El está de vuelta. Definitivamente de vuelta. Con la fuerza desvastadora que ejerce desde su saque, con la descomunal carga de potencia que le imprime a ese drive, con un revés al que, de a poco, también se le va animando. Pero, sobre todo, Juan Martín Del Potro está de vuelta desde esas lágrimas con las que se despide de la cancha central del Parque Olímpico y que ahora son pura emoción, descarga de adrenalina contenida, felicidad plena que tenía guardada desde hacía muchísimo tiempo.
Está de vuelta Juan Martín Del Potro para que Argentina recupere también a uno de sus grandes deportistas. Porque acá no se trata sólo de los Juegos Olímpicos y de la posibilidad todavía muy lejana de repetir una medalla. Acá se habla del regreso de alguien que es un “primera clase” en serio.
Está de vuelta Juan Martín Del Potro, que no sólo eliminó ayer al serbio Novak Djokovic, número 1 del mundo, en su debut como singlista de Río de Janeiro 2016. Está de vuelta Juan Martín Del Potro porque con su victoria por 7-6 (7-4) y 7-6 (7-2) logró el triunfo que jamás imaginó cuando estaba en la cama del quirófano de un hospital estadounidense a punto de ser operado por tercera vez de su muñeca izquierda. Si hasta pensó que jamás volvería a empuñar una raqueta…
Es una obligación hablar de las virtudes tenísticas que Del Potro ofreció ayer para superar a Djokovic. Lo hizo con su combo favorito de saque y drive y con un revés con slice que, cruzado, mantuvo siempre a distancia al mejor golpe del mejor jugador del mundo. Pero además el tandilense estvo firme con su servicio durante todo el partido. Un dato estadístico lo avala: jamás le dio a Djokovic la chance de quebrarlo. El, al contrario, dispuso de siete situaciones y sólo un jugador de la calidad del perdedor se las fue ganando una a una. Después, lo dicho: es difícil bancar a un jugador de la potencia de Del Potro. Sus 41 winners hablan de esa otra virtud.
Pero además el campeón de Flushing Meadows 2009 fue efectvo en ambos tie breaks. Y en el segundo, especialmente, dio un concierto de tenis. Que empezó con un ace, siguió con dos passings de drive paralelos y terminó con un “mazazo” con su derecha. Que haya finalizado su obra con otro drive que pegó en la faja y descolocó al campeón de Australia y Roland Garros y que además venía de consagrarse en el Masters 1000 de Toronto, fue una picardía. Porque no merecía Del Potro no poder celebrar a lo grande la cuarta victoria de su carrera ante quien no podía superar desde Indian Wells en 2013.

Fuente: Clarín

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