“Todo pasa” en una de las nuevas voces del taller literario del Espacio de Epicuro

Escritores contra la pandemia | Nos complacemos en compartir el relato de la escritora Adriana Ivaldi, quien está inserta en el taller literario del Espacio de Epicuro, bajo la dirección del licenciado Miguel Ángel Figueroa. Muchas gracias por su compromiso con la literatura.

Todo pasa

Y sí, todo pasa en esta vida, eso es una gran verdad…

Pero mientras eso ocurre, tú o cualquiera se puede encontrar en el medio. Ya pasó el principio, ahora está en el incierto presente y desconoce lo que va a ocurrir, todo será diferente cuando todo pase…

Ésta es la historia de un jovencito que se enamoró de una dama que lo deslumbró apenas la conoció.

Transcurría el año 1967 cuando nació un bebé en un seno familiar amoroso y con una mamá, un papá y hermanos. Todo normal… Sin embargo a la edad de 9 años para 10 años ese niño llamado Juan sufrió algo que lo marcaría de por vida… Su mamá María Cristina murió a los 33 años de edad dejando a él y a sus 2 hermanos junto con papá, un hombre autoritario, serio, poco sociable, pero un buen padre de familia, trabajador cumplido, con todas las responsabilidades que lleva un jefe de familia.

El tiempo pasó y pasó y una mañana de octubre de 1986 murió su papá…

Ya en ese entonces Juan contaba con 19 años y una vecina le volvió a decir esa maldita frase que le había dicho cuando falleció su adorada madre:

“Juan, tranquilo en esta vida TODO PASA…”. Ese niño ya adulto no entendió lo que esa señora le quiso decir. Muerto de rabia, la mandó a la mismísima mierda y salió corriendo del lugar donde lo estaban velando al padre.

Corrió y corrió tanto que llegó a una pequeña cruz que estaba en una colina, se abrazó a ella tan fuerte como pudo y se largó a llorar y gritar tanto, tanto que se quedó dormido.

Al amanecer, un gallo lo despertó y el viento le acarició su rostro, los rayos del sol calentaban sus mejillas y supo que TODO PASA… Y bajó.

Después los años lo hicieron más seguro, tanto económicamente como físicamente, pero no emocionalmente.

Transcurría el año 1994 y nació su primer hijo y luego el segundo y luego la tercera, una adorable mujercita de cabellos castaños y enrulados con sus mejillas rosadas.

Luego los chicos crecieron y Juan dio las gracias a Dios y a sus padres por la familia hermosa que había construido en el transcurso de su vida. Pero… siempre hay un pero.

No todo era color de rosa. Su esposa, una mujer calculadora, trabajadora, jugadora, egoísta, lo hacía sufrir tanto pero tanto que nadie notaba su desdicha sentimental y ¿qué creen? Su adorada esposa murió en un accidente de coche y la misma señora ya una anciana otra vez le repitió esa frase que odió toda su vida: TODO PASA…

En ese momento, quiso salir huyendo del lugar, pero ya no era el mismo jovencito de antes, sólo se sentó en el umbral frío y desolado del lugar donde la estaban velando a su esposa y se hizo una pregunta: “¿y ahora qué? Qué me depara la vida”. Se encontraba solo, con tres chicos ya casi adultos, sus vidas resueltas y que en cualquier momento se irían a su nido…

Todo pasa… Volvió a resonar en su cabeza una y otra vez y los años también.

Ya con casi sesenta años, Juan encontró nuevamente el amor.

La pensión que le dejó la viuda, la utilizó para viajar y viajar y en uno de esos viajes conoció a su segunda esposa, una mujer poco convencional al resto pero él estaba enamorado… El nombre de la amada era Elizabeth Smitich, una australiana a quien también le gustaba viajar y viajar. Tenían muchas cosas en común, iban a todos lados juntos tomados de la mano, manos bien apretadas para que nunca más se separaran pero… siempre hay un pero. Esta vez nuestro querido Juan contrajo COVID 19, una enfermedad que todavía no tiene cura, ni nadie que la detenga, es contagiosa y silenciosa.

Una tarde de mayo del 2020, en la cama de un hospital, ya moribundo y en España, lejos de sus hijos que amaba con toda su alma, el doctor le dijo a Elizabeth que no creía que Juan pasara la noche con vida y la gran frase temida y odiada por ese niño con apenas 9 para 10 años escuchó por primera vez: TODO PASA… El doctor se retiró del lugar, Juan tomó la mano de su compañera de viaje y le dijo: “qué gran verdad encierra esa frase”. Y murió…

Pues sí, en esta vida TODO PASA… pero en el momento que uno lo dice es terrible, pero verdad.

Adriana Ivaldi

 

La autora en primera persona

Mi nombre es Adriana Ivaldi o Gigi, tengo 53 años. Soy ama de casa y mi pasión es la venta de perfumes. Soy casada y tengo tres hijos adultos, lo cual me permitió descubrir una nueva faceta de mi vida que es escribir… Y lo que escribo sale de mi corazón.

Adriana-Ivaldi.

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