Velatorio de Florencia Pardini y Maria Sol Silva en Gran Bourg, víctimas de la tragedia de Mendoza. (David Fernandez)

Se realizan en distintas localidades del oeste del conurbano. Todos recuerdan su pasión por el baile. De los 15 muertos, nueve eran menores.

 La localidad bonaerense de Grand Bourg se encuentra hoy atravesada por el dolor tras la muerte de nueve chicas de la escuela Soul Dance Studio ocurrido el domingo en una ruta de montaña de San Rafael, Mendoza. Los cuerpos de las 15 víctimas fatales llegaron anoche a Buenos Aires y esta mañana se realizaban los velatorios, donde familiares y amigos despiden a las chicas en medio de un gran dolor.En una casa velatoria se realizaba esta mañana los velatorios de Valentina Arias y Marianela Aragón, las dos tenían 13 años. Las chicas eran amigas íntimas. Además de su pasión por la danza, compartían también la escuela. Iban juntas al colegio Instituto Evangélico Americano. “Eran como hermanas, siempre estaban juntas, no se separaban nunca”, contó Adriadna Medina, alumna del colegio de un curso superior. Y añadió: “En el colegio estamos muy tristes, las veíamos todos los días bailando, practicaban las coreografías en los pasillos. También participaban en bailes del colegio”. Adriadna destacó además su compañerismo: “Se llevaban muy bien con todos, eran muy buenas y alegres. Se las va a extrañar”.

En la Cochería Oviedo había coronas de la Municipalidad, Policías, Bomberos y recolectores de residuos. En el partido de Malvinas Argentinas, todas las banderas estaban a media asta. Pablo Ramírez, tío de Valentina, no puede salir de su asombro por la dimensión de la tragedia. “Todavía no lo podemos creer. No entendemos cómo ocurrió”, dice.

Camila es amiga del colegio de Marianela, y a la hora de describirla el baile es lo primero que le viene a la cabeza. “Bailaba desde chica. Iba a casa y siempre estaba bailando”, recuerda. Y asegura que Marianela ya había hecho otros viajes como este y tenía un sueño: “Quería ir a la televisión, bailar en ShowMatch, ser conocida, dedicarse a eso”.

Tragedia en Mendoza: dolor en los velatorios de las víctimas del accidente

Velatorio de Florencia Pardini y Maria Sol Silva en Gran Bourg, víctimas de la tragedia de Mendoza. (David Fernandez)

Una vecina, que es abuela de compañeros de las chicas, aseguró que nunca vio algo así en el barrio. Todo Grand Bourg está conmocionado con lo ocurrido. “En las calles el silencio lo dice todo”, describe. “Estamos todos llorando en las casas, frente al televisor, o en las calles”, añade.

En San Miguel, en la zona oeste del conurbano, los directivos del colegio San Martín al que asistía Camila Mastropierro, de 14 años, declararon asueto en todos los niveles y estaban presentes en el velatorio. Camila vivía con sus padres y su hermana. Sus amigas Victoria y Estefanía recuerdan que era una chica “muy dulce y muy buena. No tenía maldad”, dicen. También destacan su talento. “Había quedado para el Teatro Colón, en una beca, pero por la lejanía no pudo ir. Sólo fue un par de veces. Bailaba todos los ritmos”, dicen. Como sus compañeras de la academia, quería dedicarse a la danza en forma profesional. “Era una chica muy querida”, aseguran sus amigas.

Antonia Llorie (68) era la mamá de todos. Así la describen sus familiares que la despiden en la cochería Cabrera, en Los Polvorines. Tanto la querían los nenes que es por eso que su hijo, David Sosa -uno de los profesores de danza de Soul Dance- la llevaba siempre a los viajes que tenían con el instituto: “Los nenes la amaban, era una mamá para todos. Aconsejaba, educaba y enseñaba”, cuenta Mónica, su hermana.

Antonia estaba jubilada desde hacía 3 años, había sido enfermera de terapia pediátrica. Por eso, desde que se jubiló empezó a acompañar a su hijo en cada uno de los viajes que hacía con sus alumnos : “Iba porque le encantaban los nenes y porque para David era su apoyo. Él le pagaba los viajes y ahora se siente culpable”. Es que Sosa quedó internado fuera de peligro en San Rafael y tenía la ilusión de poder despedir a su madre y agradecerle. Pero los médicos le aconsejaron que se quedara unos días más en reposo.

La última foto de Antonia antes del trágico accidente es precisamente en el micro, sentada al lado de la ventana y acompañada por una de las bailarinas. Esa es la imagen que la representa, con una sonrisa y acompañada por los chicos.

Karina Gomez tenía 38 años y acompañaba a su hija de 11 a todos lados. No era la primera vez que viajaba con ella para verla competir. Karina era empleada en un local de ropa, y con eso se costeaba los pasajes para que su hija cumpla el sueño de ser bailarina profesional. Por la cochería Lopez, en José C. Paz, pasaban familiares, amigos y hasta clientes a los que ella atendía. “Era una madraza”, comentaba uno de sus hermanos. La nena, que sobrevivió al accidente y solo sufrió algunos golpes menores, estaba allí, despidiéndola, abrazada a su papá.

Esta mañana se realizaban también los velatorios de las demás víctimas, en casas velatorias de las localidades de Grand Bourg, Los Polvorines, Villa de Mayo, San Miguel y José C. Paz. En todos se repetían escenas de profundo dolor ante lo inexplicable.

Fuente

Comments

Comentarios