El equipo de Virgensen FC se consagró campeón del torneo Franco Morales, que se disputa en el predio La Granja de la localidad de San Andrés. El resultado en los 90 minutos fue 2 a 2, con heroica remontada del campeón, quien se consagró 4 a 2 en los penales ante El Salvador.

El fútbol se vive como una verdadera pasión, ya sea en el profesionalismo o en los torneos barriales. Eso quedó demostrado en la final de la Copa de Plata del torneo Franco Morales, en donde se jugó y se luchó hasta el último minuto. Los protagonistas fueron los equipos de El Salvador y Virgensen FC, quienes este fin de semana disputaron el derecho a denominarse campeones. El silbato dio inicio al encuentro y la caprichosa rodó para la batalla decisiva. Con un buen manejo del partido, el tricolor (Virgensen FC) se impuso dominando levemente el juego por encima del rival; el medio era de una distribución y recuperación determinante.
Los constantes desbordes de “Juancito” y “el Flaco” Carrizo, generaban una lluvia de centros y tiros de esquina, en los cuales, como siempre se relamía el delantero y goleador Flavio Orellana buscando el primer gol del encuentro.
El rival no se quedaba atrás, generaba contragolpes que pudieron generar una ventaja en favor, pero la mayoría fueron bien contrarrestados por el cuarteto defensivo constituido por José Pepe, Héctor Gómez, Jorge Páez y “Pancho” Moreno. El frío coincidió con el 0 a 0 del primer tiempo.
Tras las arengas, recomendaciones y nervios propios de una final, se reanudó el partido. El Salvador comenzó a crecer en su volumen de juego y, gracias a una imprecisión defensiva, logró abrir el marcador cuando el 9 rival conectó una volea tremenda entre los dos marcadores centrales. Sin tiempo a recomponerse, minutos después el mismo jugador quedó mano a mano con el arquero, al que dejó sin chances con una exquisita definición. Virgensen FC sintió el golpe y vio como los rivales festejaban un seguro triunfo, pero el fútbol tiene esas cosas de heroísmo y comenzó la remontada. Se movió el banco de suplentes y se volcaron todos al ataque, encabezados por el empuje del jugador David. Hicieron sus ingresos Mauro Ledesma, Damián Ortiz, Pablo Lobo y Enrique Quique Mora, quien fue determinante.
El partido que ya venía con algunos roces, se tornó definitivamente áspero. Las cargadas de los rivales dentro del campo, su banco de suplentes que en todo momento intentaban desequilibrar el estado anímico de los jugadores del tricolor, las bombas de estruendo de un festejo antes de tiempo; todo con el fin de romper el corazón de acero del Virgensen.
Una jugada fuera de libreto encontró bien parado a Pablo Lobo en el medio, el cual levantó la vista y ubicó con una habilitación magistral a “Oreja” que definió con categoría ante la salida del arquero. Gol y a buscar el empate como sea.
Presos de la desesperación, por empatar, de parte del verdinegro; y por terminar de definir el partido, por parte del rival; reinó el desorden, los pelotazos y la improlijidad. Los nervios le jugaron una mala pasada al mediocampista Pablo Lobo, quien junto a un rival vio la roja. Se jugaba con el corazón. Una pared armada por la franja derecha, llevó al banderín del córner al jugador Héctor Gómez con pelota dominada, el cual mientras la cubría recibió una descomunal y descalificadora patada (de la cual no se pudo recuperar) del número 2 rival que sólo fue sancionado con una amarilla por parte del árbitro. Tiro libre y cambio para el Virgensen.
Cuando parecía que todo acababa, con el cronómetro jugando el contra de los guerreros verdinegros, uno de ellos tomó la lanza y encaró. Al borde del área, tras unos despejes fallidos, apareció “el Salvador” pero esta vez del Virgensen. Una guapeada a lo Mario Kempes en aquella final del 78’, desparramando rivales, Quique Mora gambeteó y fue bajado dentro del área chica por un defensor. Penal para el Virgensen y a rezar.
La hazaña estaba en puerta, el empate tan deseado estaba a la vuelta de la esquina, o mejor dicho, a doce pasos.
Entre el tumulto de jugadores que arremetieron por la decisión tomada por el árbitro, solo un jugador desde el primer momento agarró la pelota; solitario, besándola y pidiendo a la caprichosa que por esta vez, se comporte, Francisco “Pancho” Moreno.
El mismo, con toda la fe del mundo, con toda la fe del equipo y la hinchada en sus hombros, fue el encargado de ejecutar el penal. Fuerte e inatajable para el arquero. Un gol gritado hasta con llanto de algún que otro jugador del tricolor. Empate definitivo en los 90’ y a penales.

El final del partido dio lugar al festejo de los Virgensen FC
El final del partido dio lugar al festejo de los Virgensen FC

Un jugador del equipo, siempre recordado el 5 del Virgensen, Gustavo Fleitas, dedicó unas palabras al equipo previo al encuentro:
“Gracias un millón de gracias muchachos por compartir equipo conmigo, a pesar de los resultados siempre se celebró la amistad que hay en este equipo! Cuánto deseo estar hoy con ustedes en la cancha y jugar esa final o solamente ir a verlos jugar y ser un hincha más del Virgensen. Les deseo lo mejor para hoy en su partido final, que Dios los guíe y los acompañe. Estoy seguro que van a ganar, ustedes pueden y siempre dan todo por esta camiseta! Para mi ustedes ya ganaron, porque la amistad que hay en este equipo es mucho más que ganar un partido o un campeonato. Ustedes son los campeones de la amistad!”
Los penales terminaron 4 a 2, con dos marrados por los jugadores de El Salvador. El último y definitorio de Virgensen FC, le tocó a “El Chavo”, que al convertirlo desató el festejo.
Fue un campeonato más que merecido para estos jugadores que dejaron todo en todo momento, más en este partido, que cuando ya no les dieron las piernas o las ideas, con garra y corazón, sacaron adelante muchos partidos en este semestre. Pero que como bien dijo “el capitán” Guty, fueron primero campeones de la amistad.
Doble campeonato… PARA GRITAR 2 VECES CAMPEON.

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