arbitro

“Todavía no sabemos quién lo mandó a matar”. La frase, terrible, sale de los labios de uno de los hijos del policía que en mayo de 2022, fue baleado mientras dirigía un partido de fútbol en el predio de Las Cañas.

“Mi papá cada día que pasa empeora. El sedentarismo le trajo consecuencias, y hoy está internado, a la espera de una cirugía”, contó Facundo Pérez.

El 30 de mayo de 2022 dos jóvenes que se movilizaban en una motocicleta llegaron al predio deportivo de Yerba Buena, donde se disputaba el torneo, identificaron a la víctima y le preguntaron: “¿vos sos Oscar Pérez?”, el referí respondió que sí, y en ese momento uno de los desconocidos le disparó dos veces.

Uno de los proyectiles impactó en su columna y lo dejó prácticamente inmovilizado. Desde ese día, Pérez ya va atravesando siete cirugías. Siempre se sospechó que los agresores habrían atacado por encargo.

Por este hecho se arrestó a Ulises Gonzalo Abregú (23 años), a Juan José Cuevas y a José Agustín Paruja. Según la investigación que lleva adelante la Fiscalía de Atentados Contra las Personas, a cargo de Diego Hevia, Cuevas conducía la moto en la que se trasladaban los agresores. Primero habría llevado a Paruja al predio de Las Cañas, simplemente para que señalara a la víctima.

Luego se fueron, y Cuevas habría dejado a Paruja en su casa para buscar a Abregú y trasladarlo hasta las canchas de fútbol, donde este realizó los disparos.

Una cámara de seguridad captó la patente del vehículo y a sus tripulantes. En noviembre de 2022, mediante un juicio abreviado, Abregú reconoció el hecho y fue condenado a ocho años de prisión por tentativa de homicidio; pero según la familia Pérez, el penado no reveló por qué habían atacado a Oscar ni quién les había encargado el crimen.

Por su parte, Paruja, quien había recibido el beneficio de la prisión domiciliaria, está prófugo desde el 14 de marzo pasado, cuando cortó la tobillera electrónica y desapareció del radar de la Justicia.

La principal hipótesis apunta a que la víctima fue atacada luego de haber terminado una relación con una mujer. Tras la separación, la ex pareja del árbitro habría entrado en depresión, por lo que algunos allegados intentaron convencer a Pérez de reconciliarse.

Al no conseguirlo, lo habrían amenazado. Siguiendo esa línea, la investigación intenta localizar también a quienes planificaron el ataque, pero hasta el momento no se pudo probar quiénes fueron los que contactaron a Abregú y le encargaron que fuera a dispararle al árbitro.

El ataque dejó a Pérez en silla de ruedas. La bala le dañó la novena vértebra y lo obligó a iniciar una rehabilitación con la esperanza de que algún día pueda volver a caminar; pero hasta el momento eso no fue posible. Quedó parapléjico y eso cambió su vida en todo sentido. El árbitro, que además trabaja como empleado de seguridad de un sanatorio, tuvo que reinventarse con el apoyo de su familia y de sus compañeros de trabajo. A 20 meses del hecho, el sedentarismo fue deteriorando su salud.

“Perdió la sensibilidad del ombligo para abajo, lo que implica que necesita asistencia para ir al baño. En este momento está internado por una infección urinaria causada por el sedentarismo. Esto también le generó cálculos en el riñón, vesícula y en el páncreas; eso le provocó además una pancreatitis aguda, otra de las razones por la que está internado”, detalló Facundo en entrevista con La Gaceta.

El joven detalló que atravesaron un fin de año complicado, ya que pasaron las Fiestas asistiendo a su padre en el sanatorio, a la espera de que las cirugías dieran buenos resultados, siendo esta la séptima oportunidad en que Oscar Pérez debe ser intervenido quirúrgicamente por las secuelas del cobarde ataque cuyos autores ideológicos aún están impunes.

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