El padre de la víctima relató el conmovedor encuentro que tuvo con el acusado del crimen, un chico de 15 años.

“Caminaba junto a su novia hacia la parada de colectivos en Posadas, Misiones, cuando dos asaltantes los interceptaron. A ella la dejaron ir, pero a él, enojados porque no podían sacarle más que unos pocos pesos que llevaba para el viaje, le dispararon en el rostro y lo hirieron de gravedad: está con muerte cerebral”. Así empezaba la crónica que hizo este diario allá por 2011, cuando un chico de 15 años baleó y mató a Lucas Vega. Hoy, a seis años del homicidio, el papá del joven que murió contó que perdonó al asesino de su hijo y hasta lo abrazó.

Lucas Vega tenía 18 años cuando un tiro lo dejó primero con muerte cerebral y luego lo mató. Le disparó un adolescente de 15 años que intentó robarle el celular. El padre del joven asesinado, Daniel Vega, es pastor evangélico y tiene 45 años. En una entrevista con TN, relató que se reunió con el delincuente, lo perdonó y hasta en un momento lo abrazó.

El encuentro se dio apenas tres semanas después del homicidio. Daniel quería saber qué fue lo que había ocurrido y, por eso, le pidió al juez de menores César Jiménez reunirse con el acusado. El magistrado no sólo accedió, sino que los dejó a solas en su despacho.

El padre relata que el encuentro –-en el que también participó su mujer– duró media hora. “Hablamos frente a frente los tres, sentados muy cerca el uno del otro. Le preguntamos cómo se llamaba, cuántos años tenía y le pedimos que nos cuente qué pasó”, recuerda el hombre.

El chico les dijo que estaba en una fiesta con sus amigos, que habían tomado alcohol y que, durante días, se había estado drogando con pastillas. También admitió que esa noche le robó el arma reglamentaria a su papá -que era policía federal- y cuando Lucas le aseguró que no tenía ni plata ni celular le pegó un tiro en la cara.

En ese momento, según cuenta TN, la mujer lo abrazó, Daniel también lo hizo y los tres se quedaron en silencio. Asegura que no sintió bronca ni odio y que reaccionar de esa manera le trajo tranquilidad. “Perdonar no es olvidar, es quitarle el peso de la culpa a una persona. ¡Cómo me voy a olvidar que un joven de 15 mató a mi hijo! A pesar de eso, no tenemos nada contra él. Ojalá pueda rehacer su vida”, dijo con una entereza que conmueve.

Daniel es miembro de la organización Víctimas por la Paz, que está en contra de que los menores de 16 años puedan ir presos. “No le deseo la cárcel al asesino de mi hijo, creo que necesita otra cosa”, explica. De hecho, el adolescente que mató a su hijo estuvo unas semanas en el penal y después quedó en libertad por ser menor, algo que sí le molestó a Vega: él quería que fuera a un centro de contención para que así la Justicia pudiera “darle el alta”.

Durante todo este tiempo Daniel recibió insultos por haber perdonado al asesino de su hijo. Cuenta que le decían que no tenía corazón o que hacía negocios con la muerte de su propio hijo. Ante eso dice que fue la manera que encontró para no quedar preso del dolor eterno que implicó esa muerte: “A Lucas me lo extirparon de la vida, pero me convencí de que se puede reaccionar distinto”.

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