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El Gobierno se prepara para encarar, desde la semana próxima, su apuesta más fuerte para encarrilar los precios y salarios y llegar sin sobresaltos a las decisivas elecciones legislativas: el acuerdo con los empresarios y sindicalistas que se explorará no es imaginado como el pacto social de 1974 sino más bien como una metodología de trabajo para analizar las posibilidades de cada sector y llegar a compromisos no escritos para ajustar las expectativas inflacionarias a las previsiones del presupuesto 2021.

Semana movida

Mientras la Jefatura de Gabinete apura las invitaciones a los sindicalistas para el miércoles y al empresariado para el jueves, está previsto que se ponga sobre la mesa la necesidad de cumplir la pauta presupuestaria oficial, que incluye una inflación del 29%, un tipo de cambio para el dólar de $102,4 en diciembre y un crecimiento del PBI de 5,5%.

Sin techos para las paritarias

Los funcionarios juran que no existirán techos, topes ni sugerencias para los aumentos salariales de 2021, aunque la Asociación Bancaria, alineada con la Casa Rosada, se convirtió en el sindicato que firmó este jueves el convenio que se convertirá en el modelo que busca el Gobierno para el resto: un 29% de incremento para este año (más una actualización salarial del 2,1% pendiente para 2020 y una cláusula clave que prevé revisiones en septiembre y noviembre para compensar la inflación).

Los bancarios primeros

Para que no queden dudas, el Presidente recibió a Palazzo y luego publicó en Twitter un sugestivo respaldo: “Celebro que en pleno funcionamiento de paritarias libres, bancarios y bancarias bajo el liderazgo de Sergio Palazzo hayan logrado un acuerdo que no sólo atiende aspectos salariales ventajosos, sino que ofrece un enorme avance en materia de derechos vinculados al género”.

Resguardar a los trabajadores

Por su parte, el gremialista declaró: “Todos los gobiernos tratan de fijar algún parámetro a las paritarias. No nos tiene que asustar. Los dirigentes sindicales hacemos lo que tenemos que hacer”. Y admitió: “Si bien firmamos un acuerdo que va en línea con lo que se presume de inflación en el presupuesto, resguardamos a los trabajadores con dos cláusulas de revisión para poder seguir discutiendo el poder adquisitivo y, si es posible, mejorarlo”.

El tope del 29%

Lo que le interesa al oficialismo es que se respete el tope del 29% para el período enero-diciembre de 2021 y el “truco” para exhibir cifras razonables es aprovechar un dato de la realidad: hace mucho que la mayoría de las paritarias no tiene la misma vigencia del año calendario, por lo cual el Gobierno tratará de que las negociaciones acompañen las metas del presupuesto, que se miden en esos plazos.

El propio ministro de Economía, Martín Guzmán, negó esta semana que la Casa Rosada “quiera instalar techos en las discusiones paritarias”, aunque admitió que se busca que “se alineen los precios y los salarios a la pauta inflacionaria”. Allí aparece, obviamente, el número “mágico” del 29%.

Es que el techo salarial existirá en la práctica para este año, aunque no para el bolsillo de los trabajadores. La expectativa oficial es que cuando se anuncien los aumentos otorgados entre enero y diciembre de 2021 ninguna paritaria debería superar el 29%, pero la cifra podrá ser mayor si se pactan revisiones salariales para el año pasado (como hicieron los bancarios) o anticipos a cuenta para 2022 en aquellos convenios de una vigencia distinta a la del año calendario (que son la mayoría).

En materia de precios, por otra parte, la intención oficial es sumar al diálogo no sólo a las centrales empresariales sino también a los “formadores de precios”, como los supermercados, a quienes Alberto Fernández ya cuestionó en varias oportunidades por considerarlos responsables de la remarcación.

fuente: infobae

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