Letras de Fuego / Comentario de Libros / Por Manuel Ernesto Rivas*. Recomendable. El tono nostálgico y emotivo que le imprime su autor, Bruno Cinellu, a su libro de relatos y poemas “Mandarinas al sol”, conmueve a los lectores con simpleza y eficacia.
“Trazos del corazón”
Ya en el prólogo, Honoria Zelaya de Nader sostiene que el autor “deja trazos de corazón” y no se equivoca porque Bruno Cinellu apela a una mirada personal del mundo que lo rodea, mientras deshoja recuerdos con los que puede identificarse el lector.
El libro se inicia con un mensaje poético en “Definición de la DIGNIDAD”: Si alguna vez tienes mucha sed / y te quieren vender un vaso que / es más caro que tu dignidad, has / un cuenco con tus manos y bebe / el agua de la LIBERTAD.
Con esa idea fuerza, va a retomar en muchos de los relatos ese concepto de libertad como un bien que se puede perder, por ejemplo en la pandemia, como lo aborda en el relato “Una sonrisa pirotécnica” en donde el amor es igual a reconstrucción.
Una memoria flexible
Pero la memoria se vuelve flexible, porque va más allá de la pandemia, hasta los tiempos de la niñez en donde recuerda cuando iba a la cancha de San Martín junto a su padre, el barrio, los lugares que emergen del recuerdo.
Todo ello se va enlazando en los relatos “Sobre un imán”, “Himno a mi barrio” y llega a “Un día cualquiera”, en donde ya adulto tiene el placer de pisar el césped de esa cancha en la que vio brillar ídolos que solo cuajan en su mente teñidos de nostalgia.
En “Sabiduría”, “Llueve”, “Cada mañana” y “El color de la vida”, la prosa poética se despliega buscando connotaciones emotivas, en donde germinan pensamientos positivos y se pinta “el día al pedir de la creatividad” como “anilinas permanentes del alma”.
La magia de lo cotidiano
La cotidianeidad que dispara recuerdos y la magia que conllevan en los relatos “Salsa”, “Tantos domingos”, entre otros relatos, llevan al pasado, a personas a lugares, a fotografías de personas que ya no están pero persisten.
Esa es la magia que despiertan esos textos, y que puede ser la larga memoria de un pasado que todos vivimos de alguna manera, como en “Mandarinas al sol”, en donde “los recuerdos disparan emociones y éstas sensaciones”.
Sin ánimo de contar todos los relatos, se reviven los lazos de la inmigración, como puede ocurrir con muchos de los pobladores de nuestro país, el recuerdo de la amistad, de los tiempos escolares, de los afectos que se van marchando.
El sabor de las mandarinas
En síntesis, estas “Mandarinas al sol” tendrán el gusto que nuestra memoria les dé, que se haya quedado grabada, no solo en nuestras papilas gustativas sino también en el corazón de cada uno de nosotros.
Se trata de un libro ampliamente recomendable, para disfrutar y leer, en estos días otoñales, pelando una mandarina y disfrutando del sol, los afectos y la vida.
*Fundador y director de Diario Cuarto Poder y Letras de Fuego Ediciones. Profesor en Letras e Historia, periodista y escritor.