Daniel Sebastián Ujhelly, un abogado argentino que viajó a las islas para participar de una maratón, intentó traer de recuerdo una bala de guerra que encontró tirada y que todavía quedan en los campos donde argentinos y británicos combatieron en 1982. Pero le salió mal y debió pagar una severa multa.

Miembros de la Asamblea Legislativa indicaron que Ujhelly fue multado por un juzgado de faltas a pagar más de US$ 850 mas gastos de fiscalía establecidos US$ 200. Fue después de que se reconociera culpable de una falta que está regulada por la Ordenanza de Armas de Fuego y Municiones de 1987. Se llevó trofeos de guerra de una visita que hizo al Monte Longdon.

Lo que pasó

Desde Malvinas el consejero Barry Elsby dio a entender que su caso podría haber tenido consecuencias mayores dada la magnitud del delito que en el Reino Unido enfrenta penas de hasta cinco años de prisión. “La ley es para todas las nacionalidades, sea británico o argentino”, señaló y remarcó que lo que hizo es “muy” serio. “No fue un error, admitió que juntó estas balas muy antiguas y posiblemente inestables y las puso en un maletín con el que intentó tomar el avión”.

Una bala cara

“Fue una bala muy cara”, ironiza Ujhelly en diálogo con la agencia Télam. Al final debió quedarse hasta el 7 de abril. Fue detenido y debió enfrentar un breve juicio que se le siguió .”Me acusaron de tenencia de munición de guerra”, explica el abogado, que debió desembolsar esa cifra para poder salir de las islas.

No declaró la munición

Según informa el Penguin News -el principal medio de prensa de las islas-, el fiscal del caso, Stuart Walker, explicó que el abogado argentino no había declarado la munición, pese a los carteles de advertencia sobre los elementos prohibidos en un vuelo.

No es peligroso

“El fiscal de las islas se portó bien y manifestó que yo no era alguien peligroso, que la munición no representaba realmente un peligro para la aviación y que estando en bodega no tendría acceso a ella”, dijo Ujhelly, quien debió afrontar en las islas un breve juicio que incluyó una videoconferencia con Londres. “El fiscal londinense se ensañó conmigo y me acusaba de intento de atentado terrorista más o menos”, explicó.

Podría haber sido peor

Según el Penguin News, el magistrado de la Corte James Brooks señaló que mientras una falta similar en el Reino Unido podría significar una sentencia con privación de libertad hasta por cinco años, en las islas “no había tal recomendación, sino a lo sumo una sentencia máxima admisible de hasta tres meses”.

No obstante, consideró que los jueces de faltas tendrían que tomar en cuenta “la temprana admisión de responsabilidad del acusado, su buena disposición a colaborar y su evidente falta de intención de utilizar la munición para el propósito para la cual fue creada”.

Como un criminal

“Me trataron como un criminal. Me hicieron sacar el cinto, cordones, collar y otros elementos. Me detuvieron hasta que me interrogaron y acusaron, unas seis horas en total”, recordó el abogado, que no pidió asistencia a la cancillería argentina. Según informó la agencia Télam, el domingo 7 pudo abandonar las islas en el vuelo semanal que viaja hacia la ciudad chilena de Punta Arenas. De allí, se trasladó a Río Gallegos, y -vía Buenos Aires- llegó finalmente a su hogar en Curuzú Cuatiá el miércoles de esta semana.

fuente. clarín

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