Nicolás junto a su guía Juan Sirimaldi salen del agua tras competir

Es ciego, nada para competir en los Parapanamericanos de Lima y cursa Abogacía, Nicolás Ferreyra se ilusiona con viajar a Perú para representar a Argentina, ya dio la talla en los Juegos de Playa de Puerto Madryn.

No existe motivo alguno para bajar los brazos si el destino te trae al mundo con retinopatía del prematuro, enfermedad que lleva a un bebé a padecer ceguera. Al menos eso transmite Nicolás Ferreyra cuando se enfrenta al grabador, todavía con las revoluciones altas por haber nadado 2 kilómetros en aguas abiertas. Nació con cinco meses y tres semanas de gestación y sus retinas no se desarrollaron normalmente. Pero su actitud, por la entereza y soltura con la que habla, lo muestra desafiante contra ese obstáculo que le puso la vida.

Este tucumano de 20 años cruzó el país de Norte a Sur para competir en los Juegos de Playa Puerto Madryn 2019 y dio la talla pese a su inexperiencia. Apenas un entrenamiento el día anterior a la prueba le bastó para largarse en las aguas abiertas del Golfo Nuevo junto a otros nadadores adaptados. “Soy nadador de pileta y esta fue una experiencia importante para mí. Me sentí mucho más cómodo de lo que me imaginaba, estaba lindo el mar para nadar. Ayer estaba más complicado, casi no se podía nadar, ese era mi miedo, mi inseguridad”, confiesa.

Juan Sirimaldi es su guía. Espiritual y dentro del agua. “Es campeón en casi todo”, dice Nico haciendo referencia al triatlonista que, casi sin pensarlo, se decidió acompañarlo en esta aventura cuando se lo propuso. Se conocieron en el natatorio de Central Córdoba de Tucumán. El curioso Juan quiso interiorizarse sobre el deporte adaptado y se quedó a colaborar en la escuela, más que nada en la pileta. Con el apoyo de Yonatan Rivero (con discapacidad intelectual, nada con él en la escuela de natación adaptada Las Toninas) y la doctora de la delegación tucumana formaron un cuarteto que le hizo levantar el puño con el número 5 que lo identificó para celebrar el segundo puesto con una marca de 43′ 10”: “Tenía más temores que certezas y me fui con más certezas que temores”.

Ferreyra terminó segundo en la prueba de natación a aguas abiertas (adaptado) y sueña con competir en los Parapanamericanos de Lima 2019

Ferreyra terminó segundo en la prueba de natación a aguas abiertas (adaptado) y sueña con competir en los Parapanamericanos de Lima 2019

Existen muchas diferencias entre nadar en pileta y en agua abierta, según Nico: “La confianza plena de tu guía es clave. En el natatorio lo hacés solo, sos como un tenista. En este caso dependés casi totalmente de que el guía te lleve de manera correcta. Me costó un poco la sincronización pero fue rápido. Lo noto más divertido, tiene más adrenalina y hay más riesgo al error que en un natatorio, porque hay factores externos como el oleaje, el viento o la profundidad del agua que te cambian la carrera y hacen que sea más entretenida”. Y completó: “En aguas abiertas, para el ciego fomentás el competir en equipo, pensás que tenés a otro a la par tuya. Es distinta la sensación”.

La llegada de Ferreyra a la natación fue casi por casualidad y, al compartir su historia, no puede evitar lanzar una carcajada: “Siempre hice deportes en mi vida. Empecé a nadar en la colonia cuando tenía 7 años por iniciativa de mi vieja, Norma, que decía que era uno de los deportes más completos aunque ella no puede ni meter la cabeza abajo del agua. Ella fue la que me motivó”. El programa Entrenando por la Vida de la Secretaría de Deportes de Tucumán le abrió paso y él explotó sus cualidades.

Antes experimentó con el fútbol para ciegos, parapente y atletismo, disciplina con la que compitió por primera vez en los Juegos Evita. Más tarde le ofrecieron probarse en natación porque faltaban competidores, se entrenó y se entusiasmó: “Los resultados me fueron llevando a profesionalizarme un poco más. Digamos que a la casualidad la fui acompañando de resultados con entrenamiento y me terminé enamorando del deporte. Hoy no me imagino la vida sin entrenar natación“.

A los 13 años representó a Tucumán en los Juegos Evita (2012) y al año siguiente lo convocaron del seleccionado argentino de natación juvenil. Participó en los Parapanamericanos de Buenos Aires y pasó a entrenarse de manera más exigente hasta hoy. El sueño al que se acerca en cada braceada es el de participar en los Parapanamericanos de Lima en agosto de este año. Por esa meta trabajará de cara al 15 de marzo, cuando compita en Buenos Aires para obtener la marca que selle su pasaje a Perú.

La vida de Nicolás no se resume en una pileta o mar abierto. El estudio es algo que no negocia. Muy a menudo se saca las antiparras y se viste cambia de indumentaria para cursar el tercer año de Abogacía: “Tengo mi futuro forjado por ese lado, aunque nunca lejos del deporte. No sé si será competitivamente toda mi vida, pero siempre estaré entrenando”. En realidad, no quiere negociar ni una cosa ni la otra.

Nico, Yonatan, Juan y la médica de la delegación tucumana posan con el Golfo Nuevo de fondo

Nico, Yonatan, Juan y la médica de la delegación tucumana posan con el Golfo Nuevo de fondo

“Siempre me inculcaron en casa y todos los ámbitos deportivos en los que participé el tema de acompañar al deporte con la educación. A veces la carrera del deportista es corta o ingrata por alguna lesión. Acompañarlo con la educación fue algo que siempre me gustó mucho. Llevo la carrera de Derecho al día y puedo equilibrar todo”, piensa, ejecuta y dice este inspirador deportista.

Y resultan asombrosos y conmovedores los motivos que lo llevaron a esta carrera: “Siempre me gustó desde chico, más que nada por haber estado junto a mis viejos con abogados de acá para allá, haciendo respetar los derechos de las personas con discapacidad en las obras sociales y las pensiones. Me empezó a llamar la atención por eso; me metí con un poco de temor y me terminó gustando”. Sabe que aún le falta, aunque no descarta volcarse a la rama que defienda los derechos con gente que tenga alguna capacidad diferente. “Me gusta mucho el derecho público y la política también. Veremos qué se va dando con el tiempo, no le cierro la puerta a nada”, agregó.

Las sensaciones que le quedan a Nicolás luego de su viaje a Chubut son muy gratas. “Este tipo de actividades son importantísimas para que las provincias y el interior, que por ahí está tan olvidado y alejado, se pueda sentir parte. Estos Juegos no hace mucho que se realizan y van creciendo año a año, hacen ver que Argentina tiene mucho deporte y talento escondido. Es importante que el Estado siga apoyando al deporte y no se olvide que es una manera de hacer crecer al país también. Que los deportistas nos sintamos contenidos y con la posibilidad de seguir compitiendo con las comodidades que necesitamos y, a veces, faltan”, valoró.

Su última reflexión tiene que ver con la relevancia que el deporte tiene en su vida. Y su voz parece ser bandera de muchos atletas no videntes o de alguna otra rama de los adaptados: “El deporte influyó positivamente en todos los aspectos de mi vida. Me hizo mucho más disciplinado, me hizo conocer un montón de gente, lugares… Me dio cultura. El deporte tiene que estar muy ligado con la educación y la cultura. Me aportó mucho de eso a mi vida cotidiana, el entender que hay que saber ganar, saber perder, la lealtad y el respeto. Así lo concibo yo al deporte en todos los ámbitos en los que tengo la posibilidad de participar”.

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