Según un relevamiento realizado en el Reino Unido, casi dos tercios de los pacientes que se enferman gravemente por COVID-19 en ese país son obesos y casi el 40% son menores de 60 años. Por qué el sistema inmune de una persona obesa está más debilitado que el de quien tiene un peso saludable.

Casi dos tercios de los pacientes que se enferman gravemente por el coronavirus en el Reino Unido son obesos y casi el 40% son menores de 60 años, reveló una auditoría del NHS.

Puntualmente, según el reporte, el 63% de los pacientes en cuidados intensivos en hospitales del Reino Unido debido a complicaciones por COVID-19 tiene sobrepeso, obesidad u obesidad mórbida.

Si bien la edad promedio de las personas que sufren los síntomas más graves del coronavirus -que ya cuenta más de 372 mil casos y 16 mil muertes en todo el mundo- es de 64 años, el 37% tiene menos de 60 años.

El Centro Nacional de Auditoría e Investigación de Cuidados Intensivos analizó todas las admisiones a unidades de cuidados críticos en el Reino Unido hasta la medianoche del jueves pasado. Su hallazgo de que las personas obesas corren el riesgo de sufrir complicaciones graves por COVID-19 será preocupante para los jefes de salud, ya que dos tercios de los adultos en el país entran en la categoría.

Mónica Katz (MN 60164) explicó que “la obesidad es una enfermedad crónica y su principal característica, dado que quien la padece tiene un exceso de tejido adiposo disfuncional, es ser una enfermedad meta inflamatoria; es decir que las personas que tienen obesidad tienen un estado inflamatorio crónico”.

La presidente de la Sociedad Argentina de Nutrición (SAN) señaló que “la grasa humana no sólo tienen células grasas, sino que tiene muchas células del sistema inmune, como células T, neutrófilos, mastocitos y macrófagos, entre otras”. Y ahondó: “Las personas que tienen obesidad tienen alteraciones del sistema inmune, que se conocen hace tiempo y las más importantes que podrían enumerarse son una disminución de la producción de las citoquinas, que son proteínas con efecto antiinflamatorio; tienen función alterada de monocitos y de linfocitos que son todos glóbulos blancos del sistema de defensa; tienen disminución de las llamadas células asesinas o ‘killers’, que son las que detectan y atacan una célula por ejemplo invadida por un virus; tienen una función disminuida de macrófagos, que son las células encargadas de degradar bacterias, virus, etc y en general tienen una respuesta muy disminuida de la estimulación por antígenos para enfrentar infecciones”.

Y destacó: “Ya se había visto en la gripe A que un gran porcentaje de los pacientes que fallecían en el mundo y en la Argentina eran obesos”.

En la Argentina, los números no mienten: el 61,6% de los argentinos tiene exceso de peso, en una proporción de 36,2% de personas con sobrepeso y 25,4% con obesidad.

fuente: infobae

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