-¡¡¡Eduard querido!!! ¿Qué hace con todas esas cajas de medicamentos? ¿Acaso está por poner una farmacia acá en el bar?
-No, mi estimado, simplemente son medicamentos necesarios en estos locos tiempos políticos.
-Permítame… Tranquilizantes, pastillas para dormir, ansiolíticos… ¿Nunca una aspirina, Eduard?
-Como le dije, son medicamentos que les quiero proporcionar a los políticos.
-Por ejemplo, ¿a quién le venderá esas pastillas para dormir?
-Esas se las estoy reservando para Germán.
-¿No puede reposar tranquilo el intendente de San Miguel de Tucumán?
-¿Qué le parece a usted?
-¿Por qué debería perder el sueño? Falta mucho para octubre y quizás pueda revertir en Capital la performance de las PASO.
-No se crea.
-¿Por qué?
-Primero, porque las PASO siempre marcan tendencias que se sostienen y profundizan…
-¿Y segundo?
-Los muchachos peronistas de la Capital no quieren empujar un carro en el que el único que podría salvarse es Cano.
-¿En serio?
-Sipi.
-¿Y la lealtad peronista?
-Llega hasta la puerta del cementerio.
-Bueno, ¿Y esas pastillas para los nervios?
-Esas son para Cano.
-Es de suponer que esté nervioso. Se está jugando los fueros para el Plan CoreANO…
-Menos mal que esta vez lo dijo usted, para que la gente no diga que yo soy el malo.
-No se mande la parte, Eduard, que la gente ya sabe qué puede esperar de usted.
-OK.
-Aguarde, le faltó decirme para quién son los medicamentos que combaten la ansiedad.
-Son para Silvita, que ya se imagina con el bastón de mando…
-¿De la Gobernación?
-No, vamos por parte. Me refiero a Cambiemos.
-Ja, ja, ja, usted sí que se vino afilado hoy.
-Es que estoy lleno de energía con los tostados que me acabo de comer.
-No me diga que los puso a mi cuenta…
-Sipi. ¡¡¡Ya lo jodí de nuevo!!!