Por Manuel Ernesto Rivas

Todos los políticos que tienen un micrófono cerca, se desesperan por aclarar que no son tiempos de hablar de elecciones. Enfatizan que hay que privilegiar la gestión antes de pensar en internas pero, puertas hacia adentro, estudian las estrategias que aplicarán de cara a las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO).

Mientras que en el oficialismo impulsan y pregonan la unidad, propia del Justicialismo provincial, hay certeza de que la posibilidad de evitar las PASO es cada vez más difícil, teniendo en cuenta que el senador José Alperovich impulsa la candidatura de su hija Sara, aunque lo niegue en cuanta declaración haga. Justamente es esa postulación la que molesta a un sector del peronismo que apuesta a recuperar la mística y la tradición partidaria. Si bien es cierto, estas expresiones son incipientes y aún no se han visto oficializadas, hay pintadas que rechazan la conformación de listas a dedo, como se hizo durante todo el alperovichismo.
En esa misma orilla partidaria también asoma la joven dirigencia que representa el recambio generacional. Entre ellos se muestra con mayor fuerza el espacio liderado por Luis Romano. Resulta que tiene a su favor que en las PASO de 2013 fue el único que salió a disputarle las candidaturas a la lista oficial. Ese acto de valentía le permitió al Movimiento de Unidad Popular (MUP) demostrar que la disidencia se discute puertas adentro, sin sacar los pies del plato. Ya hubo anuncios de concurrir a las PASO una vez más, lo hizo el propio Romano y lo repiten los militantes territoriales, a lo largo y ancho de la provincia. La presencia de las tradicionales banderas amarillas en cada uno de los actos del oficialismo también se certifica en cada jurisdicción. El crecimiento sostenido de este espacio se está viendo beneficiado además por la diáspora de dirigentes de espacios que eran afines al kirchnerismo y que hoy se encuentran en crisis, tanto por el descrédito de sus dirigentes como por la falta de contención y organización. En esas circunstancias aciagas se encuentran espacios como La Cámpora o La Kolina, que ven como sus militantes, cansados de la inacción, se pliegan a las filas del MUP.

Manuel Ernesto Rivas
Manuel Ernesto Rivas

Por otra parte, si estas agrupaciones kirchneristas fueran a las PASO, sólo dejarían en evidencia que ni siquiera sus parientes votarían por sus candidatos.
Fuera de ello, podrían surgir algunas sorpresas que estarían encabezadas por referentes históricos del justicialismo, quienes se animarían a levantar sus banderas para disputarle espacios al alperovichismo.
En tanto que el gobernador Juan Manzur y el vicegobernador, Osvaldo Jaldo, apuestan a la unidad del justicialismo, porque saben que cuando se definen los candidatos el encolumnamiento es una realidad. Los conductores de la actual gestión consideran que es prioritaria la búsqueda de unidad a fin de no generar el desgaste en el que se encuentran inmersos, por ejemplo, los dirigentes del Acuerdo para el Bicentenario (ApB).
En ese sentido, la dupla gobernante está tratando de aquietar lo más que se pueda las aguas dentro del Partido Justicialista. La unidad es el objetivo más importante.

La interna está colorada
Mientras que en el caso del espacio conformado por las fuerzas políticas que confluyen en el Acuerdo para el Bicentenario (ApB), es casi seguro que la pelea estará entre los dos referentes de mayor peso político. El actual secretario de Vivienda y Hábitat de la Nación, Domingo Amaya, tendría definido armar su propia lista para las PASO. La idea sería disputarle el liderazgo al radical José Cano. Para ello contaría con el apoyo de Germán Alfaro, con quienes son socios políticos desde hace mucho tiempo. El intendente capitalino tiene su propio partido, por las dudas, para tener a mano un plan B. Porque lo que se disputaría en estas internas, más que un lugar en la lista de candidatos a diputados nacionales, el posicionamiento hacia las elecciones provinciales de 2019.
En tanto que Cano viene en debacle, no sólo por la falta de resultados concretos del llamado Plan Belgrano -lo que se viene haciendo no alcanza a compensar las expectativas de los faraónicos anuncios-, sino también por la seguidilla de escándalos que salpican a su gestión. Tanto propios como extraños se mostraron críticos por esta serie de irregularidades, que hacen mella en la idea de cambio con la que se conformó este espacio.
Cano no sabe en quien confiar, porque mira de reojo hasta a su propia socia política, la actual senadora Silvia Elías de Pérez, quien en momentos difíciles eligió el perfil bajo y la menor exposición mediática posible, en especial en temas que afectaban a Cano, quien no sabe cómo jugará ella en este interna. El recuerdo de su ausencia en la conferencia de apoyo al intendente de Yerba Buena, Mariano Campero, sigue en la retina de los socios del ApB. Federico Masso, de Libres del Sur, estaría más cerca de apoyar a Amaya que a Cano, lo que hace suponer que cada uno de los referentes tendrá que optar.
Por otra parte, en el radicalismo no todo es color de rosa, porque la discusión nacional sobre el rol que debe cumplir la UCR en Cambiemos, también está instalada claramente. Alineado con Ricardo Alfonsín, el legislador Ariel García y líder del Movimiento Boina Blanca, sostuvo que irán a las PASO para recuperar la tradición y los valores democráticos que caracterizaron al centenario partido. Las PASO vienen asomando. Los tiempos políticos ya tienen la bandera de largada.

Comments

Comentarios