Justiciero

La policía cree que, mientras intentaban detenerlo, alguien lo ubicó primero, lo asesinó y le cortó la cabeza. Estaba en un baldío.

A Luis Roberto Giménez (63) lo buscaban por todo Saladillo. Tenía un arma y había sido denunciado por violento: baleó a su ex pareja en un intento de femicidio.

Por eso las autoridades temían que pudiera lastimar a alguien más o incluso que volviera a atacar a la víctima. Pero la investigación dio un giro cuando lo encontraron muerto. Primero pensaron que se había suicidado, pero un macabro detalle descartó esa hipótesis.

A Giménez lo decapitaron y este miércoles un equipo de fuerzas especiales de a Bonaerense buscaba sin éxito su cabeza.

La trágica historia

Todo empezó este lunes en una casa sobre la calle Hipólito Yrigoyen al 3900, en Saladillo. María Rosa Abal (48) estaba con su hija, Marisa Moreno (30), cuando apareció Giménez, su ex.

El hombre estaba armado y las amenazó. Fue una más de las tantas veces en que lo hacía en los últimos dos meses y medio, pero también fue la peor.

Es que, desde que María Rosa había juntado fuerzas para separarse, Giménez se había puesto cada vez más violento. Ella le tenía miedo pero se animó a hacer la denuncia en la Comisaría de la Mujer. No se atrevió a pedir la perimetral porque le preocupaba que resultara peor. O que pasara lo que finalmente ocurrió.

A María Rosa no la mató por centímetros

Cuando apareció en la casa, Giménez empezó a los tiros. A María Rosa no la mató por centímetros: le disparó en la espalda, muy cerca de un pulmón. A su hija, Marisa, la hirió en la mano derecha. Las dos terminaron en el hospital.

Los vecinos llamaron al 911 y Giménez se escapó por la medianera del fondo. Estuvo desaparecido hasta este martes.

Fue a eso de las 18 que el dueño de un baldío llamó a la Policía. Había ido a cortar el pasto de su terreno y se había encontrado con un cuerpo.

Era Luis Giménez, confirmaron sus familiares por la ropa y rasgos de su cuerpo. Pero no estaba completo.

Las sospechas

A Giménez, se sospecha ahora, lo decapitaron y descartaron su cuerpo en ese terreno, a 850 metros de la casa de María Rosa.

La aparición del cuerpo decapitado hizo que en Saladillo se dijera de todo. Por ejemplo, que a su cabeza se la había llevado un perro o que se había suicidado y una alimaña se la había arrancado.

Fuentes de la investigación confirmaron a Clarín que Giménez había sido “decapitado”. Pero ese baldío no fue la escena del crimen. “No había una gota de sangre y, por la magnitud del caso, debería. Estamos investigando un homicidio, no hay posibilidad de que haya sido otra cosa. Los resultados preliminares de la autopsia no detectaron otras lesiones, excepto algunas defensivas, pero hasta no hallar la cabeza no podemos saber. Eso y la escena del crimen son el eje de la búsqueda”, detallaron.

El arma estaba tirada

El arma con el que el hombre había baleado a María Rosa y Marisa estaba tirada en el baldío de Bonifacio Alisal y Alejandro Armendariz, justo frente a una cancha de fútbol, a metros del cadáver.

“No es una zona rural, sí un poco alejada del centro. Pero al lado del terreno hay una vivienda, hay casas en la cuadra, no es inhóspito. No descartamos que la cabeza pueda estar en el mismo predio, pero como hay pastos crecidos y poca visibilidad, los peritos recomendaron que el rastreo se haga con perros para evitar que se contamine”, explicaron las mismas fuentes.

Luis Giménez era albañil y tuvo una relación de 14 años con María Rosa. Hacía menos de tres meses que ella lo había denunciado por maltrato pero la causa fue a un juzgado de familia y no se abrió una investigación penal. La mujer tiene una hija y dos hijos varones, todos de un matrimonio anterior. Las dos mujeres baleadas fueron dadas de alta pero continúan con curaciones y tratamiento médico.

El ataque a las dos mujeres y el crimen de Giménez son investigados por la Fiscalía n° 1 de Saladillo, a cargo de Patricia Hortel.

fuente. clarín

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