¿Cómo pudieron desaparecer dos kilos de cocaína secuestrada de la fiscalía Federal II de Tucumán? No parece complicado, toda vez que en el edificio de Las Piedras y Congreso no hay mayores revisiones de bolsos ni escáner para ingreso o salida de visitantes.

Tal vez sería difícil para un descuidista, por más experimentado que sea, entrar a las oficinas específicas, pero no para alguien que lograse ingresar por algún motivo a estos lugares donde los empleados trabajan en ambientes estrechos, llenos de material, cajas y expedientes.

“Hemos pedido que se haga una investigación penal por la desaparición de la droga, para determinar la responsabilidad de esto que parece un robo”, dice el titular de la Fiscalía II, Pablo Camuña.

”También he pedido que la fscalía federal general (cuyo titular es Antonio Gustavo Gómez) designase una persona para investigar administrativamente las responsabilidades”, amplió Camuña . Y agregó que se entregaron al fiscal Brito el libro de movimientos de la Fiscalía y el expediente de la causa de la droga que estaba secuestrada.

Según trascendió, se trata de dos panes de cocaína que estaban en una caja (donde había seis kilos en total), que fueron secuestrados en un operativo de 2017 en el que no hubo detenidos, porque no se logró determinar quiénes transportaban el estupefaciente. Al parecer, fue un paquete hallado en una encomienda o en la bodega de un ómnibus.

Según se explicó, normalmente cuando se secuestra droga en operativos o en allanamientos en los que hay detenidos, el estupefaciente va al Juzgado Federal y con cierta rapidez se toma una muestra del material, se labra un acta y el resto es enviado para ser incinerado en el horno de la empresa de basura.

Cuando se trata de un caso NN (en el que no hay responsables identificados) habitualmente el juez devuelve el material a una fiscalía para que prosiga la investigación. También en este caso debería separarse una muestra, hacerse un acta y mandar a incinerar el resto.

Lo que pasó es un misterio. Una fuente judicial dijo que ese material había sido enviado a pericias y que por algún motivo al ser devuelto no fue guardado en la caja fuerte (un mueble con llave) sino que fue depositado en una caja, debajo de varios expedientes.

En noviembre se advirtió la desaparición -alguien vio que estaba rota o abierta la caja debajo de los expedientes- y se hizo la denuncia. Es decir que no se sabe cuándo desapareció y tampoco se sabe quién era el responsable de trasladar y guardar la droga.

El martes trascendió que se estaba investigando lo sucedido. “Es insólito”, dijo una fuente. Tampoco se sabe qué pasó con los cuatro kilos de droga restantes. Se supone que ahora están guardados dentro de la caja fuerte.

La justicia federal tiene un antecedente del 24 de agosto de 1998, cuando se descubrió que habían desaparecido de un armario del Juzgado Federal I, entonces a cargo de Jorge Parache, 2,5 kilos de cocaína y $ 700, secuestrados en dos operativos.

“Los ladrones sabían de qué se trataba, ya que no sacaron otras cosas del mueble”, dijo el entonces juez federal II, Ricardo Maturana, quien añadió que la cerradura del armario era fácil de violentar. El fiscal Carlos Brito, que investigó esa desaparición, no halló responsables del robo, que quedó impune.

El 23 de enero pasado hubo un escándalo en depósito judicial de la Gendarmería de Catamarca, a raíz de la desaparición de 10 kilos de cocaína. Se trataba de un secuestro de 15 kilos, producto de varios operativos. El faltante fue descubierto cuando funcionarios judiciales fueron al lugar -la Agrupación VIII- para realizar pericias y se encontraron con la falta de los 10 kilos. Cuatro gendarmes, responsables de la custodia, quedaron detenidos.

Los tribunales federales carecen de cámaras filmadoras y de medidas importantes de seguridad, además de los policías de guardia. Hace tres años se escapó un detenido que se encontraba en la alcaldía. Un custodio fue procesado por la fuga.

Otro caso que impactó fue la fuga de “Pico” Peralta, en 2016, de la comisaría de Delfín Gallo. Aunque se trata de una sede policial provincial y no federal, estaba alojado ahí, en una causa por narcotráfico, por orden de un juez federal. Según trascendió entonces, se pensaba que “Pico” estaba en la alcaldía de Congreso y Las Piedras.

 

 

 

fuente: lagaceta

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