En medios sindicales y del Gobierno coinciden al menos en un punto: es difícil que haya otro paro antes de fin de año. Tampoco parece sencillo el diálogo, aunque abundan los contactos y hay apuestas a la distensión.

Lo que dejó el paro

Evaluaciones públicas ruidosas y evaluaciones en privado más medidas son un clásico de los paros. El Gobierno cuestionó con dureza –por boca de ministros- el sentido, los costos y los alcances de la quinta medida de fuerza en su contra. La CGT destacó su masividad y cargó en líneas generales contra la política económica y social. ¿Pronóstico de una escalada de conflictos? Por lo bajo, fuentes oficialistas y cegetistas dicen otra cosa, coinciden al menos en un punto: difícilmente vuelva a producirse una huelga nacional antes de fin de año.

El calendario electoral

A partir de ahí, las consideraciones y necesidades empalman con el cada vez más dominante calendario electoral. Entran en juego las movidas del Gobierno para distender el frente social camino a las urnas, con la expectativa de contención del dólar y cierto freno de la inflación. Pesa también la interna sindical –no sólo entre la conducción de la CGT y la alianza dura liderada por Hugo Moyano-, se suceden las paritarias y los jefes sindicales ajustan su cálculo en el tablero electoral del peronismo.

Dos fotos

Una parte de esa disputa fue expresada por las dos fotos que dejaron ayer los jefes sindicales. En una, Hérctor Daer y Carlos Acuña, el dúo de secretarios generales que conduce la CGT con apoyo de dirigentes tradicionales y dialoguistas (gordos e independientes), barrionuevistas y no alineados, entre ellos los principales gremios del transporte público. En la otra, Moyano y sus aliados, un abanico que incluye organizaciones de la CGT (bancarios y Smata, entre las de mayor peso) y a las CTA, además de sumar aún con recelos de competencia a los movimientos sociales.

El transporte, clave

Sin embargo, la breve historia del paro de ayer exhibe que pesaron además otros factores, en primer lugar el juego propio de los gremios del transporte, vitales para garantizar el paro de ayer. Al revés, habían sido determinantes para exponer la debilidad del paro del 30 de abril impulsado por el moyanismo y sus socios, al que no adhirieron. Sería un error entonces considerar que aquella movida de Moyano dejó a la conducción cegetista sin aire para negociar con el Gobierno y casi obligada a endurecer su posición.

La balanza

En rigor, versiones coincidentes indican que la balanza a favor del paro nacional fue inclinada por los mismos actores que habían debilitado un mes antes la posición de Moyano. Los gremios del transporte –UTA, la Fraternidad y en buena medida la Unión Ferroviaria- vienen en conflicto por el impacto del impuesto a las Ganancias sobre los ingresos salariales extra. Y metieron presión sobre la conducción cegetista para ir a la pelea. Las gestiones oficiales, a cargo del ministro Dante Sica, lograron acordar una mesa de negociación con esos sindicatos. Alcanzó para evitar otro feriado sin colectivos y trenes, el 25 de Mayo, pero llegó tarde para la huelga de ayer.

 

fuente: infobae

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