“Con esfuerzo se puede. Si yo lo pude lograr, cómo no van a poder otros chicos”, dice convencido Leandro. Foto: Caceres

Leandro Bustos tiene 17 años y está por cumplir su sueño, pero no tiene dinero para pagarse el pasaje de avión y necesita que lo ayuden.

De vender turrones en una esquina, a ganar una beca para estudiar en la India. “Con esfuerzo se puede. Si yo lo pude lograr, cómo no van a poder otros chicos”. Lo cuenta con humildad y con la voz suave Leandro Bustos, cordobés de 17 años, acaba de logar lo que parece un sueño: cursar un Bachillerato Internacional (IB) en un colegio de la United World Colleges (UWC), un instituto preuniversitario reconocido por prestigiosas universidades en el mundo.

La historia de Leandro parece un guión de película: vive con su papá -jubilado- y tres de sus ocho hermanos. Y cuando las tareas escolares se lo permiten, colabora con la economía familiar vendiendo productos de limpieza con su padre en el sur de la ciudad. Y los fines de semana turrones en una de las esquinas más transitadas de la capital cordobesa.

“Es difícil”, responde ante la pregunta de cómo hace para poder estudiar, hacer la tarea, tener uno de los promedios más altos del colegio y además trabajar para poder ayudar. “Vendo 3 turrones por 10 pesos. La mitad de lo que junto se lo doy a mi papá para que pueda pagar las cuentas”, explica. “Lo que me queda a mi lo uso cuando tengo que comprarme útiles o para pagarme la cuota social de Belgrano. El problema es que ahora ya no hay más capacidad en la tribuna y la platea me sale muy cara”.

El año pasado, Leandro -que también va a teatro- se enteró de la beca gracias a una compañera que lo incentivó para que se anotara. Primero había que completar una ficha y luego esperar el llamado, que dos meses más tarde llegó: “Me dijeron que tenía que hacer tres exámenes. Pero fueron de lo más extraño, si bien había problemas relacionados con Matemáticas o preguntas de cultura general, consultaban por ejemplo ‘cómo se acomoda una cama’. Había muchas preguntas de ese estilo porque lo que querían averiguar en realidad es cómo sos y cuáles son tus intenciones”, revela.

Fueron tres largos meses, hasta que en Agosto llegó otro llamado para ir a un campamento en Mendoza con el resto de los preseleccionados. Fue la primera y única vez que Leandro salió de Córdoba: “Para mi eso ya era increíble. Ahí estuvimos tres días donde hicimos diferentes actividades y al final nos entrevistaron personalmente a cada uno. Querían saber qué pensamos de la vida o cómo resolvería problemas que afectan a la sociedad”, cuenta y de vuelta la promesa de un llamado que llegaría más adelante, pero con la confirmación del sueño: “Estás seleccionado”.

El problema entonces ahora es otro: la beca cubre los gastos de estudio, alojamiento y alimentación por los dos años lectivos que dura (desde agosto de este año hasta mayo del 2019). Sin embargo son los estudiantes quienes deben hacerse cargo de pasajes y seguro médico. También, de los costos de tramitar el pasaporte y visas. “Es algo que yo no puedo pagar, pero para la semana que viene vamos a pedirle al banco que me autorice a abrir una cuenta bancaria para que quien pueda ayudarme”. Su Facebook es www.facebook.com/jesus.cornejo.39 La UWC es una ONG educativa que une a jóvenes de todo el planeta, seleccionados en su propio país en base a su potencial. Los colegios -en este caso el Mahindra College- otorgan el Diploma del Bachillerato Internacional (IB), una certificación pre-universitaria reconocida en los principales centros educativos del mundo.

¿Qué sabe Leandro de la India? Poco, dice que prefiere ir sorprendiéndose en el viaje, aunque hace poco por recomendación de un amigo vio la película “¿Quién quiere ser millonario?”, que narra la historia de un chico por las calles de Mumbai y que eso lo sorprendió: “Me gustaría poder ir y ayudar, y después con todo lo que aprenda poder volver y ponerlo en práctica en mi país”.

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