No queremos jugar más al fútbol”. Que un grupo de chicos de entre 10 y 15 años diga estas palabras casi a coro expone una situación. Al ver y escuchar los testimonios de lo que sucedió el sábado en la cancha de Patronato, la situación se ilustra tan grave, clara y violenta que la frase no admite discusión. Estos pibes -“gurises”, como se los conoce en esta región de la Argentina- vivieron un momento de terror en un estadio de Primera División, cuando el sábado fueron agredidos por un grupo de barrabravas del equipo de Paraná durante el partido con Unión. “Unos 50 tipos empezaron a pegarnos a nosotros y a los chicos. Seis tuvieron que ir al hospital. Fue una locura total. Estos chicos no quieren saber más nada con el fútbol”, grafica Emanuel Moyano, profesor que acompañaba a los pibes del Club Atlético y Deportivo Strobel.


Todo comenzó con un noble programa que se llama “Los gurises van a la cancha”, una idea del Ministerio de Desarrollo Social de Entre Ríos para acercar a los clubes del interior de la provincia a la Superliga. Allí fueron los “gurises” del Strobel. Pero este incidente que marcará sus vidas también puso en jaque la consigna hasta convertirla en una pregunta: “¿Los gurises van a la cancha?” . Es que ese grupo de barras salió de su espacio original (detrás de uno de los arcos) y dio la vuelta por la calle hasta llegar a la otra tribuna, donde estaban estos chicos, acompañados de padres y profesores.

La irracional agresión obedecía a un grito de gol (de Unión) que alguien festejó muy cerca de donde estaban los menores, que encima habían ido a alentar a Patronato. Pero justo se les ocurrió portar una bandera con el nombre del programa que era roja y con letras blancas, como los colores del equipo santafesino. “Fallaron los mecanismos de seguridad”, menciona el profesor de Educación Física.

Dos adultos también tuvieron que ser atendidos por las heridas. Hoy todos están en sus casas. En esa tranquilidad de Strobel, un pueblo de 4 mil habitantes que el sábado por la tardecita vivió una jornada atípica. “El camino del micro desde Paraná hasta el pueblo fue de un silencio total, muy diferente a la ida. Y cuando llegamos, lo primero que hicieron fue abrazarse con sus padres y llorar, lógico. Fue muy jodido para todos. Pudo haber sido una tragedia”, agrega Moyano.

Una vez conocido el triste episodio, la dirigencia de Patronato, casi obligada por la coyuntura, se comunicó con las autoridades del Deportivo Strobel. Pero los argumentos no cayeron bien. “Fue bochornoso: reconocen que fueron barras del club, pero nos dijeron que no es su responsabilidad. Además, nos invitaron a una práctica con la Primera División, que el plantel nos iba a firmar autógrafos, a regalar pecheras… Lo que vivimos no se compra con camisetas. Pudo haber muerto uno, tranquilamente. Queremos justicia: que se los identifique y paguen por lo que hicieron”, indicó el PF.

En ese tono, el propio gobernador de Entre Ríos, Gustavo Bordet, indicó: “No alcanza con la disculpa. Tenemos que actuar”. Es que la gravedad del caso lo empujó a hablar sobre la salvaje agresión: “Queremos actuar rápido para que los responsables tengan el castigo que corresponde y que estas cuestiones no queden impunes. Nosotros como Estado no podemos seguir dando apoyo a entidades en las que se produzcan hechos de esta naturaleza y hacer como que no pasó nada. Tiene que haber una medida de fondo que repare ese daño”. Ayer por la tarde, Bordet fue hasta Strobel y se reunió con directivos del club, padres y niños. Las autoridades indicaron que “se tomarán medidas con el club (Patronato) por contravenciones e incluso habrá prohibición de entrar a algunas tribunas”.

Incluso, desde la Superliga le pidieron a la AFA que, mediante el Tribunal de Disciplina, se les solicite información a Patronato y a Racing por lo incidentes que provocaron sus hinchas en el último fin de semana.

En el pueblo hoy no se respira calma. Está sacudido por la información. Marisol es mamá de Elías, de 13 años. “Para algunos se trató de su primera vez en una cancha de fútbol profesional. Fue desolador verlos llegar a los chicos con sus rostros acongojados. Para mí el deporte es necesario. Quiero que siga entrenándose porque sé que los saca de muchas cosas”, le dice a Clarín.

Los chicos agredidos por la barra de Patronato por ahora no quieren jugar más al fútbol
Hugo Ríos tiene 15 años y fue uno de los agredidos.Foto: José Almeida

Hugo, marcador de punta, tiene 15 años. A él lo golpearon y le mostraron una navaja. Tuvo que ser atendido en un centro de salud y fue dado de alta previa realización de radiografías en las costillas. Además de coraje para contar ese episodio, tuvo la lucidez para emocionar a los mayores que lo escuchan.

-Querés seguir jugando al fútbol después de lo que pasó?

-Sí, porque lo que pasó no es fútbol. El fútbol es otra cosa.

Y tiene razón. Mucha razón.

Fuente: Clarín

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