Por Manuel Rivas* Director de Diario Cuarto Poder | Compartimos con nuestros lectores la entrevista realizada al escritor Iván Quinteros, quien recientemente publicó su última novela “Niño” sobre la cual hablamos en la siguiente entrevista.

-¿Cómo definiría su novela Niño basado en los caminos creativos que tuvo que transcurrir para escribirla?

-Buscar una definición en el arte puede ser una linda tentación, pero al mismo tiempo un error, aunque también un gesto de cordialidad, una mano tendida, una oferta, una propuesta, una buena presentación ante la persona amada, podría ser un acto de arrojo que derive en la tragedia del desencanto o en el momento más maravilloso que hallamos vivido. Niño en este sentido fue una aventura, asumir la escritura de un mundo adulto cruel donde transitan este grupo de chicos requiere exponerse a zonas oscuras de la sociedad. Los personajes para un escritor se constituyen en seres cercanos, familiares, cotidianos, están ahí, expectantes, en algún lugar de nuestro corazón como actores de cine detrás de los decorados o en escena. Escribir es un viaje hacia zonas inexploradas de uno mismo y al mismo tiempo el encuentro con los demás, los personajes tienen su lógica propia y las situaciones se resuelven con independencia de la voluntad del escritor. Tal vez podría decir, sí, Niño es una novela de aventuras… el vuelo de una mariposa hacia el fuego.

-¿Construyó los personajes a partir de vivencias personales?

-La historia parte de ciertos estereotipos sociales y se encarna en sujetos sociales a veces sin nombre o con apodos que bien podrían ser cualquiera de esos niños que deambulan por la calle. Si bien la novela es de corte realista en la literatura siempre hay un juego entre la fantasía y la realidad, entre lo verosímil y lo verídico, es una novela de ficción, pero cuenta una miríada de hechos que muy bien podrían ser reales. Oscar Wilde dice que el verdadero arte consiste en ocultar al artista y develar el arte. El mejor escritor es el invisible, el que no se escucha su voz en la obra.

-¿La novela puede ser tomada como un canto de esperanza para los sueños de infancia?

-La novela Niño aborda el tema de los sueños de la infancia, ¿qué ocurría si todos hubiéramos seguido aquellos caminos? Tal vez viviríamos en un sistema social menos perverso, donde no se descargaría la frustración de unos sobre el yugo de otros. Es un planteo romántico, sí, es verdad, pero Niño no aborda la infancia como un lugar idílico, al contrario, a contra pelo del mercado de literatura infantil que se expande con brillo y colores esta novela es una historia de infancias vulneradas, es un intento de interpelar al mundo de los adultos. Esa atención que se dispersa por los infinitos dispositivos tecnológicos ha hecho que perdamos la mirada hacia el futuro, hacia los niños, descuidamos la responsabilidad más esencial de la humanidad, construir un mundo mejor para nuestros hijos o al menos luchar por ello y transmitirles las herramientas necesarias para que el día de mañana cuando ya no estemos, ellos levanten esta misma bandera. La humanidad debe recuperar una palabra esencial, amor.

-¿Cuáles fueron sus sueños de niño?

-Soy hijo de una maestra de escuela y un obrero de fábrica, crecí viendo su esfuerzo y avatares para poder brindarme una buena educación, un buen futuro; tal vez en mi infancia soñé ser un gran jugador de fútbol como cualquier chico o un buen soldado como San Martín al que siempre admiré de muy pequeño, pero mi mayor anhelo de niño fue y sigue siendo honrar a mis padres dando lo mejor de mí. Este sueño, claro está, persiste y me acompañará hasta mi último aliento.

-¿Tiene puntos en común con novelas anteriores, ya sea en temática o en estilos?

-Con variantes formales un artista siempre gira alrededor de sus propias obsesiones, que son las mismas que todos tenemos, aunque no siempre demos cuenta de ellas. El amor, la amistad y la temática social son ejes que comparten algunas de mis producciones. En esta novela desde lo formal hay una búsqueda de la simpleza narrativa, me gusta la velocidad, el vértigo y vivimos en tiempos de aceleración asique esta novela no da respiro al lector hasta el final.

-¿Cómo supera los estancamientos propios de la escritura de una obra extensa como lo puede ser la de una novela?

-Escribir es una necesidad física en mi caso, es algo natural, escribo desde chico. La creación artística es un misterio, a veces podemos tratar de explicarla, pero en general es algo que sucede y uno lo acepta y asume el compromiso. Luego viene la etapa de edición, es decir compartir la obra fuera del círculo íntimo propio, ese es un momento especial, el instante de salir a escena, el alumbramiento y luego ver el recorrido del texto que se desprende de uno y va hacia los demás. Se produce un vacío, una especie de duelo. Luego de este período se van acercando nuevas historias y la maquinaria se vuelve a encender.

