En esta ciudad patagónica conviven soldados de cuatro fuerzas armadas. Aunque el buque Sophie Siem ya partió hacia la zona de rastrillaje del submarino ARA San Juan, en el puerto local continúa activo un centro logístico para coordinar las eventuales tareas de rescate.

El sol cae en la ciudad de Comodoro Rivadavia pasadas las 21. Golpea con fuerza durante el día a pesar del viento que aparece intermitente y es capaz de arrancar un árbol de su raíz o la puerta de un auto, y se esconde detrás de las extensísimas playas de Rada Tilly, a solo 15 minutos de auto. Regala a los comodorenses, en su trayecto, una pintura anaranjada en el cielo patagónico.

Pero los 177.038 habitantes de esta ciudad (según el último censo de 2010) se acostumbraron en la última semana a un nuevo paisaje, a una nueva postal. A los uniformes camuflados, a las señales militares, a los soldados que caminan sus calles, que ocupan los principales hoteles. Representantes de cuatro fuerzas armadas confluyen en esta región del sur del país: de Argentina, Estados Unidos, Rusia y Reino Unido. Es algo inédito, y acá, en la Patagonia, es algo histórico.

El buque Sohpie Siem, la embarcación de bandera noruega que transporta un minisubmarino de última tecnología, partió a la zona de rastrillaje del ARA San Juan para una eventual tarea de rescate. Lo hizo con una tripulación de 50 personas, entre marinos, soldados estadounidenses y los capitanes argentinos Parent y Reynoso. Sin embargo, en el puerto de Comodoro Rivadavia seguirá en funciones un centro logístico y de coordinación de la Armada de Estados Unidos, en una de las oficinas del edificio de la administración, a cargo de Fabio Cambareri.

Al Sophie Siem subieron 43 marines, el resto de la delegación que se quedó en tierra tiene la tarea de coordinar, además, el recorrido de los buques que patrullan la zona del golfo San Jorge y también el uso de la tecnología que ya se utiliza, como drones submarinos y una campana acuática con capacidad para rescatar a seis personas transportada por el remolcador Skandi Patagonia.

Y fueron ellos, también, los encargados de las reformas para la instalación del minisubmnarino. Para ello contaron con la ayuda de Fernando Mercado, un arquitecto que cumplió las funciones de traductor oficial y que colaboró para acercar más operarios y soldadores, y además fue nexo con el encargado de Seguridad del puerto, Marcelo Gauto. La delegación local de la Armada Argentina, a cargo de Carlos Ortegueira, contó también con varios traductores entre sus integrantes.

Para los soldados de la armada norteamericana, el puerto es la zona de referencia en Comodoro Rivadavia. Durante los últimos días, muchos durmieron en el Sophie Siem y en los hoteles céntricos, sobre la calle Moreno. Sus dos portavoces, el teniente Karl Schomberg y el capitán Héctor Alejandro, son los encargados de la comunicación oficial, siempre cuidadosos de no generar un conflicto diplomático con Argentina. “Todo lo que hacemos lo hacemos por pedido de la Armada Argentina”, fue la frase más repetida en los últimos días.

No se cruzaron en el puerto, todavía, con los 12 soldados rusos que están en Comodoro Rivadavia a la espera del ARA Islas Malvinas, el buque que los transportará al golfo de San Jorge junto a tres containers que llegaron en el avión Antónov 124. La delegación, que también incluye un representante de la Embajada Rusa, se repartió entre los hoteles Lucania y Comodoro, mientras que la mercadería todavía aguarda en el aeropuerto local.

Tatyana Prints es ucraniana y hace 13 años que vive en Comodoro Rivadavia. Es ingeniera, trabaja en la industria petrolera, el principal motor de la ciudad, y también es una de las intérpretes de los soldados rusos. “Tengo una amiga rusa que nos comentó que desde la Armada estaban necesitando traductores para ayudar cuando llegue el avión Antónov. Se armó un grupo de whatsapp con intérpretes rusos y cuando necesitan preguntan quién puede”, aseguró en diálogo con Infobae.

Y agregó: “Estuve con buzos rusos que son los que se quedan en Comodoro y son los que se embarcarán con las cargas en el primer barco que entre en el puerto asignado a la misión de rescate del ARA San Juan. Básicamente, participé de la coordinación de descarga y resguardo de los contenedores”.

La logística de alojamiento y comida estuvo a cargo de la Armada Argentina. Esta colaboración tuvo lugar gracias a un pedido directo del presidente Mauricio Macri a Vladimir Putin. “Los buzos rusos, por lo que escuché, quieren salir lo antes posible para comenzar con la búsqueda del submarino”, destacó una de las traductoras.

La ayuda internacional para encontrar a los 44 submarinistas, además, incluyó aviones y barcos de las armadas de Uruguay, Brasil, España, Chile y Canadá, entre otros países, que se encuentran en la zona de rastrillaje del golfo de San Jorge y se repartieron una extensión de 74 kilómetros para una mejor tarea de rastreo y patrullaje.

El miércoles 15, el ARA San Juan reportó su última posición a 430 kilómetros del punto más cercano de la costa de la Península de Valdés, cuando navegaba en aguas del océano atlántico desde la ciudad de Ushuaia con rumbo a la base naval de Mar del Plata.

Fuente: Infobae

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