“Escritores contra la pandemia”: un aplauso para los corazones de tiza

El escritor salteño radicado en Tucumán, Silvano Frutos, hace un nuevo aporte para sostener a aquellos que sufren el encierro obligatorio por la pandemia. Esta vez, los destinatarios de su exquisita poesía son los docentes, que tienen que sostener virtualmente a sus alumnos.

“Aplausos en huelga”

Detrás de los muros
de alambres de púas
suenan los sordos ruidos
suenan las cacerolas
los aplausos y los insultos
nadie aplaude a los anónimos
nadie aplaude a los corazones
de tiza
pusieron en cuarentena las palmas
hicieron huelga
de manos batiendo pero
vivan a los uniformes y al hierro
y nadie a las Palomas Blancas
de paz y luz en sus batallas
contra la ignorancia
lloran a los pobres ricos
lloran hasta a algún milico
con plancito desde el anotado
-gordo y de agilidad dactilar-
pero nadie llora
ni viva ni aplaude ni recuerda
las palomas blancas de paz
que son letales
para la ignorancia
con misiones a tierras lejanas
con zapatos gastados
papeles llenos de futuros
con papeles que son Patria
y también son Matria
Nadie recuerda a los corazones
de tiza y pizarrón
a las palomas blancas
luchando contra la ignorancia
llevando mendrugos
de letras y amores en sus bolsillos
para chuschentos hambrientos
-invisibles a las crónicas-
de letras de pan
en medio de la nada
Aplausos infinitos
para las palomas blancas
que no saben de fronteras
para llevar el conocimiento
por toda la Matria Grande

Silvano Frutos  

Datos del autor en primera persona

Nací lamentablemente en el 66 (una de tantas épocas tristes con Onganía) en El Dique Itiyuro, Salta. Asistí a una escuela binacional Argentino-Boliviana en primaria. Hice el secundario en el Colegio Nacional y luego estudié Fisica, Trabajé como programador de sistemas, colaboré con el Obs. Ampimpa y finalmente hice la Ing. en Electrónica. Trabajé como ingeniero en la industria azucarera tanto en Tucumán, Salta, Jujuy y en el Paraguay. Siempre escribí desde que aprendí a hacerlo (muy pequeño)  y tomo material de los viajes por trabajo, de los trabajadores que cuentan sus historias y cuitas. Me publicaron en Bolivia y Ecuador poesías y cuentos cortos desde 2013.

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