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El relevamiento denominado “Características clínicas y resultados de los pacientes con COVID-19 con ventilación invasiva” analizó el desempeño del cuidados intensivos del país y surgió que más de las mitad de las personas que ingresaron a terapia intensiva falleció pese a la asistencia. La mayoría de los que mueren son hombres, mayores de 52 años y con comorbilidades. 

Luego analizar cientos de investigaciones de distintas partes del mundo, un grupo de intensivistas argentinos decidió analizar qué ocurría cuando un paciente Covid-19 positivo entraba a terapia intensiva. Tras un relevamiento realizado en 63 unidades de cuidados críticos del país, los especialistas concluyeron que muere casi el 60% de quienes ingresan.

Estudio en 63 clínicas

El estudio denominado “Características clínicas y resultados de los pacientes con COVID-19 con ventilación invasiva en Argentina (SATICOVID)”  fue publicado en la revista The Lancet Respiratory Medicine.

El análisis se desarrolló en 63 terapias intensivas de todo el país y siguió el desarrollo de la infección en 1909 pacientes con COVID-19 positivo confirmado por PCR. Según explicaron los especialistas, todos “fueron seguidos hasta la muerte en el hospital o el alta hospitalaria, lo que ocurriera primero”. El 57% de los afectados finalmente falleció.

Asimismo, los especialistas advirtieron que, pese a que el número de muertes tras el ingreso a terapia fue similar a las registradas en otras partes del mundo, el cansancio en el sistema y personal de salud podría haber “contrarrestado los beneficios del aprendizaje relacionado con el manejo de COVID-19″.

¿Qué analizaron los especialistas?

En este caso, intensivistas argentinos evaluaron si la realidad económica de la nación podría ser considerada como un factor negativo para los infectados.

“La información epidemiológica sobre pacientes críticamente enfermos con COVID-19 en países de ingresos bajos y medianos ha sido escasa. En Argentina, un país de ingreso mediano alto (definido por el Banco Mundial), la información proporcionada por el Ministerio de Salud está fragmentada y los datos disponibles sobre los subsectores privados de salud son deficientes”, argumentan en el documento realizado por la Sociedad Argentina de Terapia Intensiva (SATI).

Comorbilidades

En el escrito, que contó con una publicación online antes de su versión impresa en la prestigiosa revista The Lancet, evaluó que la mortalidad estuvo relacionada con “la edad, las comorbilidades, la disfunción renal y cardiovascular aguda y la oxigenación comprometida”.

“Las causas de muerte se seleccionaron de una lista de nueve posibilidades”, detallaron los intensivistas argentinos y resaltaron que al momento del fallecimiento “se podría considerar a más de una causa de muerte”.

En ese sentido, remarcaron que en los 1909 pacientes que fueron analizados,  la edad promedio se situó en los 62 años (entre 52 y 70), había un 67,8% de hombres y el 91,7% tenían comorbilidades, siendo que la hipertensión arterial se ubicó en el primer lugar, con el 46,9%; seguida por la obesidad (con el 44,4%) y la diabetes (con el 29,0%).

Factores de riesgo

Según resaltaron, “el aumento de la edad fue un predictor independiente de mortalidad” y pese a que los “factores de riesgo fueron similares a los identificados en otros estudios”, en el estudio argentino se evidenció la presencia de, al menos, una comorbilidad en el 92% de los pacientes, la cual denominaron como “la más alta registrada”.

“Las complicaciones en todos los pacientes fueron frecuentes. El síndrome de distrés respiratorio agudo (SDRA) se desarrolló en el 87,6% pacientes”, señalaron los intensivistas y resaltaron que, en el 61,1% de las oportunidades, se aplicó la técnica de poner boca abajo (decúbito prono) a los afectados, método que, según explicaron, se aplica en los cuadros más graves.

Unidad de cuidados intensivos

Sin embargo, pese a las técnicas aplicadas para salvar la vida de los pacientes, los intensivistas registraron que “el 57,7% de los afectados murieron en el hospital (como resultado primario), mientras que la mortalidad a los 28 días alcanzó el 50,6% y la mortalidad en la UCI se ubicó en el 57%”.

 

fuente: tn

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