La tragedia desnudó la falta de controles por parte de las autoridades de la Municipalidad de San Miguel de Tucumán. La falta de reflejos en las explicaciones demostraron que no hay un aceitado sistema para verificar que las obras autorizadas se concreten como estaba previsto sin poner en riesgo la vida de quienes transitan por la Capital tucumana. La Justicia comenzó la investigación de oficio, debido a que no existe denuncia alguna.

Era una tarde de miércoles como cualquiera, la mayoría de las personas se disponían a retornar a sus hogares. Algunos realizaban compras antes del retorno. Toda aquella tranquilidad se vio interrumpida por un estruendo ensordecedor y una cortina de humo que lo cubrió todo. Por un momento todo fue conmoción y terror hasta que nos dimos cuenta de la fatal realidad, el ex teatro Parravicini se había derrumbado llevándose por delante todo a su paso sobre calle 24 de Septiembre al 500.
El edificio, ubicado en 24 de septiembre al 500, fue inaugurado el 5 de julio de 1923 como “Grand Splendid Theatre”. Era un cine moderno de estilo francés, con palcos, que marcó un antes y un después en la zona por su imponente belleza.
En 1971, el Splendid se transformó en el teatro Parravicini y luego tuvo una época en la que cual incorporó un ciclo de películas eróticas a su cartelera que generó muchísimo revuelo.
Con el emblemático Bar Molino renovado al frente, el Parravicini se convirtió en un bar con bowling que tampoco prosperó y cerró en 2017 sus puertas.
El ex Parravicini forma parte del inventario de edificios y sitios de valor patrimonial, en carácter de Componente del Patrimonio Arquitectónico de la Municipalidad de la capital tucumana. Por eso, la obra debía tener el visto bueno de Planeamiento, no sólo de Catastro.
Tras momentos de confusión y angustia, el fiscal Diego López Ávila, quien esta a cargo de la investigación, confirmó que las victimas fatales eran 3 de quienes en esos momentos se desconocía su identidad.
María Cristina Sosa iba junto a su hijo, Miguel Morandini. Regresaban de un negocio de telefonía celular, que se encuentra a la vera del edificio derrumbado y pasaron por el frente cuando se desmoronó. Ambos murieron en el acto. Acababan de comprar un protector para el teléfono de la mujer de 82 años y que cumplía 83 el próximo mes.
Según el relato de familiares, el hombre siempre que iba al centro dejaba su auto en una de las cocheras colindantes con el ex teatro. Más aún el miércoles que iba con su madre, que tenía problemas para movilizarse.
Morandini era un ingeniero agrónomo de 50 años y con más de 20 de trabajo en la Estación Experimental Agrícola de Tucumán. Cumplía funciones en el departamento de Suelos donde se encontraba investigando el uso de la vinaza (desechó químico tóxico de la producción de azúcar) como fertilizante para mejorar la calidad de algunos tipos de suelo.
La tercera víctima fue Víctor Hugo Aranda, un hincha fanático de San Martín, quien se dirigía a un negocio de venta de artículos deportivos cercano a retirar la camiseta del club de sus amores que ya había pagado y que pensaba estrenar el próximo domingo cuando el “santo” comenzara a disputar la serie final para lograr el ascenso a la Superliga del fútbol argentino. Sus amigos rápidamente mostraron su dolor en su Facebook que se inundó de saludos y pésame. Su sobrina señaló que estaban destruidos y que su tío era “un enfermo” de los albirrojos tucumanos.
Aranda esperaba con ansias poder disfrutar de la final entre su equipo y Sarmiento de Junín, el destino y la falta de controles municipales sobre una obra que debía ser monitoreada le arrancó la vida y sus sueños.
Personal del estacionamiento vecino aseguran que ya habían alertado de la caída de escombros de gran tamaño debido a la frágil situación del edificio, pero desde el municipio capitalino negaron que dichas denuncias se hayan realizado en este ámbito. Es cierto que no se trataba de una obra de remodelación común, sino sobre una construcción de relevamiento histórico. Los controles e inspecciones debieron ser muy rigurosos. De esta manera se habría detectado a tiempo el riesgo que presentaba.
Desde el alfarismo no hubo grandes movimientos y apostaron al silencio, a que la situación pierda impulso, cuando deberían haber dado más explicaciones, como ser quienes eran los responsables de controlar la actividad en dicho edificio y no cumplieron debidamente con sus tareas.
En el lugar estuvieron los funcionarios Federico Masso y Enrique Romero, entre otros, pero sus expresiones fueron de solidaridad, sin explicaciones ni autocríticas. También estuvieron presentes otros funcionarios y concejales capitalinos que forman parte de Cambiemos, como Sandra Manzone.

Dilema: Antigüedad y peligro
La arquitecta Analía Chiarello, docente de la Facultad de Arquitectura e integrante de la comisión de patrimonio histórico, dijo a LV7 que “hay que aclarar que no se corre riesgo en una edificación antigua.
Que una construcción sea antigua no significa que se vaya a caer”.
“Un edificio antiguo no se cae si no se está trabajando en él”, señaló. En cuanto al edificio del Parravicini, dijo que no pertenece a la lista de edificios que están como patrimonio histórico. “La provincia solo protege edificios públicos provinciales, el Parravicini solo estaba inventariado en la municipalidad”.
El titular de la Fiscalía de Instrucción IV, Diego López Ávila, confirmó que hasta que no se termine de limpiar el ex cine Parravicini, donde murieron tres personas, no se podrá determinar qué fue lo que pasó con el edificio.
López Ávila, además, confirmó que hasta el momento no hubo ninguna denuncia y que la fiscalía “actuó de oficio”. “Hasta el día de la fecha nadie se acercó a realizar una denuncia. La fiscalía actuó de oficio”, contó.
El fiscal agregó que representantes de la unidad académica de la UNT estuvieron en el edificio dañado de 24 de Septiembre al 500. Ingresaron al predio e inspeccionaron diferentes sectores del inmueble.
El funcionario judicial, además, espera los informes técnicos del cuerpo de arquitectos e ingenieros de la Policía y de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de Tucumán (UNT).
Estas conclusiones guiarán las preguntas a funcionarios de la Municipalidad de San Miguel de Tucumán y a directivos de la firma Antonio José Fortino Construcciones SRL, responsable de la obra, con el fin de determinar los motivos del derrumbe y las responsabilidades.

Otro ejemplo de desidia
La gestión de Germán Alfaro mostró hace unos días que la preservación de edificios, aún los destinados a brindar el servicio de salud, no es prioritaria. Uno de esos casos es la sede del Centro de Atención Comunitaria (CAC) N° 1, que presenta diversos problemas y que fuera cerrado por orden del municipio. El doctor Eduardo Gómez Ponce, ante esta situación, inició una original protesta que consistió en la atención de sus pacientes en la vereda del mencionado establecimiento. Pese a la medida, que cosechó el apoyo de los vecinos, la posición del Gobierno municipal se mostró lejana a brindar una solución a 1500 familias.

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