crimen

El jueves comenzará el juicio contra la mujer que cometió uno de los crímenes más aberrantes de los que se tenga memoria en Tucumán. Todo comenzó el 3 de octubre de 2017, cuando Nadia Giselle Fucilieri salió de su casa, en calle Santa Fe al 1.800, para dirigirse a una farmacia cercana a comprar hojas para bisturí y guantes de látex.

Entre la noche de aquel día y la madrugada del siguiente, usó esos elementos para degollar a sus hijos Marcelino, de 4 años, y Pía del Rosario, de 2, a quien asesinó en su cama mientras dormía.

Antes de acabar con la vida de sus propios hijos, la mujer escribió una carta dirigida a Aldo Martínez, su ex esposo y padre de los niños que iba a asesinar.

En la misiva, llena de rencor, le dedicó una frase terrible: “hijo de puta, ahora vas a sentir culpa… Vas a pagar por cada gota de sangre derramada por tus hijos… No vas a vivir tranquilo nunca… Ni vos ni tu familia”.

El aberrante suceso conmocionó primero a los vecinos y después a toda una provincia, conmovida por el horrible final de dos niños inocentes, la frialdad de la asesina y el dolor interminable de un padre.

Este jueves, poco después de que se cumpleran cuatro años del doble filicidio, la mujer afrontará el juicio en el que la acusación pedirá reclusión perpetua, mientras que su defensor solicitará que sea absuelta y salga libre.

Según el letrado, Nadia Fucilieri no era consciente de sus actos cuando degolló a sus hijos. La fiscalía y la querella en cambio, sostienen que hay pruebas de lo contrario, y las enumeran cuidadosamente.

Todo fue planeado

Lo primero que destacan es que todo fue planeado, como lo demuestra la compra de los elementos que usó para ultimar a sus hijos y el haber esperado que se durmieran para facilitar la ejecución.

Hoy, cuatro años después y a días de que comience el juicio, el mudo inmueble de calle Santa Fe sigue siendo “la casa de los angelitos” para los vecinos que no pueden borrar de su memoria las horas de angustia que vivieron cuando se descubrió lo que había pasado.

Tampoco pueden creer que ella haya sido beneficiada con un arresto domiciliario que le permite estudiar y participar de fiestas y reuniones, mientras los deudos de los niños aún tratan de elaborar el duelo.

Como siempre, será la justicia la que tenga la última palabra, a la hora de decidir si la mujer que mató a sus hijos para hacer sufrir a su ex esposo sale libre, o pasa el resto de sus días tras las rejas.

 

 

fuente: contexto

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