Un nuevo acercamiento pleno de detalles al horror de la última dictadura argentina y que pueden servir en las causas judiciales ya existentes o a otras que puedan abrirse en el futuro contra los militares que violaron los derechos humanos. Eso contienen los 1.081 documentos desclasificados por los Estados Unidos y que el jueves pasado fueron entregados por el secretario de Estado John Kerry a Mauricio Macri. Ayer a la tarde, en la Casa Rosada, el Gobierno distribuyó esos documentos a los organismos de Derechos Humanos y a la prensa. En los textos aparecen descritos algunos casos emblemáticos de aquellos años, como los de los secuestros y torturas sufridas por el dirigente Alfredo Bravo y el periodista Jacobo Timerman.
Además de la información vinculada con la violación de los derechos humanos, los documentos muestran los intentos de acercamiento político por parte del dictador Jorge Videla a la administración de James Carter. Y revelan algo el ocultamiento por parte de funcionarios estadounidenses de la información que recibían sobre la Argentina: tramos de un informe de la recientemente fallecida subsecretaria de Derechos Humanos de Carter, Patricia Derian, fueron borradas por orden del entonces secretario de Estado Henry Kissinger.
Los 1.081 documentos desclasificados -provienen de 14 agencias y departamentos del gobierno de EEUU y abarcan el periodo 1977-1980- fueron entregados en un CD a los organismos de derechos humanos que participaron de la conferencia ofrecida ayer en un salón de la Casa Rosada por el el vicecanciller Carlos Foradori, el secretario de Derechos Humanos, Claudio Avruj y el representante para los Derechos Humanos de la Cancillería, Leandro Despouy. No participó ningún funcionario de mayor jerarquía.
“Estamos sorprendidos por la rapidez en que Estados Unidos entregó la documentación después del acuerdo con el presidente Obama, pensábamos que esto iba a tardar más de un año”, celebró Avruj. Durante su visita en marzo pasado al país, el estadounidense había adelantado a Macri su decisión de entregar al país estos documentos.
De los organismos de derechos humanos presentes, el único que recibió copia en papel de los 1.081 documentos distribuidos en dos carpetas fue Abel Madariaga, secretario de Abuelas de Plaza de Mayo.
Entre los testimonios que reúnen los documentos se encuentra el de Alfredo Bravo. Se trata de una conversación que el dirigente mantuvo con el embajador de ese entonces en Buenos Aires, Raúl Castro el 28 de agosto de 1978. Bravo detalló al diplomático “el horror de su detención y tortura y denunció la técnica conocida como ‘submarino’ y el uso de picanas”.
Sobre Jacobo Timerman hay una carta del embajador en Tel Aviv a Patricia Derian en la que se informa que el periodista se reunió con la prensa en esa ciudad israelí y en la que manifiesta que “aún no escribiría sobre su experiencia en Argentina por miedo a represalias”. En 1977, Timerman fue secuestrado y salvajemente torturado. Fue liberado en 1980.
También hay una carta de Videla a Carter en la que le detalla por qué se encuentran detenidos Alejandro y su esposa Elena Deutsch y sus tres hijas, por quienes el presidente estadounidense se había interesado. “Activos miembros del Partido Comunista Revolucionario, integrantes del grupo terrorista y desarrollan tareas de inteligencia. La hermana Liliana, activista subversiva en el ámbito estudiantil”, escribe el dictador.
Entre lo desclasificado, también se encuentra una carta de Carter a Videla en la que el estadounidense se disculpa por no haber podido venir al casamiento de uno de los hijos del militar. La invitación de Videla al festejo demuestra el interés de la dictadura argentina en aproximarse a la administración estadounidense.
Los documentos están disponibles desde ayer en la página de la Dirección Nacional de Inteligencia estadounidense, www.dni.gov,
La expectativa ayer en la Casa Rosada es que lo próximo que se desclasifiquen son los documentos de la inteligencia estadounidense. Este año, además, se conocerían los documentos en poder del Vaticano.

Fuente: Clarín

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