Así lo aseguró Alberto Lebbos, el padre de la joven estudiante de periodismo que fuera asesinada brutalmente en 2006 y que por el hecho están siendo juzgado ex funcionarios del gobierno y de la policía de José Alperovich, quienes fueron acusados de encubrir el crimen. Este lunes se reinicia el juicio con los alegatos.

El padre de la estudiante asesinada en 2006 afirma que, luego de este proceso, promoverá una acusación en contra de Alperovich. Por lo pronto Lebos resalta que en el juicio “han sido puestos en evidencia los diferentes matices de la naturaleza humana, desde la más elevada a la más baja”.

– Cuando se confirme la sentencia, ¿terminará su lucha?

– Continuará. Queda un largo camino por seguir; esto no se termina acá. En ese sentido, estoy tranquilo de que hemos hecho todo lo que estuvo a nuestro alcance. Por supuesto, siempre se piensa que se pudo haber hecho más, pero muchas veces no tenés los recursos, los conocimientos y la inteligencia. En esta etapa se encuentra expuesto que todo lo que habíamos denunciado en su momento era cierto, y salieron más cosas.

-¿Hay algo que lo haya sorprendido durante el proceso judicial?

-Si me hubieran dicho que iban a salir 10 testigos detenidos por falso testimonio, no lo concebía. ¿Qué necesidad lleva a una persona a mentir en un juicio oral y salir preso? El falso testimonio es un delito que se puede castigar hasta con 10 años de prisión, y el de encubrimiento agravado con seis años, es decir, los acusados que están por encubrimiento agravado pueden tener una condena más leve que los testigos que han ido y han falseado. Sabemos que es lento, pero llega (la justicia). Aquí han llevado detenidos a los testigos por falso testimonio y han salido en libertad, pero ellos creerán que esto va a quedar ahí. Están equivocados, en algún momento se van a tener que sentar ante un tribunal oral de Justicia para ser juzgados. Las pruebas son contundentes: mintieron y se arriesgan a 10 años de prisión. Esto muestra una banalización: miento y no me va a pasar nada. No logro entender esa actitud. Creo que esto ha puesto en evidencia varias cosas. La primera es que nunca hay que abandonar la lucha. ¿Sabés la cantidad de gente que me ha dicho “ya está, es gente poderosa, peligrosa, y que tiene dinero”? Sí, todo eso es cierto, pero eso no quiere decir que vos vas a abandonar la lucha.

– Lo segundo que se puso en evidencia…

– Es la debilidad de un sistema, la organización en la que todos estamos metidos como seres humanos. Hay una extrema debilidad entre la gente.

– ¿En algún momento sintió miedo, teniendo en cuenta que aportó pruebas en la investigación?

– ¡Este juicio se está haciendo con las pruebas que nosotros presentamos en abril de 2006! Son casi 13 años de padecer, de mucho sacrificio. Yo lo pude sostener porque tengo recursos y un entorno que me cuida… mi familia. Me siento privilegiado de poder sostener esta lucha. Por supuesto que tuve miedo, me amenazaron muchas veces y mi familia sigue su vida. Cuando pasó lo de Paulina, mis hijos estaban en la universidad. Fueron momentos duros. La Policía me golpeó muchas veces, recibía llamados, algunos me hacían señas en la calle. Las amenazas fueron fuertes durante el primer tiempo, me hicieron muchos operativos de prensa por ejemplo. Todos esos avatares que hemos pasado sumado a todas las maniobras que se encargaron de hacer de forma sistemática desde el gobierno de Alperovich. Acá en el juicio oral por ejemplo, te presentan una nulidad y se resuelve en dos horas, cuando estás en proceso penal de investigación se demora tres meses, y así han logrado que prescriba el delito de encubrimiento de deber de funcionario público. Este juicio saca a la luz muchas falencias que los decisores no toman en cuenta, es muy triste. Las causas prescriben con el cuento de que todos están ocupados y llenos de trabajo, es un círculo vicioso. El delincuente sabe que juega con eso, y estos tipos saben de esto por eso estiran; quieren que se prescriba la causa. Ya lograron que se prescriba la causa de delito de encubrimiento de deber de funcionario público.

-¿Qué vio en todos estos casos de lucha?

– Creo que la verbalidad te salva. Hablar de los casos es una gran herramienta, cura. Eso le salvó la vida a mucha gente. Notamos un denominador común independientemente de las causas: primero un desconocimiento total de qué hacer, uno piensa que la Justicia y la Policía van a actuar correctamente, pero en la mayoría de los casos eran cómplices o partícipes directos. Hasta el día de hoy no sabes qué hacer. En segundo lugar, la vulnerabilidad que tiene la familia. Tercero: la falta de legislación adecuada de protección a los derechos de la víctima. Como querellante no podes hacer nada de nada. ¡Mirá si te toca un fiscal como Carlos Albaca! Otra cosa que hemos detectado es que siempre había testigos, pero siempre los testigos tenían miedo, no había ninguna ley que los proteja. Era 2006 y nadie nos llevaba el apunte. Dijeron que yo hacía política, ya todo el aparato del alperovichismo se movilizaba.

– ¿Qué papel jugó la política en estos años para usted?

– Nosotros pedimos muchas cosas en estos 13 años, como ser equipamientos en los laboratorios científicos de la Policía. Pasan los gobiernos, los presupuestos y esto es peor, esto puso en evidencia todas esas cosas. Vienen abogados defensores de los delincuentes, que son muy hábiles, que te meten una nulidad, y hasta que se resuelva esa nulidad, pasan cinco meses. Hay muchos artilugios legales que están en la ley pero hacen uso y abuso para interferir la buena marcha, para que esto vaya más rápido. Es gravísimo, acá esta naturalizado, nadie reacciona. Los sectores políticos no reaccionan. ¿Creés que algún legislador se sentó a escuchar el juicio o se ofreció a ayudar o colaborar con su conocimiento? ¿Que piense cómo puede hacer una ley o modificar una ley para que esto sea más rápido? Acá tenés que rogar que te toque un buen fiscal, un buen juez, un buen periodista. Lo real sería que para la víctima de delito la cosa se resuelva rápidamente. La condena de impunidad es que los delitos se repiten. El tipo sabe que no le va a pasar nada. Esto pasa hace 20 años.

– ¿Cómo murió Paulina?

– Creo que Paulina cayó en manos de una banda de degenerado. Mi mayor sospecha es que Soto participó en esa maniobra. En ese momento, era su pareja. Fue una banda con mucha llegada al poder, no sé si padres, hijos, tíos, lo que sea. Se puso en movimiento un aparato descomunal del Estado para proteger a los asesinos. Las pruebas están. A Alperovich lo vamos a acusar porque yo le entregué en mano en su casa el 19 de abril de 2006 las pruebas con todos los delitos que se habían cometido, y no hizo nada.

 

 

 

fuente: lagaceta

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