Serie Dos Ruedas de los 70: “La Carrera más importante de mi vida y no la festeje”

Deportes / Actualidad / Comentario / Por Rubén Suárez*. Continuando con la Serie Dos Ruedas de los 70, con anécdotas del motociclismo de esa época, compartimos una página agridulce que el deporte siempre tiene reservada debido al constante riesgo.

En la vida de motociclismo deportivo uno trata de hacer amigos, conocidos, aliados, compinches, simpatizantes, barras y espejos. Por lo general, uno tiene ídolos, maestros, como Lito Mohamed; viejos sabios, como el “Negro” Montenegro o Bartolo Scandar, y aduladores, de los que no daré nombres.

Al ídolo y maestro todos lo queremos imitar, recogiendo toda su experiencia, cosa que es muy útil y que muchas veces no nos sirve. Esto es debido a que se toman decisiones en milisegundos, aunque parezcan horas cuando uno sufre un derrape o una caída. En esos casos, no te sirve de mucho la experiencia. Al final, terminas resolviendo como te manda tu mente.

Es la mente la que te hace definir en ese instante fugaz aprovechar una falla, una pasada, una contra marcha, un adelantamiento, organizar una carrera mientras ésta se está corriendo, etcétera. Lo hacíamos con la plena conciencia de la gran distancia que nos separa del ídolo y del maestro, con todas sus enseñanzas, consejos, aprendizajes y mañas.

De los viejos sabios aprendí a superar las dudas y los miedos, además de saber observar a los rivales. En fin, les robas un poquito a todos. Esos son los grandes maestros.

Pero ¿Qué son los espejos? Es un corredor rival en la pista con casi tus mismas características. Lo tratas con mucho respeto y tratando de sorprenderlo cuando menos se dé cuenta, porque el espejo es Igual a vos. Hace todo como un calco.

Corrí con casi todos los de mi época y con muchos más experimentados que yo, pero lástima que muchos no estaban en todo su esplendor.

Camilo Ferroni, “El Tuco” Bartolo Scandar, “El Negro” Ortega, “El Ñato” Lara, Carlitos García, Jaime Cuadrado, “Buby” Bruccoleri y Huguito Pérez, entre otros.

A ellos se sumaban los de afuera. “El Piojo” Biagiolli, “El Coya” Dabate, “El Alemán” Gulf, “Fulbito” Juárez, “Quico” González, “El Negro” Venegas, “Chaleco” Rodríguez, “Pipo” Martínez, “Ricky” Bruccoleri Berritela, “El loco” Dell Aqua, “El Gallego” Balboa, “El Flaco” Daruich, y mis contemporáneos.

Solo nombraré a unos cuantos y pido perdón al resto porque tuve la dicha de correr con todos. “Tin” Noguera, “Lalo” Petre, Arturo Cuello, “Lalo” Solís, “Titi” Banegas, Eduardo Orellana, “Coco” Salazar, “Paco” Mansilla, “El Mono” Saldaño, mi Hermano, “Tito Cano” y cientos más.

Después de esta pesada introducción -creo que será mi primera y última nota de la serie, que la suspenderán por pastosa- contaré la carrera que se llevó a cabo en el Autódromo Nasif Estéfano de Tucumán, en donde era un “Poleman” para clasificar, no porque era bueno, sino porque mi mentor, maestro e ídolo, Lito Mohamed, hacía nueve motos de distintas categorías y todas las probaba yo. En esa época tenía un promedio de ocho vueltas por día. Era el tester del taller. Me conocía cada piedrita del Autódromo y también muchas arenitas quedaban en mi piel, por las innumerables caídas.

Yo las justificaba diciendo que era para conocer mis límites. Gallego bruto si lo había. Al respecto, Noguera decía: “Anda fuerte el tonto”. Por su parte, mi espejo, Fernando Métola, “cara e Machao”, se preguntaba: ¿Por qué me dicen loco a mí, si el rayado sos vos?

Era un fin de semana espléndido, con un sábado espectacular. Los organizadores de lujo, “Nene” García y “El Turquito” Alfonzo, “El Kutungo” Giobellina, ídolo argentino y nuestro gran emblema. Habían trabajado casi un año en programar y planificar esa fecha. Hasta creo que habían hablado con Dios para que todo sea deslumbrante.

Invitaron a las Federaciones de Uruguay, Paraguay, Chile, Bolivia y de todo el país. Había cientos de motos de todas las categorías. Yo con mi RK 125cc. herencia de los fierros usados por “Tin” Noguera, campeón anterior en 125cc. Libre y repasada por la lupa de la perfección de Lito Mohamed. Tenía el número uno, mientras que “Tin” nunca abandonó su cincuenta y cinco, su gran cábala.

Estaba clasificado primero en la línea de largada. En motos se largan líneas. Son varias motos, unas diez por línea. Con más de 50 motos, me ubiqué del centro, un metro más a la izquierda. La largada era con motor apagado, era riesgoso que la moto patine y perder el envión, por eso se buscaba el lugar más limpio.

La verdad no sé qué pasó. Arranqué último y mi espejo, Fernando Métola, penúltimo. Lo primero que pensé es dejaré que tire el adelante y lo sorprenderé en la última vuelta, en el curvón, donde yo era muy veloz. Me chupé de rueda a casi diez centímetros no era tan riesgoso porque andaba igual que yo. Pasamos innumerables motos. En un momento, en la vuelta 15 o 16 -era a 25- en la recta principal venían tres motos, pasamos dos, casi en el frenaje, cuando veo que Fernando se agazapa más y ya era que tenía que levantarse se mete con su manubrio debajo del otro y por dentro lo toca y este salió derecho por la recta de escape, a esto yo corté y me saco un par de metros.

Cuando entró a doblar no estaba bien acomodado y su moto derrapó y volví a cortar esperando una caída. Me sacó como diez metros, la verdad que no me preocupaba porque lo recuperaría en el curvón, como tenía pensado.

De repente, su moto se cruzó 90° y comenzó a saltar casi dos metros. Yo frené y me quedé sin dirección, largué el freno y pude inclinarme justo.

La providencia divina, cuando volvió a volar me agaché y aceleré reputiando porque me hizo cortar tres veces. Después de doblar en el curvón, ya tenía toda la carne en el asador. Cuando entré a la recta me dije: pobre Fernando.

Al final, terminé primero, gané la carrera, pero no la festejé. Se había “roto” mi espejo. Fernando terminó en silla de ruedas para toda su vida. Todo lo que pasó era como un sueño, todos festejaban menos yo, que era el protagonista de una pesadilla porque recién tomaba en cuenta lo que había perdido.

Podría haber sido yo, también era su espejo.

*Jefe de Fotografía de Diario Cuarto Poder, reportero gráfico y neófito de la escritura (según él).

Comments

Comentarios