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A 78 años de las bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki: ¿Cuántas víctimas dejó?

Entre el 6 y el 8 de agosto de 1945, los Estados Unidos bombardearon esas dos ciudades japonesas, con el objetivo de lograr la rendición nipona. Pero a un costo humano altísimo.

Se cumplen 78 años del único ataque atómico sobre poblaciones civiles que registra la historia: el que perpetró Estados Unidos sobre Japón, con el fin de poner término a la Segunda Guerra Mundial.

Curiosamente, esta fecha coincide con el lanzamiento de la superproducción “Oppenheimer“, que aborda la vida de Robert Oppenheimer, impulsor del proyecto atómico norteamericano.

En efecto, entre el 6 y el 8 de agosto de 1945, EEUU lanzó sendas bombas atómicas sobre las ciudades de Hiroshima y Nagasaki, que las dejaron destruidas. A los pocos días, el gobierno nipón decidió capitular.

Japón era el país del denominado Eje que faltaba rendirse para dar por concluido el mayor conflicto bélico del siglo XX, luego de haberlo hecho Alemania y, previamente, la Italia de Benito Mussolini.

¿Cuántas víctimas dejó el bombardeo sobre Hiroshima y Nagasaki?

La tragedia que significó el lanzamiento de las bombas atómicas dejó más de 200.000 muertos debido a la radiación. Pero, en décadas posteriores, se sumaron 400.000 decesos más, por problemas de salud relacionados con las bombas, de acuerdo con datos de la ONU. En total, se tratan de unas 600.000 vidas.

Japón se rindió el 14 de agosto y la ceremonia, presidida por el general Douglas Mac Arthur, se llevó a cabo en el acorazado USS Missouri, en la bahía de Tokio, el 2 de septiembre de 1945. Después de seis años y un día, había finalizado la Segunda Guerra Mundial.

La rendición del imperio japonés

Seis días después de la detonación sobre Nagasaki, el 15 de agosto, el Imperio de Japón anunció su rendición incondicional a los Aliados, haciéndose formal el 2 de septiembre con la firma del acta de capitulación. Con la rendición de Japón, concluyó la guerra del Pacífico y, por tanto, la Segunda Guerra Mundial. Como consecuencias de la derrota, el Imperio nipón fue ocupado por fuerzas aliadas lideradas por los Estados Unidos —con contribuciones de Australia, la India británica, el Reino Unido y Nueva Zelanda— y adoptó los Tres principios antinucleares, que le prohibían poseer, fabricar e introducir armamento nuclear

Las bombas utilizadas por los Estados Unidos

El Proyecto Manhattan produjo dos modelos distintos de bombas atómicas. La bomba lanzada sobre Hiroshima, llamada Little Boy, fue construida con uranio-235, un isótopo del uranio. El diseño de la bomba era más sencillo que el de la utilizada durante el bombardeo de Nagasaki y el principio operacional consistía en disparar piezas de uranio una contra otra. Al juntarse cierta cantidad de 235U (su masa crítica), se producía una reacción de fisión en cadena que provocaba una explosión nuclear.

No obstante, la masa crítica necesaria para producir esta reacción debía unirse muy rápidamente, ya que, de lo contrario, el calor emitido al comienzo de la reacción expulsaría el combustible antes de que se consumiera la mayor parte de él. Para evitar este problema, la bomba utilizó un cañón para disparar una parte del uranio 235 dentro de la otra. Debido a que se creía que su diseño era sumamente fiable, se consideró que no hacía falta probarlo antes de usarla.

Tanto el arma de prueba, llamada “Gadget”, como la bomba que se soltó en Nagasaki llamada “Fat Man”, se diseñaron para implotar y estaban fabricadas básicamente de plutonio-239, un elemento sintético. Los científicos en Los Álamos no estaban totalmente seguros de su eficiencia, por lo que este tipo de bomba tuvo que ser probado con antelación al ataque.

El origen del nacimiento de la ONU

Se advirtió que el nacimiento de la Organización de las Naciones Unidas ese mismo año estaba ligado a la muerte sembrada en Hiroshima y Nagasaki. El primer objetivo de esa entidad era luchar por el control en el uso de las armas nucleares, aspirando a su desaparición. Sin embargo, lo que siguió fue una brutal escalada en la construcción de misiles nucleares por parte de los Estados Unidos y la Unión Soviética -hoy Rusia– en el marco de la Guerra Fría.

 

 

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