Los chicos la pasaron mal y estaban 2-0 abajo, pero reaccionaron y terminaron 3-2. Así, el equipo dirigido por Diego Placente festejó en San Juan.

Era historia juzgada. Era derrota. Era dolor. Era una injusticia por todo lo que habían hecho los chicos. Brasil, el mismo Brasil de siempre, ganaba 2-0 y se quedaba con el título. Desde un costado, Diego Placente, en su primera experiencia al frente de la Selección Sub 15, pedía calma, paciencia, transmitía confianza. En la platea, Claudio Tapia, el mismísimo presidente de la AFA, no podía creer lo que veía.

Adentro del campo de juego pasaba algo similar. Al equipo le costaba progresar en el campo. Poco se veía del brillo que los pibes habían mostrado, en semifinales, cuando golearon 4-1 a Perú. Mucho, por su parte, mostraba Brasil. Y les daba la razón a los que lo marcaban como el gran cuco del torneo, el que venía de ganar los seis encuentros que había disputado y había convertido 19 goles.

Pero, apenas comenzó el segundo tiempo, algo cambió. Por los ingresos de Franco Orozco y Franco Benítez, sí. Pero más que nada porque la actitud ya era otra. Y rápidamente quedaba claro. Primero con el gol de Matías Palacios. Y apenas dos minutos más tarde, con el de Matías Godoy. El partido ya estaba 2 a 2. Y se podía creer.

Con la pelota por abajo, la cabeza levantada y bastante de aquella escuela que dejó José Pekerman durante su etapa al frente de las selecciones juveniles (Placente, al fin y al cabo, vivió todo eso), Argentina se convirtió en protagonista. Y empezó a llegar. Con peligro. Con sufrimiento. Y la cancha se levantó. Faltaba la última puntada pero había con qué.

La idea de los organizadores de que el acceso al estadio Bicentenario de San Juan fuera gratuito completó el combo: porque la gente empezó a empujar. Y los chicos se la creyeron. En el buen sentido. Y cuando Brasil amagaba con llevarse todo, una pelota parada terminó en el cabezazo de Bruno Amione para el 3 a 2. Para el desahogo, para hacer historia porque es la primera vez que la Argentina se queda con el Sudamericano Sub 15.

Contra Brasil, sí, y después de ir abajo por dos goles. Era historia, era dolor, era frustración… Terminó siendo felicidad y un solo grito: ¡Argentina campeón!

Fuente: Clarín

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