La advertencia fue dada a conocer por médicos británicos: algunos respiradores chinos pueden matar a los pacientes de coronavirus. Al menos 250 ventiladores provocaron daño y muerte a varios enfermos de COVID-19 en el Reino Unido, de acuerdo a la denuncia de profesionales de la salud. Al parecer vendieron un modelo diferente al que correspondía para tratamiento en salas de cuidados intensivos.

Médicos del Servicio Nacional de Salud del Reino Unido (NHS, por sus siglas en inglés) de Sandwell y West Birmingham alertaron acerca del uso de respiradores mecánicos chinos que ya provocaron la muerte y causaron daño en al menos 250 pacientes que contrajeron el coronavirus Sars-CoV-2 que provoca la enfermedad COVID-19. Los ventiladores fueron comprados por el propio gobierno de Boris Johnson que en su momento agradeció al régimen de Beijing por la venta de este equipamiento. Sin embargo, los profesionales que lo utilizan a diario desaconsejaron su utilización por peligrosa.

Los respiradores son modelo Shangrila 510 y fabricados por la empresa Beijing Aeonmed, uno de los productores más grande de China. La queja de los profesionales fue hecha por medio de una carta escrita por un médico anestesista de unidades de terapia intensiva del área de Birmingham, una de las más golpeadas del reino por la cantidad de infectados. La misiva fue enviada a autoridades de la NHS aunque no está claro si tomaron nota del reclamo. Luego, el mismo escrito fue remitido al periodista Alexander Smith de la cadena de noticias NBC News.

“Creemos que si se usa, es probable que se produzcan daños significativos al paciente, incluida la muerte”, según una carta fechada el 13 de abril. “Esperamos con ansias la retirada y el reemplazo de estos ventiladores con dispositivos que estén en mejores condiciones para proporcionar ventilación de cuidados intensivos a nuestros pacientes”, añadieron los expertos, cuyas identidades se mantienen en reserva.

De acuerdo a su experiencia, los ventiladores son de mala calidad y “básicos”, no pueden ser higienizados de forma correcta -lo que aumenta el peligro de contagio- y sin una apropiada conexión de la manguera que lleva oxígeno al paciente entubado. Para peor, este tipo de maquinaria es totalmente ajena a las que previamente utilizaron los médicos británicos y a los cuales están acostumbrados.

Sin embargo, lo más llamativo para los profesionales que trabajan a destajo en las salas de cuidados intensivos del Reino Unido, los respiradores comprados por la administración Johnson a China no son apropiados para ese tipo de salas de emergencias, sino sólo para ambulancias. NBC News realizó varias llamadas a las autoridades sanitarias del país sin obtener respuestas de por qué se había elegido ese modelo. Tampoco supieron responder de Beijing Aeonmed: “No sabemos”.

Tampoco está claro por qué los responsables británicos adquirieron una maquinaria que a simple vista -y googleo- es claramente para unidades de transporte de pacientes y no para su utilización en salas de cuidados intensivos. Para tal caso, la empresa con sede en la capital china tiene otro modelo, de nombre similar al aparato defectuoso: es el Shangrila 510S.

El Reino Unido es una de las naciones más golpeadas por la pandemia del coronavirus en Europa. Al menos 26 mil personas habían muerto hasta este miércoles como consecuencia del virus contagioso y la falta de respuesta apropiada del gobierno.

Los insumos chinos

Cada vez son más las denuncias de material chino defectuoso. Países de todas partes han levantado la voz para quejarse ante las autoridades del régimen por la baja calidad de los insumos que venden en situación desesperada: desde respiradores mecánicos, hasta mascarillas para evitar contagios. En Alemania, por caso las mascarillas que llegaron de China resultaron ser “una basura”, según informa el diario alemán Der Spiegel. Citando al dueño de la empresa importadora, una compañía que usualmente se dedica a la ropa deportiva, el diario afirma que los barbijos llegaron con los filtros en mal estado y con las cintas rotas. “Todas Basura”, dijo la fuente al sobre las 11 millones de mascarillas.

Alemania se suma así a la larga lista de estafados. Por ejemplo, el Departamento de Salud de Canadá reveló que un millón de mascarillas KN95 adquiridas a China resultaron defectuosas. No cumplen las normas federales de calidad para su uso contra el coronavirus y, por lo tanto, no se distribuyeron entre el personal sanitario.

Algo similar ocurrió días atrás en España. La semana pasada el Ministerio de Sanidad español ordenó a las comunidades autónomas que retiren una partida de más de 140 mil mascarillas después de que el Ministerio de Trabajo y Economía Social haya avisado que no cumplen con la normativa europea.

La nueva amenaza

Mientras la pandemia por el coronavirus deja en evidencia la falta de preparación de la inmensa mayoría de los Gobiernos para hacer frente a un mal que puso en jaque todos los sistemas sanitarios, nuevos actores quieren sacar provecho de esta desesperante situación… pero de la peor manera. Lejos de moverse en los ámbitos de la legalidad y los parámetros y estándares sanitarios internacionales, estos “inversionistas” solo buscan un rédito fugaz y súbito, sin medir consecuencias.

Son los nuevos jugadores chinos que irrumpieron en la industria de los insumos médicos en las últimas semanas pero cuyos productos no responden a la calidad necesaria para proteger a los trabajadores médicos y a los pacientes del COVID-19, la enfermedad que mató ya a 115 mil personas y enfermó a casi 2 millones en todo el globo.

 

 

fuente: infobae

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