plata. y atrae fundamentalmente a gente joven que vienen de los lugares más humildes del Conurbano bonaerense, Laferrere, José C Paz, Glew, Florencio Varela.

Bajo un sol intenso, mujeres embarazadas, chicas con bebés y jóvenes cartoneros, hacen fila durante varias horas para hacerse de unos pesos, aunque no está muy claro cuánto van a ganar. En la vereda también hay pequeños inversores que compran las monedas virtuales a los que ya ofrecieron su iris, a cambio de una comisión.

Yamila Suarez vino de Glew muy temprano. El jueves logró que le escanearan el iris y al día siguiente trajo a su marido. Tiene tres hijos y está desocupada. Con la esperanza de tener algunos pesos más tomaron el tren Roca a Constitución, la línea C de subte al Obelisco e hicieron combinación con la D hasta la estación Juramento de Belgrano. “Te bajás una aplicación de World app, te escanean los ojos, te piden el celu, y abajo te esperan los compradores. Te canjean las monedas con las que te pagaron por plata. Yo gané 16 mil pesos”, cuenta la mujer que se refugió en una sombra de la vereda del lado de enfrente, porque ya no podía más de tantas horas estar al rayo del sol. “A mí me escanearon el iris. Supuestamente dicen que te sacan la información, pero yo no creo eso. Nadie me pidió cuenta bancaria, ni nada”, dice con total tranquilidad. “Yo me bajé la aplicación, me generé un turno y vine a hacer la fila ayer. Hoy decidí acompañar a mi marido, el problema es que cuando pasó, se demoró mucho porque no tenía crédito en el teléfono”, explica.

En la fila hay mucha gente que no sabe ni para qué está ni tampoco tiene conocimientos de criptomonedas. Sólo les prometieron que les pagaran y eso los motiva a estar muchísimas horas al rayo del sol, sin baño ni agua y con unos guardias privados contratados por la empresa que no paran de gritar. Son los mismos que no quieren que esta periodista entreviste a la gente de la fila ni haga videos. “No contesten”, les gritan. Algunos temerosos alcanzan a contar sus historias, aunque con la condición que vayamos para el lado de la calle Echeverría o Juramento, donde no hay nadie que controle. “Estamos acá para cobrar un bono de plata, nos filman el iris y nos dan monedas. A todos no pagan iguales doña, es una moneda nueva”, cuenta Walter de San Fernando, a quien todavía le faltan dos cuadras de fila. “Estamos cada vez peor, estamos por necesidad, por la plata vio”. Su amigo que no quiere dar nombre se sincera “nosotros traemos la gente y hoy trajimos ocho”, agrega. El hombre aclara que el jueves cobró 8000 pesos y el viernes recibiría más por traer a sus amigos. Una de las chicas del grupo, Jéssica, cuenta que se quedó sin trabajo en un kiosco de diarios en Ramos Mejía y aprovechó para ver si puede hacer un poco de plata.

La empresa de criptomonedas, llamada Worldcoin Wallet, lleva meses buscando jóvenes. Inclusive llegaron a pararse en la puerta de la Universidad Católica en Puerto Madero a comienzos de la primavera para buscar estudiantes a cambio de 50 dólares. Esta semana que terminó la convocatoria se hizo más masiva, pero el pago que ofrecen es más bajo. “A mí me regalaron 10 monedas por verificarme con mi iris y tres monedas por bajarme la aplicación. Cada Word vale un dólar”, explica Patricia Estevez de Quilmes. “Yo estudié bien el sistema, cobré y con una aplicación que se llama Binance vendí mis monedas virtuales, las pasé a pesos y me las depositaron en mi cuenta. Yo la agarré en subida y gané 70 mil pesos”, cuenta entusiasmada.

A Patricia no la amedrentan los datos de especialistas que indican que podría tratarse de un proyecto global para escanear iris en todo el mundo y volcarlos en una base de datos internacional. Tampoco que el sistema podría no respetar la ley de Protección de Datos Personales. “Yo leí mucho del tema, a mi me daba miedo, pero averigüé que ellos necesitan la verificación del iris porque necesitan saber cuántos usuarios hay en el mundo”. “Es una máquina donde hay que seguir una luz, se escanea el ojo y listo”. La mujer que vende zapatillas en forma independiente, vino el jueves y al día siguiente decidió traer a su hijo de 18 años, que recién terminó la secundaria. “Yo ya estuve en Sarandí y no me quedé porque había muchísima gente y al otro día ya no estaban más. Después estuvimos en Costanera donde se canceló todo porque hubo disturbios. La gente que estaba sin turno quería ser atendida y rompieron el bar, robaron sombrillas, me explicaron hoy los de seguridad”, agrega.

El sistema es piramidal, una vez verificados con el escaneo del iris la empresa da un código de invitación y otorgan cinco monedas por cada persona que se trae. El tope son cinco personas, por eso hay varios de la fila que estuvieron solos el primer día y al siguiente volvieron con familiares, amigos o vecinos.

El escaneo se hacía en una galería de Cabildo y JuramentoEl escaneo se hacía en una galería de Cabildo y Juramento

La cola prácticamente no se mueve porque entran de a veinte personas a un local del primer piso de la galería. La gente agotada se sienta en el piso, mientras los custodios gritan que dejen lugar a los transeúntes para evitar las denuncias de los comerciantes a la policía de la Ciudad. La situación crea malestar entre los dueños de las casas de ropa de mujer que quieren aprovechar los últimos días de diciembre de buena venta y la multitud que quiere llegar a la oficina tan ansiada. “Hagan paso para los transeúntes”, grita un joven. “Los locales se van a quejar y nos van a echar a todos”.

Cada cincuenta personas aproximadamente hay un especialista en criptomonedas también haciendo fila que le explica el negocio a esta cronista. Alan trajo a su hermana y sus amigas. Él se dedica a cambiar a los que no conocen del tema. “Esta es una aplicación que se llama World Up, que te pagan con cripto. Es una empresa estadounidense que se especializa en inteligencia artificial, que paga por la información del color del iris para poder hacer más reales los proyectos por computadora. Yo especialmente hago arbitraje de criptomonedas, compro y vendo y hago un 10 por ciento de ganancias. Te aseguro que hoy ganás 20 mil más los tres bonos que se van a desbloquear mañana se va a 26 mil pesos”, asegura el joven. A 70 metros está en la cola Mabel, de San Fernando. La señora de unos 45 años se quedó sin trabajo hace dos meses cuando tuvo que cerrar el almacén que tenía hace años por el descontrol en los precios. “La verdad es que no tengo nada ahora, creo que podría ganar 10 mil pesos, más no” , cuenta la mujer con un dejo de tristeza. “Hablan muchas cosas, que te pueden jaquear, que te pueden robar los datos, pero yo no tengo problema en que me escanean el iris, no tenemos plata, qué me van a sacar!, confiesa con angustia.

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