El escritor santiagueño Víctor Hugo Ledesma. Foto: Diario Cuarto Poder.
Letras de Fuego / Entrevista / Por Manuel Ernesto Rivas*. Entrevistamos al polifacético escritor y académico Víctor Hugo Ledesma, con quien dialogamos sobre sus inicios en las letras, el valor de la poesía y el recorrido literario, además de los nuevos libros que se vienen.

El bar de la Universidad Nacional de Santiago del Estero (UNSE) se encuentra menos bullicioso cuando el ex secretario académico de esa casa de altos estudios llega para la entrevista que mantendrá con Letras de Fuego, para Diario Cuarto Poder.

Después de una breve charla, en la que abordamos su época de estudios universitarios en la provincia de Tucumán y los “tiempos duros” de la dictadura, nos abocamos a buscar su primera conexión con el mundo de las letras.

Manuel Ernesto Rivas (MER): —¿Cuándo fue su primer contacto con el mundo de las lecturas?

Víctor Hugo Ledesma (VHL): —La lectura me atrapó desde niño, no solo con libros sino también con revistas, pero también escribía poesías para el Día de la Madre, Día del Padre o acontecimientos familiares como cumpleaños. En el secundario escribía canciones, pero nunca tuve la intención ni el pensamiento de convertirme alguna vez en escritor.

MER: —¿No tenía el objetivo de ser escritor? ¿Qué pensaba ese niño?

VHL: —No, en esa época escribía motivado por la familia, mi madre y mi padre que me motivaban a leer. Recuerdo haber leído fragmentos del Inca Garcilaso o El Quijote de la Mancha a los doce años. Cuando fui un poco más grande los releí para tener un mayor entendimiento. El hábito de la lectura formaba parte de la cultura de ese momento. Había libros, verdaderas fuentes de las que nutrirse de conocimiento. Pero también había mucho texto en las revistas. Me acuerdo que era un lector de Condorito y de Mafalda. Eso no faltaba en casa y también respondía a una acción creativa.

MER: —¿Qué otras lecturas fueron sumándose mientras crecía?

VHL: —En el secundario comenzó mi afecto por la Filosofía. Hice muchas lecturas sociológicas cuando cursaba la Universidad que, si bien las hacía por obligación de cursado, noté que era lo que más me interesaba en ese momento. Había ido a estudiar abogacía en Tucumán, pero tuve que regresar a Santiago del Estero porque eran tiempos difíciles de la dictadura. Comencé a estudiar Ciencias de la Educación y descubrí que lo que más me interesaba era ser docente, transmitir. Esa era mi vocación. Hacía muchas lecturas de textos académicos y científicos, siempre matizados con las lecturas del “Boom” latinoamericano que me atrapaba.

Víctor Hugo Ledesma leyendo en el bar de la UNSE. Foto: Diario Cuarto Poder.
MER: —¿Siempre le resultó fácil leer?

VHL: —Me gustaba leer, pero no era solo el gusto el que te da resultados. Por ejemplo, en mis lecturas tempranas de Borges llegué a leer “El Aleph” una decena de veces porque no lograba entenderlo. Me pasaba lo mismo con la poesía. Llegaban a mis manos los versos de Carlos Artayer, un gran amigo que fue mi profesor particular, y le decía que no entendía lo que escribía. Él me dijo que me hacía falta lectura. Al retrucarle que leía mucho, me aconsejó que me hiciera un método para no leer lo que venga, que era lo que yo hacía. Le hice caso y comencé a leer desde lo más sencillo a las metáforas más complejas y hoy puedo decir que es un placer leer a Carlos Artayer.

MER: —¿Qué otra cosa le llamaba la atención en Carlos Artayer?

VHL: —Carlos Artayer tenía otra habilidad que pocos conocen, era el dibujo. Cuando íbamos a su casa y estábamos con otro amigo en sus clases particulares, siempre nos dábamos un tiempo para ver los dibujos que hacía. Tenía una carpeta llena de ellos.

MER: —¿Qué pasó con el niño que escribía poesía? ¿Siguió haciéndolo?

VHL: —Un día me decidí, sentado en este mismo bar con Toño Cruz, le muestro un libro de poesía que tenía ciento cincuenta poemas. Recibió el libro y comenzó a tachar con un lápiz. “Si vos haces un libro de esta cantidad de páginas no te lo va a leer nadie. Así que sé más concreto, elige una temática, selecciona y te voy a hacer algunas sugerencias. Después de eso, nos volvemos a juntar, y ahí te digo”, fue su consejo. Ese libro de poesía se llamaba “Quién diría” y con eso te estoy contestando que tenía esa cantidad de poemas, todos ellos de ese tiempo anterior. También había incursionado en cuentos cortos, porque no existía en mi conocimiento el micro relato.

MER: —¿Cuándo publicó por primera vez?

VHL: —En el año 2012 publico un libro de poesía, otro de cuento, que se llama “Cuentos para leer con Feli”, que es mi nieto; otro de fábulas, que se llama “¿Lobo estás?” y uno de micro relatos, que se llama “Destellos en un espejo roto”, o sea que publiqué cuatro libros en un año. Te imaginas todo lo que tenía escrito.

MER: —No solo la cantidad, sino la diversidad de géneros…

VHL: —Me dediqué a varios de ellos. Cada uno de esos escritos me enseñaron cómo se hace un libro.

MER: —¿Te ha costado acometer a varios géneros literarios? ¿Cuál prefieres?

VHL: —No me ha costado acometer a diversos géneros literarios. El que más me gusta es la poesía, pero, según los que me leen, no es lo mejor que tengo. Para ellos lo mejor que hago es la narrativa. De todas maneras, cada uno tiene su dificultad. Tengo más o menos cinco libros de poesía, el último, “Límites insurrectos de mis versos”, que es más que nada un reproche a la política. Obtuvo premio de Faja de Honor de la SADE.