Osvaldo Soriano tenía un gato en su lugar de trabajo, ¿Usted tiene alguna cábala de este tipo?

-Triste, solitario y final fue una de las primeras novelas que leí en la adolescencia. Soriano, Cortázar, Vargas Llosa y Borges fueron la chispa que encendió en mí el fervor por este maravilloso mundo literario. Debo decirte que soy muy alérgico a los gatos así que no tengo gatos. Soriano decía que un escritor sin gato es como un ciego sin lazarillo, pues bien, afrontaré mi destino de ceguera con valor (risas). Cábalas tengo varias, trato de estar atento a las señales del universo, por supuesto las cábalas no se dicen.

-Usted es músico, docente, poeta y escritor ¿cuál es el rubro que más prefiere?

-En un mundo que tiende cada vez más a la robotización y el aislamiento, el arte es un camino hacia el otro, es comunicación, diálogo, siento que cualesquiera de las expresiones o formas artísticas son válidas para ir al encuentro del otro, y en definitiva el otro es el camino hacia uno mismo. Hay tres conceptos inherentes al arte: la melodía, el ritmo y la armonía. Esto se puede trasladar a una pintura, una canción o una novela. En el medioevo los artistas no encontraban división en el arte, en la modernidad con el avance de la tecnología y la comercialización del arte se hace un culto a la especialización, como si todo tuviera que ser parte de un catálogo para la venta, pero la vida está en todos lados, fluye, la vida como el arte es unión. Las distintas actividades que desarrollo se retroalimentan, pero voy a intentar darle una respuesta, el centro de mi mundo artístico es la palabra. Soy un adicto a la literatura.

-¿Recuerda el contacto inicial con el mundo literario?

-El primer contacto fue a través de los relatos nocturnos de mi abuela materna de origen andaluz, ella creció en el campo en la provincia de Buenos Aires, por la zona de Olavarría y Tandil, solía contar historias de aborígenes y gauchos, y también de sus hermanos ferroviarios y anarquistas.

-Usted ha publicado bastante ¿Cree que los escritores jóvenes necesitan de apoyo para hacerlo? ¿Qué consejos le daría a quienes tienen camino por delante para transitar el mundo de las letras?

-¿Consejos? Que sean felices, que disfruten el camino, que sean auténticos con ellos mismos y encuentren su propia voz, su propio destino literario.  En cuanto a la publicación sí, es cierto, no es sencillo por varios motivos, pero en definitiva los textos se abren paso por su propia fuerza, hay que confiar y esperar como proponía Edmundo Dantés.

-¿Cuál es la meta que persigue en el mundo literario?

 -La belleza. Los antiguos relacionaban la belleza con la justicia y la felicidad. Generar momentos de belleza en el lector es una buena meta, aunque para ello muchas veces debamos transitar momentos de oscuridad y tragedia.

-A su criterio ¿Cuál es su mejor obra literaria?

-Es una pregunta muy difícil, pero le voy a confesar algo… al terminar esta entrevista escribiré una poesía que se titula Almarena, ojalá sea esta mi mejor poesía o tal vez mi mejor obra sea la próxima novela que escriba. ¡Quién sabe! ¿Quién lo puede decir? Es el misterio de la creación, de la vida; la invalorable incertidumbre de encontrar el amor de nuestra vida al doblar la esquina. Permítame para finalizar esta cálida entrevista agradecer a Ud. y a sus lectores por el tiempo brindado y su generosa atención, muchas gracias de corazón.

Datos biográficos del autor

Iván Quinteros (Instagram: iqpoesia) es poeta, escritor y docente argentino perteneciente a la generación X, nacido en la Ciudad de Buenos Aires en el mes de marzo del año 1973. Comenzó a escribir tempranamente al mismo tiempo que transitaba el under porteño del rock allá por los inicios de la década de los 90, participando de diversos proyectos musicales y luego grabando cinco discos como solista en forma independiente.
Estudió en la Escuela Argentina de mimo, expresión y comunicación corporal de Ángel Elizondo, en la ENFO (Escuela nacional de fotografía) dirigida por Jorge Mónaco y también se formó como bailarín de tango bailando en las milongas y estudiando con los mejores docentes del género.
Entre los años 1998 y 2008 editó en forma independiente los siguientes libros: Espejos enfrentados (relatos y poesía), Puerta ciega (relatos y poesía), Pamparadán (poesía) y Rueda (cuentos).
En el año 2012 empieza a editar con Clara Beter Ediciones donde participa de las antologías Poesía bajo la Autopista I y IV, y edita las novelas La puñalada (2018) y Niño (2020), los poemarios Oleajes (2018) y Mundo Algoritmo (2019) y reedita el libro de poemas Pamparadán (2020).
Desde el año 2018 conduce el programa de radio llamado “Cuerpo a cuerpo” donde entrevista a poetas, escritores y artistas en general

*Profesor de Letras e Historia, periodista y escritor.

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