Mama Antula ya es la primera santa argentina. En una ceremonia de canonización a la que participó también el presidente argentino, Javier Milei, luego de un proceso que duró más de 100 años, en un evento histórico fue Francisco, un papa también argentino quien, leyendo una fórmula en latín, a las 9.45 exactas de la mañana, elevó al máximo honor de los altares a la “beatam Mariam Antoniam a Santo Ioseph de Paz y Figueroa”.

La ceremonia comenzó con cantos litúrgicos por parte del coro, mientras el retrato oficial de Mama Antula permanece colgado frente al altar central de la Basílica. La imagen utilizada en la misa de canonización es una representación de la copia del cuadro pintado por José de Salas, quien nació en Madrid en 1735 y murió en Buenos Aires en 1809. La obra fue hecha luego de la muerte de la santa en marzo de 1799, ya que la laica jesuita jamás permitió, en vida, que la retrataran. Luego, el cardenal italiano Marcello Semeraro, encargado del Dicasterio para las Causas de los Santos, presentó la biografía vaticana oficial de la nueva santa junto a Silvia Correale, quien postuló a Mama Antula.

Durante la ceremonia, en la que Milei estuvo en primera fila, a la derecha del Pontífice, que vestía paramentos blancos, los servicios litúrgicos fueron representativos de la familia Antulana. La primera lectura la hizo Fernanda González, laica consagrada de la Arquidiócesis de Buenos Aires, responsable de la Santa Casa, en español. La segunda, en italiano, por una hermana de las pobres bonaerenses, porque su fundadora Camila Rolón estuvo en la Santa Casa en Buenos Aires.

Para llegar a la canonización, la Iglesia Católica comprobó dos milagros realizados por intercesión de María Antonia de San José de Paz y Figueroa. El primero de ellos se produjo en 1904, cuando una de las hermanas Hijas del Divino Salvador, Rosa Vanina, fue curada de una colecistitis aguda con shock séptico -enfermedad potencialmente mortal aún hoy- sin que la ciencia pudiera explicarlo cuando las beatas rezaron por su restablecimiento con reliquias de la santa.

El 2 de julio de 2010 el Dicasterio de las Causas de los Santos, a través de la autorización del papa Benedicto XVI, reconoció “las virtudes cristianas en grado heroico” de María Antonia de Paz y Figueroa, paso necesario para la beatificación. Y el 4 de marzo de 2016, el Papa Francisco hizo lo propio para reconocer el milagro de la sanación de Vanina Rosa por intercesión de Mama Antula y declararla Beata.

El segundo de los milagros se trató de la curación de Claudio Perusini, un santafesino que había sido alumno de Jorge Bergoglio y en 2017 sufrió un accidente cerebrovascular que lo dejó en estado vegetativo. Los estudios señalaron que le produjo un ictus isquémico con infarto hemorrágico, coma profundo y shock séptico con fallo multiorgánico. Una tomografía indicó, además, un infarto extenso del tronco encefálico.

ara los médicos, no había cura posible: o quedaba así por meses, e incluso años, o moría en el corto plazo. Hasta que un amigo suyo, jesuita, llevó una estampita de Mama Antula al hospital Cullen, donde se encontraba, y le rezó pidiendo un milagro. Y se produjo: el cuadro de Perusini se revirtió totalmente.

El 24 de octubre de 2024, el Dicasterio de las Causas de los Santos, con la autorización del Sumo Pontífice, decretó: “Durante la audiencia concedida el martes por la tarde a su eminencia reverendísima el Sr. Cardenal Marcello Semeraro, prefecto del dicasterio de las causas de los santos, el Sumo Pontífice ha autorizado al mismo dicasterio a promulgar el decreto relativo al milagro atribuido a la intercesión de la beata María Antonia de San José (Antonia de Paz y Figueroa), conocida como Mama Antula, fundadora de la Casa de Ejercicios Espirituales de Buenos Aires; nacida en 1730 en Silipica, en Santiago del Estero, fallecida el 7 de marzo de 1799 en Buenos Aires”.

Hoy, la laica jesuita que recorrió 4.000 kilómetros descalza en el siglo XVIII para llevar las enseñanzas de San Ignacio de Loyola, el fundador de la Compañía de Jesús -aún cuando la orden había sido prohibida por el rey Carlos III de España- tendrá su merecida recompensa.

Fuente: Los Primeros

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