MER: —¿En ese reproche a la política anida la rebeldía de la poesía?

VHL: —Sí, lo social es mi ámbito de escritura. Trato de dar testimonio de mi época con toda mi carga emotiva. Vuelco toda mi experiencia y creo que los jóvenes deben contar con herramientas para oponerse a lo que está mal. La mejor herramienta que tenemos es la educación y la escolaridad. Eso ha bajado en su calidad y en su cantidad. Ahí en donde se aprenden los derechos, se lee la Constitución, en donde se puede acceder a la historia. Hoy les pregunto a chicos jóvenes si saben algo de la historia reciente, el siglo XX, y no saben qué pasó en las Malvinas, ni que una vez bombardearon la Plaza de Mayo. Ahí falta la educación, el compromiso, los docentes van de escuela en escuela porque los sueldos son bajos. Es un mix de cosas complejas.

MER: —¿La vida docente y académica ha influido en su escritura?

VHL: —Totalmente. Las experiencias de la política, con lo bueno y lo malo, con lo que te hacía bien y no tanto, con las desilusiones en torno a las amistades, la falta de compromiso y compañerismo. Todo influye a la hora de escribir. En Santiago del Estero hemos tenido algunos gobiernos que han demorado mucho tiempo, que generaban ya en esa época a los que estaban y los que no estaban, algún tipo de persecución también, no como en la dictadura, pero sí con el tema laboral. Todo eso va marcando y hay muchos que, por temor, aflojan.

MER: —¿En qué está trabajando actualmente Víctor Hugo Ledesma?

VHL: —Por suerte, el año pasado he escrito mi libro número veinte. Me parecía que era un número significativo, aunque frente al mundo de la literatura es poco. Puse en la balanza para valorar ese logro el esfuerzo realizado a lo largo de mi vida. Sigo escribiendo un libro por año, me fijé ese objetivo. Ya estoy escribiendo el libro veintiuno, que es de micro relatos, mientras que en paralelo estoy trabajando, con personas que me ayudan y asesoran, en la divulgación a través de las redes sociales. Ahora estamos trabajando en entrevistas para llevarlas a YouTube. Este año voy a presentar dos libros. Uno, “Cuentos de amor y sal”, con la referencia a la sal marina en muchos cuentos relacionados con la costa atlántica, y la sal del salitral santiagueño. Y después, “Subino el hijo del monte”, que es una novela corta que la voy a presentar más adelante. En esos “Cuentos de amor y sal”, he recibido en el 2024, edición 2023, una Faja de Honor de la SADE en narrativa. Es un muy lindo libro. Los vamos a presentar ante los estudiantes de las licenciaturas en Letras de la UNSE. Ya van cuatro presentaciones que se hicieron con los estudiantes, que son extraordinarios.

MER: —¿Le interesa la difusión cultural? ¿Ha incursionado en algún proyecto?

VHL: —He sido promotor y estamos manejando una revista literaria con un amigo, René Montoya, que es licenciado en Gestión Universitaria, amigo personal, compañero de trabajo en la UNSE y que hoy veo con frecuencia. Esa revista literaria se llama “Goces del faro” y el objetivo principal es la divulgación de las obras de los escritores santiagueños. Hemos hecho ediciones en papel en el año 2022 y 2023. En el 2024 hicimos una digital y ahora estamos por hacer también digital por los costos. Toda la producción que tuvimos de la revista la entregamos en las escuelas secundarias. Ese emprendimiento aún lo tenemos y nos colaboraban organismos de la Universidad, la Facultad de Humanidades, la mutual, la escuela de innovación, con pequeños aportes que ayudaban para la edición de la revista. Nos hacía sentir muy bien. Solidarios con eso y bien recibidas por los estudiantes porque aparecía la foto, una pequeña biografía del autor, y el texto, poesía, narrativa o artículos de opinión. Lucho Cuadrelli, un escritor de Santiago del Estero, salió en el primer número, nos cruzamos y me dijo: “Víctor Hugo, me has hecho famoso con la revista porque ahora todos me dicen que no sabían que era escritor”.

MER: —¿Qué es la literatura para Víctor Hugo Ledesma?

VHL: —Para mí, la literatura es sinónimo de la palabra. ¿Qué es la palabra? La palabra es sinónimo de libertad, porque si no tienes palabra y no la expresas, estás negado, censurado, callado, porque hasta los mudos y los sordos, con las señas, también expresan palabras. En el hilo conductor de todo lo que vengo escribiendo siempre está el reclamo, el amor, la solidaridad, la pobreza, todo lo que nos toca de cerca como seres humanos. Ahora justo estoy escribiendo en este libro de micro relatos, mi crítica al FMI. Comienzo analizando la palabra fondo. Estamos en el piso del aljibe, del pozo del agua. ¿Por qué se llama así? ¿Será que no nos hemos percatado de que estamos en las profundidades? Tendríamos que estar en donde el balde de agua del aljibe no se hunde y flota. Para mi es eso la literatura, tal vez la expresión más clara de la inteligencia del hombre, porque uno imagina en la evolución, desde el homo erectus al homo sapiens, cuál habrá sido la primera palabra. Quizás un sonido gutural. El hombre vivía en distintos gregarios, estaban los cazadores, los agricultores, los buscadores, los cuidadores, pero seguramente tenía que decir cómo se llamaban las cosas, y la primera palabra es lo simbólico de la libertad, esa que siempre ha querido el ser humano.

*Fundador y director de Diario Cuarto Poder y Letras de Fuego Ediciones. Profesor en Letras e Historia, periodista y escritor.

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