“Sala de espera”: En la pluma de Susana Noé todo puede transformarse en poesía

Por Manuel Rivas* de Diario Cuarto Poder / “Sala de espera”. La poeta Susana Noé nos demuestra que la poesía no tiene fronteras, y se aplica tanto al dolor, a una sala de espera, al amor, al dolor de la dictadura, a los recuerdos de infancia, en una variedad que se expande.

Encasillar a la poesía a temáticas específicas siempre ha sido un error, porque ella surge en donde se generan emociones y sentimientos, para darle forma de verso y conmover al lector de manera impactante.

La demostración clara de ello, lo da el libro “Sala de espera”, de Susana Noé, que integra la Colección Editorial Aconquija en Poesía y que se hizo realidad en una selección de obras de la convocatoria del Ente de Cultura de Tucumán.

¿Se puede poetizar sobre una sala de espera? La autora lo hace con gran maestría en el poema “Sala de espera I”: “(…) Ni una mirilla, ningún color. / No hay adornos, cuadros o alguna flor. / Afuera, / llueve y se renueva / la tristeza (…)”

Hace lo propio en “Sala de espera II” y en “RMX”, en donde traduce a lenguaje poético las sensaciones que le produce el condicionamiento de la espera o la realización de una resonancia, en el segundo caso.

Pero los dolores, los miedos, los recuerdos también se derraman en situaciones en las que la identificación de los lectores también es concreta, como en los recuerdos de la niñez, los dolores corporales y hasta del alma, que logra reflejar.

Cómo no identificarse con el poema “Cuarentena”, por ejemplo, cuando dice: “Somos muchos. / Callados. / Inmóviles. / El pesar y la angustia / nos abrazan. / Un antiguo reloj / anuncia / el final del tiempo / ancestral / de la espera”.

Como ser trascendente, la voz poética de Susana Noé homenajea al poeta Jacobo Regen o a los artistas plásticos Van Gogh y Kandinsky o al pianista tucumano Miguel Ángel Estrella en “Acróstico sobre Jacobo Regen”, “Pinceladas” o “El piano”.

El recuerdo y homenaje a su hermano desaparecido, Víctor J. Noé, los poemas para sus hijas, Julieta, Ana y Vanesa; sus recuerdos de infancia y su poesía con pinceladas a veces alegres, a veces melancólicas, nos dan la talla de su humanidad poética.

Sobre la versatilidad de los poemas, nos dan una idea las breves composiciones de la serie “Brevísimas” y poemas que atraviesan sus dolores, que la mantienen de pie ante el propio mundo que devela, como en el poema final, “Intento”.

En síntesis, un gran libro, ineludible para aquellos que disfrutan del goce y las sensaciones que despierta una poesía con mayúsculas. A disfrutarlo.

*Director Diario Cuarto Poder, profesor de Letras e Historia, periodista y escritor.

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