Por Manuel Rivas* de Diario Cuarto Poder / Levantar de las cenizas un edificio. Es el concepto de Lucía Carmona, una prologuista de lujo del libro “El filo plateado de la nube”, de la poeta Mirta Sema, en referencia a construir poesía en tiempos de pandemia.

Aferrarse a los bordes de la nube

Hay quienes afirman que los poetas se sienten más motivados a la inspiración en momentos de adversidad, en especial cuando lo que brota de esa especial sensibilidad es una chispa de esperanza en medio de la oscuridad.

Eso sucede con Mirta Sema y su poemario “El filo plateado a la nube”. La autora se inspira para titular la obra en un poema de John Milton (1608-1674), quien afirma que toda nube negra tiene un borde blanco o plata.

En este caso, se trata de una gran nube negra a la que denominamos pandemia y que oscureció el cielo de toda la humanidad. Mirta Sema asume el desafío de reflejar, en su lenguaje poético, las sensaciones y sentimientos de lo vivido.

Lucía Carmona y un edificio poético

La prologuista, nada menos que Lucía Carmona (Chilecito – La Rioja), afirma: “es admirable como la autora levanta sobre la ceniza un edificio altísimo porque se advierte la sabiduría de resucitar, a cada instante, el edificio del poema”.

La poeta riojana señala dos hallazgos nacidos de la desesperación. El primero: “la poesía ese ungüento balsámico del ánimo”. El segundo: “para que el ángel sobreviva, nos crece así la vida, el amor, la muerte, mitigando las congojas del suceso”.

“El que lee siente que ha conocido la realidad pintada, pero quien se atreve a reseñarla, ha sufrido cada minuto con el único fin de transmitir un tiempo hacia la eternidad”, formula Lucía Carmona con su visión naturalmente poética.

Atravesar el dolor siendo luz

Esa es la misión que se propone la autora en relación al Coronavirus, y ya desde el principio propone la idea de “carcelero invisible” y “oscuro aleteo de la muerte”, con matices que tienen relación a su propia fe.

Ese silencio que crece y eleva la tensión de quien se enfrenta a poderes intangibles, hace que el simple gesto de mantener encendidas las luces de casa se transforme en esperanzadora metáfora de quien se aferra a la vida.

Esa salvación, muchas veces se encuentra en la búsqueda interna de uno mismo, en transitar una especie de calvario en el que cualquiera asume el rol de Verónica o del cireneo y en el que nos preguntamos qué haremos si sobrevivimos.

 El fantasmal viaje al aislamiento

Mirta Sema y su especial sensibilidad, echan mano a las imágenes que atraviesan la retina del alma. Los bares, las plazas en soledad, los personajes de esa cotidiana alegría ausentes y, en especial, la risa y el movimiento constante de los niños.

El escenario de un balcón sobre las calles desiertas, la mirada de la soledad, la lucha con los miedos propios, la idea de estar a merced de algo que condiciona, se diluye en la observación de una mariposa o de una imagen esperanzadora.

Con qué maestría la autora nos lleva a la identificación plena, como víctimas del mismo mal invisible que asoló a la humanidad toda. Sufre, al igual que todos, pero nos aplica un antídoto poético que busca sanar las heridas.

Lectura más que recomendada

Mirta Sema nos eleva en ese edificio que construye desde las cenizas, desde la propia nada de la muerte y el miedo a no ser. Con anclajes de esperanza busca neutralizar esa amarga y desesperante sensación que nos deja temblando.

Y esta crónica de sucesos y emociones va tomando la forma y transformándose en un testimonio clave de lo ocurrido, pero también en una puerta hacia miles de alternativas porque, una vez superado el horror, se multiplican los caminos.

Solo de ese modo, ya no nos preguntaremos qué es lo que haremos si sobrevivimos, sino que actuaremos en consecuencia, porque ese borde blanco habrá deshilachado de luces aquella nube negra que fue la metáfora de la pandemia.

*Fundador y director de Diario Cuarto Poder. Periodista, profesor de Letras e Historia y escritor.

Datos biográficos de la autora

Mirta Sema es escritora, poeta, artista plástica, licenciada en Administración. Estudió en la Universidad del Norte Santo Tomás de Aquino (UNSTA), en Tucumán, provincia en la que reside.

Cuenta con ocho obras editadas: Bajo cielos grises de garrotillo; Descalzos de olvido; Años de promesas; Pájaros de fuego; Caballo de viento; Patios de azafranes (en dos ediciones) y Soy los otros (cuentos, relatos y epístolas).

Ha participado en 25 antologías, a nivel nacional e internacional. Publicó en revistas culturales del medio y presentó sus libros en Argentina, Chile, Bolivia, Uruguay y Francia (París y Plancöet).

Participa en eventos poéticos por internet, Facebook y YouTube, entre otras plataformas.

Es socia de la Sociedad Argentina de Escritores (SADE – Tucumán) y miembro del Instituto Literario y Cultural Hispánico Alba de América. También es socia de la Academia Argentina de Literatura Infantil y Juvenil (AALIJ).

Es miembro fundador del Movimiento Literario Gesta Bárbara siglo XXI de Potosí, Bolivia.

Realiza una amplia actividad cultural.

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