La proyección es un mecanismo de defensa por el que el sujeto atribuye a otras personas las propias virtudes o defectos, incluso sus carencias. Esa es la definición psicológica de lo que le tocó vivir al equipo de Diario Cuarto Poder, con mayor énfasis en la última semana, en donde hasta propios colegas y medios se dignaron atacar nuestra publicación acusándola de cuanto mal se pueda uno imaginar.

Manuel Ernesto Rivas
Manuel Ernesto Rivas

Esos sujetos, personas físicas o empresas, que abrazaron la noble tarea de convertirse en instrumentos de información para posibilitar la transformación positiva de la sociedad, no debieran preocuparse por el destino de un producto que surge de manera independiente, lejos del yugo de años de explotación empresarial. Sería mejor que aplaudieran la iniciativa de un equipo de profesionales que le dio vida, primero a una página web (www.diariocuartopoder.com), que es un verdadero éxito; y luego a una publicación impresa semanal Diario Cuarto Poder, que no compite con nadie, porque tiene un estilo particular de enfocar la realidad y no cuenta con competencia de sus características para ser comparada y sopesada.
Se atacó a una publicación independiente por dar a conocer un escándalo diplomático que salpica a la estructura del Plan Belgrano. Las desmentidas y las apreciaciones sobre nuestro medio, tanto digital como impreso, han arreciado de una manera casi salvaje, como si el culpable de todo esto fuera el cartero, el mensajero de la información que no se le debiera retacear a la comunidad tucumana y menos a la nacional.
Se habló de intencionalidad, de medio ignoto, se hicieron elucubraciones de grandes y secretas conspiraciones, cuando lo único que hicimos -en nuestro especial estilo- es dar a conocer una información que luego repicaron otros medios por considerar que se trataba de algo encarado con la seriedad propia de profesionales que están hace más de dos décadas en esta actividad.
Como lo exige el manual del periodismo de investigación, contamos con la documentación respaldatoria y con las fuentes de información a las cuales tenemos el deber de preservar, porque no seremos quienes violemos esos códigos tácitos que están escritos en el hacer del periodismo en todo el mundo.
Hemos reflejado hechos puntuales que nos han posicionado incluso a nivel nacional y en los que hemos logrado cambiar las situaciones expuestas, como en el escándalo del alquiler del tercer patio de la Casa Histórica. Pero en el caso de los empresarios coreanos, la culpa no es del cartero, sino de aquellos funcionarios que tienen que desempeñar de manera responsable su rol en el manejo de la cosa pública. Quizás no guste nuestro estilo, pero queremos ser fieles a las preferencias de nuestros lectores, que en tan corto tiempo de vida nos han elegido y potencian con sus contactos en las redes sociales o con su simple alusión a nuestro producto, el crecimiento de seguidores, día a día.
Estamos orgullosos de esos logros, que nos sorprenden e incitan a trabajar en el mismo sentido en que lo venimos haciendo. Desarrollar una publicación que genera este tipo de reacciones es un aliciente que nos potencia el camino que decidimos emprender, a espaldas de empresarios explotadores y sindicalistas que decían defender a los trabajadores.
Lo mismo ocurre con esta “proyección psicológica” de quienes quieren atribuirle defectos y carencias a Diario Cuarto Poder, las mismas faltas que ellos mismos tienen porque su mediocridad no les permite desarrollar un producto exitoso. A esos agoreros les decimos que sigan destilando su veneno que, como en el caso de Mitrídates, nos fortalece en sus pequeñas dosis cotidianas y nos hace inmunes.
A los mismos que estuvieron bebiendo de las mieles del alperovichismo durante 11 años y ahora se disfrazan de opositores, les decimos que surgimos en Tucumán para hacer un periodismo independiente, para honrar a los que hicieron historia en el periodismo, como Mariano Moreno. Igual que como ocurrió con él, hará falta mucha agua para apagar tanto fuego.

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