De resistencias políticas y adelantamientos en el tiempo que no ayudan en nada

—¡¡¡Eduard querido!!! ¿Qué hace reparando esa plancha en pleno bar? ¿Acaso quiere poner un emprendimiento para reparar electrodomésticos?

—No, mi estimado. Le estoy haciendo el favor a una señora amiga que no le calienta.

—¿No se preocupa por nada?

—¡¡¡No sea zopenco!!! Me refiero a que la plancha no le calienta.

—Bueno, no se me lo sulfure. Pero, ¿Cuál es el problema?

—El mismo de muchos políticos tucumanos del oficialismo…

—Dígame, entonces…

—La resistencia.

—¿La resistencia?

—Sipi.

—¿A qué resistencia se refiere?

—A la de dejar la interna política atrás.

—¿Por qué dice que no la quieren dejar?

—Simplemente lo demuestran con sus actos.

—¿Con sus actos?

—Sipi.

—¿Puede ser más específico?

—Por ejemplo, obvian a Jaldo en sus publicidades institucionales o no participan de las convocatorias para limar asperezas.

—¿Usted se refiere a un asado que se hizo recientemente con legisladores?

—Sipi.

—¿Y eso a qué se debe?

—A un adelanto.

—¿Qué adelanto?

—A un adelanto de almanaque que hace que muchos de los políticos estén viviendo ya en 2023.

—Pero, si faltan dos años.

—A muchos habría que avisarles. Pero, en fin.

—A su criterio, Eduard, a qué deberían dedicarse.

—¡Fácil! A la gestión y a la construcción de imagen ante la opinión pública.

—¡Usted siempre tiene la justa!

—Se agradece el cumplido, pero las alabanzas no llenan el estómago.

—¿Ya quiere almorzar? Es media mañana…

—No, pero le apliquemos una picadita súper para ir amortiguando.

—¿Usted cree?

—Sipi y todo a su cuenta, por supuesto.

—¡¡¡Ya me jodió de nuevo…!!!

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